Es mucho lo que se habla y especula acerca del rol que cumple la mujer dentro del islam. En tiempos de reivindicación internacional de los derechos de la mujer, en los que se celebran los espacios ganados y se sienten fuertes las voces que señalan los que aún faltan conquistar, la “cuestión de la mujer en el islam” sin duda es un debate que debe estar sobre la mesa.

Desde épocas extremadamente lejanas, en todas las sociedades del mundo la mujer ha peleado distintas “batallas” para ganar espacios protagónicos que le permitiesen llegar a obtener derechos civiles equitativos a los del hombre.

No obstante, esas batallas han sido más fructíferas –y en menor tiempo– para algunas que para otras, dadas las diferencias religiosas y culturales, pero sobre todo de costumbres que coexisten en las extensas regiones del planeta.

Son muchas, por no decir incontables, las diversidades y adversidades que pueden separar a una mujer de otra en el mundo. Aunque todos los humanos comparten una determinada anatomía que los une como especie, el hecho de nacer en una parte del mundo hace de esa persona un ser completamente diferente a otro que no pertenece a ese lugar.

Es por esto que a partir de esta idea, cuando pensamos en el islam y en la cuestión de la mujer debemos contemplar que más allá de lo propiamente establecido por la religión, hay toda una serie de factores –culturales, políticos, económicos, entre otros– que inciden en su concepción dentro de la sociedad en la que viven, independientemente de si el islam es su religión o no.

El Corán en el islam

Recordemos que el islam es una religión que tiene más de 1.800 millones de personas en el mundo, pero que de ellos alrededor de 280 millones son de origen árabe, y además hay unos 54 países en el mundo que tienen al islam como religión oficial, entre ellos los 22 países de la Liga de los Estados Árabes.

Recordemos también que Indonesia, país no árabe pero sí musulmán, es la nación con mayor cantidad de musulmanes en el mundo, y que de los más de 1.800 millones de musulmanes en el mundo 85 % profesa la corriente sunita, mientras que el 15% restante es chiita (y se ubica principalmente en Irán e Irak).

Ahora bien, la sharía, también conocida como ley islámica, es aplicada en algunos de estos países y básicamente se trata de la legislación islámica, que parte del Corán, el libro sagrado del islam, y la Sunna, que contiene enseñanzas del profeta Mahoma y es de donde la jurisprudencia islámica extrae las leyes.

El Corán, además de ser la palabra de Alá, dios para el islam, es un código de conducta de cómo debe vivir un musulmán y cómo deben comportarse los musulmanes con aquellos que no lo son; a través de 114 suras (capítulos) y aleyas (versículos), este libro dispone normas de conducta para la mujer y para el hombre.

La sharía regula los aspectos individuales que rigen la vida de un musulmán, como por ejemplo los cinco pilares del islam (la profesión de fe, la oración ritual, la limosna, el ayuno y la peregrinación a La Meca), así como también los aspectos que tratan sobre las relaciones familiares, que son los más debatidos, como la tutela de la mujer, la dote de la esposa a su marido, la autoridad que este posee y el derecho unilateral a disolver el matrimonio, la asimetría en los deberes conyugales y los derechos sucesorios desiguales en función del género.

Otros libros sagrados

Al comparar el Corán con la Biblia o la Torá, podemos darnos cuenta de que en determinadas aleyas el castigo para ciertas conductas consideradas pecado es el mismo, desde algún tipo de amonestación hasta la muerte. No obstante, el cristianismo sigue siendo la mayor religión en el mundo en cuanto a número de creyentes, a pesar de tener un libro sagrado con castigos tan severos como los que establece el Corán.

Esto último nos convoca a pensar sobre esa mirada que usualmente impera en Occidente de que el islam es una religión severa y estricta, sin reparar en la cercanía de esas características con la religión que mayor cantidad de adeptos tiene en el mundo, como lo es el cristianismo en todas sus vertientes.

Existen visiones por parte de teólogas musulmanas feministas que consideran que debe haber interpretación y adaptación de los textos conforme a la época en que vivimos.

Sin perjuicio de esto, no podemos dejar de reconocer que lo que genera ese choque entre Occidente y Oriente es que en pleno siglo XXI esas normas escritas en tiempos remotos sean concebidas como ley en un país por encima de las normas de carácter imperativo de derechos humanos, y que no evolucionen en pos de una visión más homogénea y actualizada del mundo en que vivimos.

Suras referentes a la mujer

Existen visiones por parte de teólogas musulmanas feministas que consideran que los textos sagrados deben ser interpretados y adaptados conforme a la época en que vivimos, pero sobre todo a la coexistencia con el derecho humano entendido por encima de cualquier norma religiosa imperante.

Teólogas como Jolanda Guardi o Asma Barlas, en el libro Reseñas: teólogas, musulmanas, feministas, trabajan estos temas y analizan el rol de la mujer en el islam a través de interpretaciones no patriarcales del Corán, destacando su beneficio para la coexistencia de la religión y la democracia en el mundo musulmán y fuera de este.

Son muchas las suras que abordan la forma de vida de la mujer en el islam; no obstante, algunas de estas son las más repudiadas y debatidas por su contenido riguroso, que atenta contra los derechos humanos básicos de la mayoría de los estados democráticos de Occidente.

En la Sura de las Mujeres 4:33 se establece: “Y aquellas de las que temáis una conducta rebelde y obstinada, amonestadlas [primero], y [si no surte efecto] abandonadlas en el lecho y [en última instancia] golpeadlas. Pero si os obedecen no hagáis nada contra ellas”. Esta sin dudas es de las suras más cuestionadas y repudiadas, ya que refiere al poder del hombre sobre la mujer al otorgarle a este la potestad del castigo, el golpe y el abandono cuando exista una conducta “rebelde” por parte de la mujer.

Sobre esta sura y otras han trabajado las mencionadas teólogas feministas, quienes sostienen que deben existir otras interpretaciones de los textos sagrados y que se debe evitar que la mujer sea sometida a semejantes castigos.

Consideraciones finales

Si bien en los últimos años algunos países musulmanes han ido flexibilizando determinados aspectos de la vida cotidiana de las mujeres, como lo que sucedió en Arabia Saudita con la reciente ley de libertad de conducir, el derecho al sufragio y la posibilidad de asistir a estadios, son muchas las aristas en la agenda de género y desarrollo que aún no se tocan y a las cuales se debe llegar para alcanzar una equidad humanitaria de derechos.

El desafío, entonces, convoca a un análisis profundo sobre los aspectos más rigurosos del Corán y la posibilidad de lograr la flexibilización de la palabra en pos de una coexistencia equitativa en cuanto a los derechos humanos y civiles de mujeres y hombres en el islam.

Ana Laura de León es licenciada en Relaciones Internacionales y posgraduada en Estudios Internacionales, especializada en el área del mundo árabe y en Medio Oriente.