Cada vez que el tablero internacional tiene un desbarajuste de fichas, cuando los vínculos entre las potencias de Oriente y Occidente amenazan el equilibrio de la paz y la seguridad mundial, se genera inmediatamente la reacción en nuestro país. Esto da cuenta de que la política exterior de Uruguay hacia determinadas zonas del globo es una política de reacción y no de acción.
El objetivo de este análisis es presentar, grosso modo, la acción exterior de Uruguay respecto de Medio Oriente en general y del Golfo Pérsico en particular. Motiva este estudio la reciente y actual crisis entre Estados Unidos e Irán, y la tensión que, durante semanas, polarizó la agenda de las relaciones internacionales tras el asesinato del líder Qasem Soleimani.
La reacción –esto es, poner dentro de la agenda la discusión y consideración de una región del mundo ex post sucede algo en ella que sacude los cimientos de la escena internacional– se manifiesta no solamente con diálogos efusivos en los medios de comunicación y la inmediata noticia escrita en prensa, sino también rápidamente en la política exterior, que se inviste bajo el amparo del derecho internacional público y de las normas de carácter jus cogens1 para apelar a los llamados de paz.
Empero, es dable destacar que la investigación académica rápidamente cobra un rol importante en esta reacción conjunta como país, y el conocimiento de los actores que en el momento se encuentran en resonancia constante se vuelve vital para entender la noticia diaria de lo que ocurre con aquella zona del mundo tan poco explorada para nosotros.
No se puede caer en la simpleza de mirar a toda una región del mundo ni a todo un colectivo como el arabo-musulmán sólo como objeto de estudio coyuntural según la dinámica de las relaciones internacionales.
Sin embargo, ese auge también visualiza su caída cuando la noticia comienza a apagarse para ser cubierta por otras más relevantes, y con ella todo el interés sobre el estudio de esa región.
A partir de esta intermitente mirada, resulta vital entender que no se puede caer en la simpleza de mirar a toda una región del mundo ni a todo un colectivo como el arabo-musulmán sólo como objeto de estudio coyuntural según la dinámica de las relaciones internacionales. No solamente porque estamos hablando de casi 2.000 millones de musulmanes en el mundo, cifra que continúa en ascenso, sino también porque estamos hablando de una región sumamente rica en recursos naturales (causa elemental de los conflictos geopolíticos), además de lo que representa en riqueza arquitectónica y en patrimonio cultural e histórico para toda la humanidad.
Medio Oriente en clave geopolítica
No podemos olvidar que países como Siria y Palestina poseen una enorme riqueza patrimonial, ya que fueron cuna de antiguas civilizaciones, como la semita. Pero además, por esas tierras dejaron sus pasos grandes imperios, como el romano y el otomano, entre otros.
Si pensamos en el origen de la escritura, sin duda tendremos que situar nuestro foco en los persas y en la antigua Mesopotamia, cuna de la literatura preislámica y donde también la poesía ha tenido, a lo largo de la historia, un rol protagónico.
Si buscamos en el pasado y escarbamos un poco en la historia del mundo árabe y de Medio Oriente, antiguamente más conocido como Lejano Oriente, hoy como Oriente Próximo, nos encontramos con un sinfín de razones que nos vinculan y nos obligan irremediablemente a poner la mirada sobre esa región del mundo. Ya sea por haber incorporado en nuestro propio lenguaje palabras que vienen del árabe (tales como almohada o albañil, entre otras), o bien por descubrir que en nuestra mezcla genética de descendencia española o italiana también puede haber una cuota de Oriente.
Como se destacó al comienzo, aun cuando se trata de una región del mundo de un riquísimo acervo cultural, patrimonial e histórico, quizás la lejanía física o la distancia cultural han hecho que desde Uruguay se hable poco de Medio Oriente y que, cuando se lo haga, sea vinculado a algún caso puntual que, por su potencial alcance, amenace de alguna forma el statu quo internacional, en el que nuestro país está inmerso.
En tal sentido, la coyuntura política y los conflictos entre países de la región y de países de la región con potencias extrarregionales ha sido el leit motiv del posicionamiento de Uruguay respecto de Medio Oriente.
Principales puntos de quiebre hoy
Hoy al mundo no le es ajena la larga guerra que Siria vive desde hace nueve años y que ha devastado todo ese patrimonio, que no era sólo sirio, sino que también Occidente podía conocer y disfrutar. Sabemos que esta guerra generó la mayor ola de migrantes forzosos desde la Segunda Guerra Mundial y que lleva ya más de 6,7 millones de refugiados de ese país, sin contar a los desplazados internos, según cifras oficiales de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Si hablamos de conflictos en Medio Oriente, por supuesto que tampoco debemos olvidar el conflicto árabe-israelí y la disputa entre el Estado de Palestina e Israel por los territorios ocupados. Sumado a esto, 2020 comenzaba sus primeros días con la noticia de la muerte de Qasem Soleimani, general de las fuerzas Al Quds, en un ataque aéreo de precisión perpetrado por el Ejército estadounidense, en el aeropuerto de Bagdad.
Este ataque significó un quiebre en las relaciones entre la nación persa y Estados Unidos, quienes comenzaron una puja de amenazas para medir cuál de las dos naciones es más poderosa, la primera en busca de venganza por haber perdido al segundo hombre más importante de su gobierno, y la segunda buscando demostrar que continúa siendo la nación económica y militar más poderosa del mundo.
De esta manera, Uruguay, una vez más, comienza a volcar la mirada hacia Oriente en busca de respuestas para comprender la nueva coyuntura amenazante y entrar en sintonía con el análisis internacional de un statu quo que amenaza con romperse.
Por último, pero no menos importante, al hablar de geopolítica no podemos ser ajenos a los flujos migratorios de la actualidad que el mundo entero vive y en donde Uruguay también cumple un rol activo a través de las políticas de reasentamiento, bajo las cuales se recibieron a familias sirias en nuestro país en 2013.
No obstante, muchas otras no necesariamente llegan por medio de programas de ayuda humanitaria que ofrece ACNUR y, sin embargo, se encuentran formando parte de la pequeña colectividad árabe uruguaya, que continúa en aumento.
Medio Oriente en el comercio exterior de Uruguay
Uno de los objetivos de la política exterior de Uruguay es la inserción internacional comercial y la diversificación de mercados para las exportaciones de los productos uruguayos. ¿Cuál es el vínculo comercial con esta región del mundo, de la que sólo se habla cuando entra en algún conflicto? Como veremos a continuación, bastante mayor de lo que cabría esperar.
Exportaciones de Uruguay a Medio Oriente (en millones de dólares) | |
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Irak | 113.998 |
Irán | 8.528 |
Arabia Saudita | 2.900 |
Catar | 2.184 |
Emiratos Árabes Unidos | 8.008 |
Fuente: Elaboración propia con datos extraídos de Trade Map correspondientes a 2018. |
La suma de los países que figuran en la tabla representa 1,77% de las exportaciones totales de Uruguay al mundo. Si bien se trata de un porcentaje bajo, el análisis de la incidencia de los principales productos que se exportan a estos mercados, a la luz de los principales productos que Uruguay exporta al mundo, arroja un poco más de elementos para la consideración de estos países como de importancia considerable para nuestras exportaciones.
De los principales siete productos exportados por Uruguay al mundo, los cereales y los lácteos tienen una considerable importancia como destino de exportación para el Golfo Pérsico.
En lo que respecta a las exportaciones de lácteos de Uruguay al mundo es destacable la presencia de Emiratos Árabes Unidos e Irán dentro de los primeros 15 destinos, donde no figuran países europeos.
Al mismo tiempo, es dable destacar el peso que esos mercados no tradicionales tienen en la exportación de cereales. Particularmente el arroz, quinto producto de exportación de Uruguay en 2018, tiene a Irak como primer destino de las exportaciones. Además del notable peso en las exportaciones totales que representa Irak como destino para el arroz, o Irán y Emiratos Árabes Unidos en las exportaciones de lácteos, hay que destacar la existencia de exportaciones de otros importantes rubros a esos mercados, entre ellas las de animales vivos y plásticos a Emiratos Árabes Unidos, de plásticos a Arabia Saudita y de productos farmacéuticos a Irán.
Musulmanes en Uruguay
Pero si todo esto pareciera poco, tal vez el hecho de que en 2017 al menos un uruguayo por semana se convertía al islam, según los datos proporcionados por el Centro Islámico Egipcio, pudiese ser argumento para motivar un estudio constante sobre el mundo árabe, Medio Oriente y el islam.
Si bien la comunidad de musulmanes en Uruguay –personas que profesan el Islam como religión– se estima que no supera las 2.000 personas, lo cierto es que en los últimos años ha cobrado mayor protagonismo, sobre todo a partir de la llegada de las familias sirias reasentadas en nuestro país, pero también hay un interés general de los ciudadanos uruguayos por esta expresión de fe, a la que muchos están apostando e incorporando como religión propia.
Sobre esto, es menester destacar que luego de 20 años de búsqueda de la comunidad musulmana uruguaya con las autoridades nacionales, en julio de 2019 la Intendencia de Canelones concedió la creación del primer cementerio musulmán en el país.
Consideraciones finales
Si bien es cierto que en las últimas décadas la mirada hacia esta región del mundo y el estudio sobre la geopolítica, la religión y la cultura ha sido más sostenido, aún es muy tenue y necesita un trazo mucho más firme para que la sociedad uruguaya incorpore estos temas como parte del estudio internacional, de la misma manera que se estudia en la infancia toda América o Europa.
Debemos ser conscientes de que Oriente es parte de Uruguay, lo es porque vivimos en un mundo globalizado, donde no sólo estamos conectamos por la red de manera automática, de modo que podemos saber al instante lo que sucede en la otra punta del globo, sino que también lo estamos por los flujos migratorios de los que Uruguay forma parte.
Nuestro país no es ajeno a estos flujos y no debería serlo si sigue en pie su búsqueda por conquistar nuevos mercados y por seguir brindando una imagen al mundo de país receptor de migrantes.
Es necesario entender que parte del crecimiento económico, pero también cultural, de Uruguay en este siglo y en la década que se inicia requiere asumir una responsabilidad con el compromiso migratorio y con los nuevos desafíos que Oriente vive y que América Latina, en particular Uruguay, no pueden desconocer.
Ana Laura de León es licenciada en Relaciones Internacionales y posgraduada en Estudios Internacionales, especializada en el área de Mundo Árabe y Medio Oriente.
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Normas imperativas del derecho internacional público sobre las cuales deben basar su accionar los países en el campo internacional. ↩