Se presentó una propuesta de proyecto de ley a considerar en nuestro Parlamento sobre modificaciones a la actual Ley de Descentralización. ¿Por qué la importancia de este proyecto en este momento?

La política es una noble función cuyo sentido es transformar para bien la vida de los y las ciudadanos/as y dignificar y revalorizar la democracia y sus instituciones, y de esto último estamos hablando.

Estos tiempos de avance del conocimiento y la información, de amplio dominio de herramientas tecnológicas, son también tiempos que registran la mayor concentración de riqueza de la historia de la humanidad. Hoy 1.300 millones de personas pasan hambre y las desigualdades son obscenas. En el primer mundo, mantener una vaca sale cuatro dólares por día; mantener a un niño del tercer mundo, un dólar.

Vivimos tiempos en los que algunos/as persiguen el fin de las ideas, el reino del más fuerte, la rapidez y el consumo, el mundo de contribuyentes y consumidores, el ser humano como cosa-objeto. Tiempos en los que la libertad se usa para oprimir y en los que el imperio son las armas, los medios y los capitales. Pese a todos los males, la mayoría de la especie humana insiste en buscar las formas y las maneras de superar las diferencias para simplemente vivir con dignidad como seres humanos plenos de derechos, de deberes y oportunidades.

En ese camino, de buscar otras formas de gobernar, de cómo enfrentar el mundo grande y globalizado, en la década de 1980 en América surgió el concepto de descentralización como una manera de constituir gobiernos, actividades y territorios más pequeños, más cerca de la gente. La descentralización es una herramienta preciosa, singular, diferente y nueva. Participación ciudadana, transferencia y delegación de poder en las decisiones, complemento a la democracia y mejora de la gestión de los gobiernos. Frente al ser humano como “cosa”, el ser humano como un sujeto en sí mismo y parte de un colectivo transformador.

En Montevideo, desde la década de 1990 se comienza a recorrer ese camino que culmina con la aparición de los municipios. El municipio como lugar de derechos, identidad y pertenencia. Como un modelo de gobierno innovador, diferente y recién nacido. Como resignificación de lo público que refuerza la colaboración, confianza y cultura cívica. El municipio es una verdadera reforma del Estado que se está llevando adelante; tiene sólo algunos años de vida y un venturoso futuro.

En estos años, la instalación de municipios a nivel nacional potenció y dio al quehacer político una nueva y singular dimensión. La descentralización y participación ciudadana fue, es y será una seña de identidad de las ideas progresistas que integran la cultura y tiene instaladas diversas herramientas institucionales para llevarlas adelante.

Hoy se pone a consideración un proyecto de ley remitido por el Poder Ejecutivo. Por fin se vuelve a sacudir el tablero en este tema. El Frente Amplio tiene que tomar posición frente a las propuestas remitidas.

En una lectura comparativa con la ley actual, se aportan ideas que mejoran y en mucho lo alcanzado hasta el momento. Por ejemplo, se dispone la universalización e instalación de municipios en todo el país y todas las localidades con más de 1.000 habitantes; se reconoce que a poblaciones diferentes en número se deben corresponder integraciones y representantes diferentes; se obliga a que cada municipio tenga un Plan de Desarrollo Municipal a partir de las iniciativas de la población involucrada; se establecen condiciones para el manejo de los dineros públicos; se abre la posibilidad de retribuir de alguna manera la función de concejales y concejalas; y más.

Pero lo más importante es que la siesta que en ocasiones conlleva el ejercicio de gobierno se vea sacudida por un nuevo empujón que mueva el tránsito remolón en materia de profundizar y revolucionar la descentralización con gobiernos de cercanía, gestionando e involucrando a la sociedad civil en los cambios que profundicen, acentúen y reperfilen la democracia, sacándola de la votación de un domingo cada cinco años para vivirla todos los días.

Así, desde cada aldea podemos construir una alternativa profunda y transformadora para que ejercer el gobierno sea tarea de muchos y no solamente de algunos y algunas. Sin órdenes ni desde arriba. Entre todas y todos, de forma horizontal, en colectivo y con una mirada del siglo XXI.

Por fin, ideas para seguir caminando de ojos abiertos y con la esperanza intacta.

Gastón Silva es alcalde del Municipio G.