El concurso oficial de Carnaval del Teatro de Verano tuvo su primera jornada a capacidad colmada el jueves. ¿La causa? La presentación de Agarrate Catalina, la murga con mayor convocatoria del medio. Las entradas se habían agotado en unas pocas horas casi un mes antes, el 17 de enero, cuando se pusieron a la venta las localidades para todas las etapas de la primera rueda del concurso.

El peso de la Catalina se apoya en su campaña de 2005, cuando con sus cuplés Los jóvenes blancos, Pepe Mujica y El sueño americano comenzó a convertirse en un fenómeno único en el Carnaval, registrado incluso en un libro propio que cuenta su historia (giras por Europa y por la región, discos, DVD) y la producción de todo el merchandising imaginable.

Es claro que el grupo trasciende su calidad de murga y su nombre ya es una marca. Algunos de sus miles de seguidores se tatúan el logo de la murga, otros hacen banderas, los esperan en el club para sacarse fotos y obtener autógrafos, y los siguen a cada tablado como si fuera un equipo de fútbol o una banda de rock. Por otro lado, la masificación también los hace un blanco fácil al que otro sector del público de Carnaval apunta sus dardos.

Apología del fracaso

Yamandú Cardozo, director responsable y letrista de la murga, invitó a la diaria a acompañar al grupo en uno de sus recorridos clásicos de febrero. Fue así que en el particular ómnibus rojo y visiblemente personalizado con el distintivo de la murga contó cómo transitan por estas dualidades. “Antes no había tanto furor por el género murga como hay ahora, siempre fue muy popular pero no a este nivel. Con la Catalina se amplifica mucho porque hemos logrado una cuestión de masividad y notoriedad que es muy grande. Sabemos que una de las contraindicaciones de la masividad es recibir comentarios mala leche, palos en la rueda”, indicó.

De sus palabras se desprende la idea de que, a pesar de que todas las murgas tienen sus hinchas y sus contrarios, todos los movimientos de la Catalina van a ser juzgados con otra vara. Por ejemplo, en época de ensayos la murga no dejaba ingresar al público durante las primeras jornadas, y ese trabajo a puertas cerradas se le reprochó. Luego los ensayos fueron abiertos y se mudaron al Anfiteatro de la Torre de Antel, ya que se calculaba la concurrencia de por lo menos 2.000 personas. Tampoco fue bien vista la decisión, sobre todo por contar con la compañía de telecomunicaciones estatal como patrocinador y a pesar de que la mayoría de los conjuntos que salen en Carnaval están auspiciados por la empresa. “Cualquier cosa que pase con la Catalina se va a magnificar con respecto a las otras murgas, lo bueno y lo malo”, opina Cardozo. “Cansa tener que estar explicando cosas permanentemente, pero no tenemos escapatoria”.

Y agrega: “Lo que pienso es que tenemos la reacción adolescente de arrancar los pósters cuando una banda es masiva y decir ‘a mí me gustaban antes, cuando no los seguía nadie, cuando se morían de hambre, ahí eran buenos artistas; ahora que les va bien y que algunos pueden vivir de esto son una porquería’. Es como una apología del fracaso, cuando algo ya no es bueno porque tiene éxito, y no creo que sea siempre así”, consideró el director.

Lactancia y autorreferencia

Estos pros y contras que vive la murga a diario se integraron al espectáculo de este año. En Gente común la murga habla de sí misma, de cosas que vivieron sus integrantes y de lo que se dice de ellos, con fines humorísticos. “Hablamos desde el lugar que refiere al murguista, todos los artistas son tipos comunes pero al murguista la gente le exige que sea un tipo común que canta”, dijo.

También buscan satirizar lo que el público comenta sobre ellos, poniéndose en el lugar del posible espectador de un tablado, e interpretando su pensamiento. Utilizan ese mecanismo como “excusa para decir algunas cosas” y jugar con quién es el que emite el mensaje: “Estamos diciendo esas cosas pero es el pensamiento de otro tipo”, explica Cardozo.

Por medio de este recurso, bastante utilizado en la ficción, se ponen en la posición de alguien que no aprecia a la murga: “Con cara de aburrido un escribano / Se está durmiendo porque odia a los murguistas / Hoy sólo vino por traer a sus dos chicos / Y acompañar a su mujer que es frenteamplista”, para luego rematar: “Él le contesta que no sabe pa’qué vino / porque a esta murga la financia el Presidente”. En el espectáculo Rafael Cotelo es el encargado de comentar el hecho y comienza por decir que el profesional tiene razón y propone a la murga que canten lo que piensa el escribano sobre el Pepe. De esta forma se dirigen a sí mismos como “murga mamadera del Pepe” y hacen referencia también al jingle que hicieron para su campaña presidencial.

“Jugamos con el concepto que tiene la gente de la Catalina porque está bueno reírse de uno, la caricatura que promovemos es como una caricatura frente al espejo”, explica Cardozo, “decimos que somos la murga oficialista y alcahueta del Pepe porque es una cosa que la gente piensa, y siento que se disfruta porque se sabe la vinculación que hemos tenido con el Pepe. Vinculación porque él nos ha ido a ver y ha hecho cosas con la murga”, aclaró.

A través de este personaje surgen otros versos como: “Viste, viejo choto, viejo cascarudo / Que no era tan fácil desatar el nudo / […] / Ojo porque salta lo de Nin Novoa o te hacen una moña y sueltan a Bengoa / Te dejaron solo, viejo papanatas, ahora meten todos la mano en la lata / Sos un gil de goma te tienen de cande, sin contar lo de Gonzalito Fernández”. Luego hacen un recuento de los gremios que hicieron paro el año pasado y finalizan el cuplé con la frase: “Te dejaron solo y hasta se dio vuelta la Catalina”.

Hinchada fiel

Más allá de la calidad del espectáculo, cada paso de la murga es ovacionado y coreado por la tribuna. Cardozo cree que “lo peligroso es generar un público de talibanes incondicionales”, y para ello buscan no “achancharse”. “Lo que depende de nosotros lo cuidamos con absoluta honestidad, y lo que queremos decir lo decimos más allá de que te siga una multitud”, dijo.

Pero los incondicionales aplauden religiosamente cada intervención del Zurdo Bessio y los remates de cada cuplé, sobre todo el del bloque que denominan “Violencia”, que, por provocar cierta controversia debido al vocabulario que utiliza y al mensaje que se quiere dar, su público aplaude de pie al final a modo de respaldo.

Igualmente, la Catalina no se descansa y si bien el estilo de Gente común sigue la línea de sus espectáculos anteriores, se destacan la utilización de música inédita durante todo el espectáculo -compuesta por Tabaré Cardozo- y la estética teatral en la que prevalecen la iluminación (incluso los gorros de los bateristas tienen luz) y el movimiento escénico. Justamente, cuenta entre sus técnicos con dos figuras del teatro: la vestuarista Mercedes Lalanne y el director Alberto Coco Rivero. Para mayo tienen planificada una gira por México y Cuba: el fenómeno se sigue expandiendo.