De acuerdo con el escrutinio primario, los votantes por la fórmula Martínez-Villar el domingo 24 fueron 1.139.353. Si a esa cifra le agregamos la cantidad estimada de votos que aparecerán entre los observados a ser escrutados en estos días, concluiremos que la fórmula del Frente Amplio (FA) obtendría finalmente unos 1.155.000 votos. Esa cantidad significa 206.000 votos más que los alcanzados en la primera vuelta.

La merma en la votación del FA en octubre fue de unos 185.000 votos respecto de los obtenidos en octubre de 2014, que habían sido 1.134.000. Es posible estimar la dirección de la fuga de esos votos teniendo en cuenta la encuesta realizada por Cifra durante el día de la votación de la primera vuelta. De acuerdo con ella, 10% de los que votaron al Partido Nacional (PN), 14% de los que lo hicieron por el Partido Colorado (PC) y 24% de los votantes de Cabildo Abierto (CA) respondieron que habían votado al FA en 2014. Si uno traslada esos porcentajes a cifras tiene que, redondeando, 70.000 ex frentistas votaron a Luis Lacalle Pou, 42.000 a Ernesto Talvi y 65.000 a Guido Manini Ríos. En total unos 177.000 votos, que explican casi toda la fuga observada.

Conocidos los resultados de la primera vuelta, resultaban obvias las líneas de acción definidas por el FA para revertir la situación e incrementar en forma importante los votos en el balotaje. Ellas fueron: a) recuperar esos 185.000 votos fugados; b) incrementar el flujo de potenciales votantes frentistas provenientes del exterior, particularmente desde Argentina; c) obtener el apoyo de votantes a lemas menores en octubre; y d) revertir votaciones a los lemas grandes coaligados al PN de ciudadanos sin pasado frenteamplista, incluyendo, obviamente, la nueva generación de votantes.

A estar por los resultados del domingo, el objetivo global fue obtenido en gran medida. Si bien no se logró el triunfo en el balotaje, la derrota electoral fue endulzada por una victoria política cuando el domingo de noche se fueron abriendo las urnas y el resultado del voto a voto frenteamplista fue conocido, dejando de mandíbula caída a unos cuantos dirigentes opositores y analistas políticos, y postergando un resultado para muchos ya definido. El “maracanazo”, al decir de Daniel Martínez, estuvo a escasos votos de concretarse.

Se puede hacer un estudio más fino a partir de otras informaciones, sacar conclusiones y plantearse algunas preguntas. En primer lugar, el número del total de votantes del domingo fue idéntico al de los votantes de la primera vuelta, 2.433.000, con lo cual la hipótesis de que hubo un mayor número de votos provenientes del exterior en el balotaje queda descartada. A su vez, el número de votos blancos y anulados en el balotaje fue muy similar al registrado en la primera vuelta, e incluso un poquito mayor (3,8% contra 3,5%). Por tanto, la diferencia entre ambas instancias debemos buscarla en cambios de comportamiento electoral operados dentro de los grandes lemas coligados (PN, PC y CA) y de los lemas menores.

En ese sentido, varias encuestadoras estuvieron relevando la proyección de votos hacia el balotaje, en particular para determinar qué porcentaje de votantes del PN, el PC, CA y de otros partidos estaban dispuestos a votar la formula Martínez-Villar. Por ejemplo, la consultora Equipos informó al respecto, hasta dos semanas antes del balotaje, que uno de cada 12 colorados, uno o dos de cada 11 cabildantes, ninguno de los blancos y dos de cada nueve votantes a otros lemas o en blanco/anulados votarían por la formula frentista, con lo que se obtenía en total 42% de adhesiones. Ese porcentaje, que se mantuvo, fue incrementado con la proyección de indecisos a 44%.

La encuesta de Cifra, cerrada el 17 de noviembre y presentada el 20, informaba que 8% de los votantes de Ernesto Talvi en octubre votarían por Martínez, no registraba porcentajes significativos que lo fueran a hacer desde el PN o CA, mientras que un tercio de los votantes a los otros lemas o en blanco/anulado sí lo harían. Con esos apoyos, y sumados los votos propios, el FA obtenía 42%, y con la proyección de indecisos llegaba a 44,5%.

De acuerdo con esos datos, las previsiones de los flujos hacia la fórmula frentista en el balotaje eran bajas desde los blancos, no mayores a 4%; desde el PC rondaría 18%; desde los otros partidos significarían un tercio; y desde CA, 8%. Si sumamos esas cifras, derivadas de encuestas realizadas hasta una semana antes del balotaje, lo previsible era que el FA obtuviese unos 144.000 votos más, con lo cual se concretaba el pronosticado 44% y poco más.

¿Qué pasó el domingo?

Ahora veamos la realidad a la luz de la regresión realizada en base a la proyección de escrutinio de la diaria, publicada el martes 26. La fórmula frentista fue apoyada por 15% de los votantes de Talvi en octubre, así como por 32% de los votantes a los lemas menores. Eso no resulta novedoso, pues coincide totalmente con lo pronosticado anteriormente. El flujo de votantes colorados hacia Martínez fue de 43.000 votos. Increíblemente, o no tanto, una cifra similar a la considerada fugada desde el FA al PC en 2014. Pero la gran novedad la da el flujo de votantes de CA hacia la fórmula frentista. Representó 27% de los votantes de Guido Manini Ríos en octubre, es decir, 73.000 votos. Un monto similar al fugado desde el FA en relación con 2014, pero no pronosticado en las encuestas.

Llama mucho la atención ese proceso de recaptura de votos desde CA. Sin duda, hubo un trabajo activo del FA y de sus principales referentes hacia esos sectores en los sitios de mayor presencia electoral en octubre. Pero las encuestas daban muy baja adhesión a la fórmula frentista hasta una semana antes. Indudablemente, en los últimos días ese proceso se aceleró, explicando en gran parte la acumulación final del FA. Ese particular fenómeno, por su contemporaneidad, debiera relacionarse con el polémico video de Manini Ríos, así como con otros materiales, de expresión corporativa militar similar o más extremista, difundidos dentro del período de veda.

Surgen varias preguntas: ¿fue en conocimiento del proceso de flujo hacia la fórmula frentista de las bases de CA que Manini Ríos intentó frenarlo? Si es así, ¿lo logró? En ese caso, ¿los líderes coaligados estaban al tanto de la estrategia y por ello el silencio mantenido al respecto? O por el contrario, como se ha sugerido, ¿la confección del video surge por el afán de “marcar la cancha” y el poderío de CA dentro de la coalición, sin considerar las consecuencias que podría tener en el resultado?

En resumen, como grandes flujos ocurridos en relación con el comportamiento en 2014 y dentro del actual período electoral, podríamos decir: 1) el volumen de las fugas de votantes frentistas de 2014 hacia el PC y CA en octubre de 2019, unos 115.000 votantes, fue recuperado integralmente en el balotaje; 2) la fuga hacia el PN, unos 70.000 votantes, fue recuperada en parte y compensada con apoyos provenientes de los lemas menores. Fugas, retornos y un video que quizá seguirá dando que hablar.

Edgardo Rubianes fue presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación.