La Fundación Humanitaria para Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), recién creada por Estados Unidos, comenzó en las últimas horas a repartir alimentos en dos puntos del sur de ese territorio palestino, en Rafah, donde se agolpó una multitud de personas desesperadas por la falta de comida.

Un video publicado por The Times of Israel muestra a la gente corriendo, eludiendo vallas, tratando de llegar a tiempo al reparto. “Hemos visto un video de uno de los puntos de distribución establecidos por la GHF. Francamente, estos videos, estas imágenes son desgarradoras, por no decir otra cosa”, dijo en conferencia de prensa el portavoz de la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Stéphane Dujarric.

El vocero reiteró que la ONU no está involucrada en este plan de asistencia a la población de la Franja de Gaza, al que se opuso desde el principio. “Para nosotros, la ayuda humanitaria debe distribuirse de un modo que sea seguro bajo los principios de independencia e imparcialidad, en la forma en la que siempre lo hemos hecho”, dijo Dujarric.

Sobre el acuerdo entre Israel y Estados Unidos para llevar adelante esta entrega de alimentos, manifestó: “Vimos el plan que tenían, lo que publicaron y lo que nos presentaron, y no se ha hecho con los parámetros que cumplen con nuestros principios y que se aplican desde Gaza hasta Sudán o Birmania”.

Una de las críticas que recibe este plan es que se reparten alimentos en zonas en las que ni siquiera se declaró un cese del fuego, lo que obliga a los civiles a desplazarse y adentrarse en un lugar donde corren riesgos.

Según informaron las agencias Europa Press y Efe, la gente se agolpó en forma caótica en las zonas de distribución, después de más de 11 semanas en las que Israel bloqueó el ingreso de ayuda humanitaria.

El ejército de Israel “lanzó disparos de advertencia” para dispersar a la multitud que se agolpaba. La fundación comunicó: “En un momento de la tarde, el volumen de gente en el punto de distribución era tal que el equipo de la GHF tuvo que retirarse para permitir a un pequeño número de gazatíes tomar la ayuda con seguridad y disiparse”. Informó que repartió 8.000 cajas, que en total contienen unas 462.000 comidas.

La fundación acusó a Hamas de dificultar la entrega, aunque no especificó de qué manera lo hizo, y el gobierno de la Franja de Gaza, que pertenece a ese movimiento islamista palestino, respondió que las acusaciones son una “invención total”.

La GHF es una fundación creada por Estados Unidos, con sede en Suiza, y entre sus integrantes figuran empresas privadas de seguridad, exmilitares estadounidenses y agentes humanitarios. Está a cargo de entregar los insumos bajo la vigilancia del ejército israelí. Se desconoce quién financia .a GHF. Su director era Jake Wood, un exmilitar estadounidense que creó una empresa, Team Rubicon, que trabaja como un auxilio privado en situaciones de desastre.

Sin embargo, Wood renunció el domingo a la GHF. Según The Washington Post, lo reemplazó de forma interina John Acree, que fue funcionario de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional antes de integrarse a esta fundación.

En otras zonas de la Franja de Gaza, el ejército israelí dio nuevas órdenes de “desplazamientos masivos y forzosos” que están teniendo “consecuencias devastadoras”, denunció la organización Médicos sin Fronteras (MSF).

Señaló que estos desplazamientos son parte de una “campaña de limpieza étnica” en la cual los civiles son agolpados en espacios “cada vez más reducidos” y atrapados “en un ciclo interminable de sufrimiento”.

La organización manifestó que las órdenes de desplazarse “son impredecibles y se dan con plazos ridículamente cortos”. Agregó que “obligar a la gente a huir repetidamente, a menudo en mitad de la noche, sin tener adónde ir y arriesgando sus vidas, no sólo tiene un impacto físico, sino que también causa un enorme desgaste psicológico”.

A veces, el ataque llega antes que la orden de evacuar, señaló. El martes, MSF atendió a 17 personas que sufrieron el impacto de un ataque cerca de una de sus clínicas, “justo en la zona a la que se supone que debe desplazarse la población”.

Un día antes, el lunes, Itamar Ben Gvir, el ministro de Seguridad de Israel, se mostró rodeado de ultranacionalistas israelíes que celebraban el aniversario de la ocupación de la Ciudad Vieja de Jerusalén (un lugar sagrado para musulmanes, judíos y católicos).

Esa anexión no es reconocida por el derecho internacional y es un punto álgido de disputa en la solución de dos estados. Ben Gvir cuestionó allí el ingreso de ayuda humanitaria y afirmó: “Lo único que necesitan nuestros enemigos es una bala en la cabeza”. A su alrededor, de acuerdo con The Times of Israel, una multitud de extremistas cantaba “muerte a los árabes”.