Un editorial de The New York Times sobre los incentivos fiscales que beneficiaron a General Motors1 nos permite un ida y vuelta entre esta opinión y el “estímulo” a UPM con nuestros recursos, porque agrega otro argumento (cuánto nos cuesta cada empleo) para interrogarnos sobre los beneficios de tal compromiso. Veamos primero el editorial y sus propias conclusiones. El periódico informa que desde 2015 en Estados Unidos aumentaron notoriamente los incentivos nacionales y estatales a las empresas con el fin de que se instalen en sus territorios. Nevada puso 1.000 millones de dólares para Tesla, Amazon recibe 6.000 millones de dólares, y Milwaukee (Wisconsin) aporta unos 3.000 millones de dólares a Foxconn.
No todos están de acuerdo, ya que en relación con Amazon, J van Bramer y M Gianaris, consejero y senador por Nueva York, respectivamente, señalaron a Reuters que “es inimaginable” aportar sumas como esa, ya que “nuestros subterráneos se están derrumbando, faltan lugares en las escuelas para nuestros niños, y demasiados de nuestros vecinos carecen de asistencia sanitaria adecuada”.
Foxconn, proveedora de componentes para Apple, planea generar 13.000 empleos. En relación con este caso, el juicio del Consejo Editorial de The New York Times es contundente: “El acuerdo de incentivos alcanza unos sorprendentes 230.000 dólares por puesto de trabajo, lo cual no constituye un retorno razonable para la inversión”.
El caso de Uruguay
Pese a todos los intentos del gobierno por minimizar el aporte de los uruguayos a UPM2 (que invierte 2.320 millones de dólares), al sumar las diferentes obras exigidas por la transnacional y la obligación de comprarle la energía eléctrica que produzca (que no necesitamos), se alcanza una cifra de 3.487 millones de dólares, es decir: nosotros aportamos 60% del capital del proyecto y la empresa 40%. Pese a ello, nuestra participación en sus fabulosas ganancias (por las que no paga impuestos) es cero.
Se intenta justificar nuestro aporte pues llevaría a un crecimiento del Producto Interno Bruto (dólares de exportaciones que ni pasan por el país) y el aumento en el empleo (sobre el que volveremos).
The New York Times informa que en Milwaukee el grueso de los “estímulos” son las exenciones fiscales (“renuncia” o “gasto tributario”, le dicen aquí). Si nos guiamos por el periódico: ¿a cuánto ascienden en Uruguay? Nuestras estimaciones (que venimos publicando desde 2007,2 nunca desmentidas) indican, de acuerdo a los precios actuales de la celulosa, que Montes del Plata y UPM1 ganan 1.000 millones de dólares anuales; la nueva planta estaría ganando al menos una cifra similar. En 20 años, sólo por pago del impuesto a las ganancias empresariales (IRAE) y, siendo muy conservadores, los “estimulamos” ahorrándoles 3.000 millones de dólares.
Sumando ambos valores arribamos a una cifra de estímulos de 6.500 millones de dólares (unos 3.500 millones por inversiones en infraestructura y 3.000 por exención del IRAE).
¿Se justifica tamaño subsidio a una empresa transnacional que ganará fortunas, se las lleva y ni siquiera paga impuestos? Compartimos el criterio y el juicio manifestado por las autoridades de Nueva York antes citadas.
El empleo
Sin citar ningún estudio oficial o privado, el gobierno reitera que la nueva planta generará 8.000 empleos. En el contrato ROU-UPM se afirma que se generarán 4.000 empleos. Una cláusula posterior relativiza o niega dicho dato. Nuestras estimaciones son que se crearían unos 500 empleos nuevos.
Para continuar con la metodología de The New York Times, calculemos cuánto paga Uruguay cada uno de estos empleos:
En referencia a Foxconn y la ciudad de Milwaukee, pensemos que si para The New York Times 230.000 dólares por cada empleo es “sorprendente” y “no parece razonable”, ¿qué le parecerían los 13.000.000 de dólares (unas 57 veces más) que Uruguay paga por cada empleo?
Nótese además la muy superior transparencia de la información económica y contable disponible públicamente en Estados Unidos frente a la opacidad, falta de veracidad y el muro de silencio del gobierno uruguayo.
Estos estímulos en Estados Unidos se dan en un escenario radicalmente diferente del uruguayo. Allá las empresas estaban en condiciones de elegir el lugar (incluso el país) donde ubicarse, ya que nada los afincaba a determinado sitio. UPM no tenía esta libertad; estaba en malas condiciones para “negociar” ya que, según lo que ella misma y el gobierno manifestaban, los árboles ya estaban plantados. Exportar ocho millones de toneladas de troncos era difícilmente rentable; “no tenían otra” que poner una planta de celulosa. Los ¿insólitos/escandalosos/faraónicos? recursos (nuestro dinero) que les regalamos muestran que esto se ignoró.
En verdad, al menos 3.500 de estos 6.500 millones de dólares irán a engrosar la deuda pública uruguaya.
Bienvenidos los datos y juicios del Consejo Editorial de The New York Times sobre Foxconn por aportarnos que en Nueva York algunos políticos privilegian necesidades populares y consideran “sorprendente” y “no razonable” los elevados montos destinados a generar cada empleo. Por su parte, el gobierno uruguayo destina descabellados recursos a ese propósito, tal como analizamos en varios artículos publicados.
Existen alternativas mucho mejores, como la construcción de viviendas (necesidad social), que generaría muchos más empleos directos e indirectos, así como el fomento de empresas nacionales. Por donde se lo mire, entonces, “estimular” a UPM con nuestro dinero y a un nivel sin parangón en la historia de Uruguay no tiene ninguna justificación.
Gustavo Melazzi es doctor en Economía y docente; William Yohai es militante social, médico y productor agropecuario.
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The New York Times, 7 de diciembre de 2018: www.nytimes.com/2018/12/07/opinion/gm-amazon-honeywell-tax-incentives.html. ↩
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Véase: “¿Cuánto ganará Botnia?” en Brecha (2/11/2007) y varios artículos más en la propia Brecha y Voces. ↩