A principios de marzo, cuando la candidata de la coalición de derecha a la Intendencia de Montevideo (IM) empezó su campaña electoral, visitó el barrio Casavalle, donde fue guiada por un grupo de vecinos entre los que se destacaba una diputada de Cabildo Abierto. “Raffo arrancó su campaña en Casavalle y recorrió el ‘Montevideo olvidado’”, tituló entonces El Observador. “Me encontré en un Montevideo olvidado”, dijo la candidata. Y ahora la muletilla se hizo consigna.
De Casavalle se pueden decir muchas cosas. Pero el concepto de “olvidado” parece que no calza por ningún lado ni para ningún punto de vista, por lo menos en lo que se refiere a sus últimos 35 años.
Ni siquiera se podría acusar de olvido a la gran prensa de derecha, que muy bien se ha ocupado en estas dos últimas décadas de describir puntualmente, con lujo de detalles y versiones, todos los hechos delictivos que allí ocurren y repetir hasta el cansancio imágenes y testimonios.
Si vamos más atrás y pensamos en la situación del barrio a la salida de la dictadura, tampoco resulta pertinente ese calificativo. Entonces había en la zona numerosísimas intervenciones de instituciones públicas y privadas con importantes sumas de dinero invertidas, tanto que la presencia y el trabajo de las organizaciones no gubernamentales era mayor que en cualquier otro lugar del país. Eso fue lo que detectó un estudio de Cecilia Lombardo y Verónica Filardo de 2004 para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que señalaba, al mismo tiempo, la ausencia de coordinación entre los programas y atribuía a esa dispersión de esfuerzos el escaso efecto de las acciones en la comunidad.
El trabajo aludido fue un insumo importante en las asambleas y talleres coordinados por la Junta Local, que plantearon a la IM la necesidad de un plan estratégico para la zona. En 2009 el intendente Ricardo Ehrlich instaló el Consejo Casavalle, organismo interinstitucional y social que desde ese momento ha piloteado los planes, proyectos y obras que se fueron sucediendo. Se integra con delegados de los concejos vecinales 10 y 11, representantes de varias reparticiones de la IM, la Universidad de la República, varios ministerios y organismos del Estado, y actualmente es presidido por la alcaldesa del municipio D. Su área de competencia trasciende el barrio Casavalle propiamente dicho y llega hasta la zona de Manga y del Hipódromo.
En 2010, en el marco de importantes obras de infraestructura, realojos y regularización dominial de varios asentamientos por el Programa de Integración de Asentamientos Irregulares (PIAI), se inauguró el Sacude, equipamiento deportivo, cultural y de atención primaria de salud surgido de la reforma, ampliación y modernización del antiguo salón multiuso del Barrio Municipal, ahora cogestionado por la IM, el municipio y la sociedad civil. Ese mismo año se hizo la rehabilitación del terreno donde estaba afincada la “cantera” de Burgues, un predio de 24 hectáreas que ocupó una chatarrería, donde ahora se prevén proyectos urbanos con grandes equipamientos colectivos de calidad.
En 2011 se contrató el equipo técnico para la dimensión territorial del plan y se realizaron asambleas con organizaciones sociales y referentes barriales. Un equipo de técnicos de la IM elaboró el proyecto Parque Productivo Miguelete para el territorio costero del arroyo, entre Aparicio Saravia y la cañada Matilde Pacheco. El trabajo obtuvo el primer premio en el Concurso Internacional de Proyectos de Desarrollo Urbano y Social Realizados en Asentamientos Informales, organizado por la Corporación Andina de Fomento, y esa organización financió la elaboración del proyecto ejecutivo, que está pronto para ser construido en cuanto se disponga de los rubros necesarios.
En 2012 se iniciaron los programas del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) Jóvenes en Red, Cercanías y Uruguay Crece Contigo, se inauguró el liceo 73 y se llevó a cabo el Encuentro de Educación del municipio D, con amplia participación de instituciones y organizaciones sociales de la zona. En 2013 se inauguró el Centro Educativo Comunitario Casavalle, integrado al programa de educación media básica de la UTU, que cinco años después ganó el Presupuesto Participativo de la IM para la construcción de un espacio polideportivo. Ese mismo año, se inauguraron el nuevo local de la comisaría seccional 17ª y la plaza Casavalle, y en 2014 la nueva policlínica Casavalle.
En los avances del plan de ordenamiento territorial de la zona ya estaba prevista la conformación de un eje cívico-cultural, vía de circulación integradora de espacios públicos existentes y nuevos espacios abiertos e infraestructuras deportivas, de salud y educativas a crearse. El eje proyectado une el Centro de Desarrollo Económico y Social de Casavalle (Enrique Amorín y Julio E Suárez) y la Plaza de las Casuarinas, en avenida de las Instrucciones, pasando por la plaza Casavalle y el Sacude. Con aportes del Banco Interamericano de Desarrollo en el marco de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles, un consorcio uruguayo-catalán elaboró el proyecto ejecutivo del tramo norte. Por otro lado, la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) dedicó una semana de trabajo de un nutrido grupo de docentes y profesionales al estudio de la “cantera de Burgues”, cuyo producto será insumo para el proyecto definitivo del sector.
A unas cuadras de allí se inauguró en 2015 la plaza y anfiteatro de Marconi, y frente a la plaza Casavalle, el local de la vieja policlínica fue reciclado y reacondicionado para dar albergue al centro cívico Luisa Cuesta.
De Casavalle se pueden decir muchas cosas. Pero el concepto de “olvidado” parece que no calza por ningún lado ni para ningún punto de vista, por lo menos en lo que se refiere a sus últimos 35 años.
Ese mismo año el trabajo de la comunidad y de las instituciones del Estado fue coronado con la aprobación del Plan Parcial de Ordenación, Recuperación e Integración Urbana de Casavalle, en la Junta Departamental de Montevideo. El plan presentado por la IM recoge el aporte de varios estudios académicos que siguieron al informe de CEPAL y de los vecinos participantes en las reuniones de información y discusión. Se enmarca en la Ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible y es el primero que se hace para una zona periférica.
En 2016 se abrió, para niños y jóvenes, el skate park de Casavalle. Ese mismo año concluyó el realojo de las familias que vivían en las márgenes de la cañada Matilde Pacheco, para dar inicio a las obras de rectificación de la cañada y del parque lineal, que hoy tienen un avance sustancial. En Marconi se conformó un espacio de coordinación de organizaciones y una mesa interinstitucional local y se instaló un Espacio MEC.
El año siguiente comenzaron nuevas obras de conexión barrial: en Marconi, tres puentes sobre el canal Casavalle y apertura de la costanera, y en la cañada Matilde Pacheco, el puente peatonal y vehicular de la calle Montes Pareja, proyecto estudiado años antes por alumnos de la FADU.
En 2018 se inició la obra en la avenida San Martín desde Aparicio Saravia hasta Domingo Arena. Se financia con el Fondo Capital, fideicomiso aprobado parcialmente y por mayoría en la Junta Departamental, tras meses de negociaciones con parte de la oposición. La obra consiste en la repavimentación y el ensanche de la avenida, con colectores y dispositivos para el drenaje pluvial, la construcción de veredas con rampas y refugios peatonales, la instalación de iluminación led y el acondicionamiento del espacio público en Gustavo Volpe.
El mismo año dio inicio otra obra de conexión vial de primera importancia para Casavalle: el ensanche de Avenida de las Instrucciones desde Aparicio Saravia hasta José Belloni. Es financiada por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) y ejecutada en coordinación con la IM y el municipio. También incluye trabajos de bacheo del pavimento, construcción de veredas, limpieza y profundización de cunetas.
En la costa del Miguelete ese año se acondicionaron e iluminaron las calles de una nueva urbanización, en terrenos aportados por la IM, que ya cuenta con saneamiento. Allí se ejecutan varios programas de vivienda, entre ellos dos cooperativas de ayuda mutua que ya están habitadas.
Se inició también ese año, y continúa hoy, la Operación Urbana III, de reprogramación habitacional y reurbanización del Conjunto Misiones (Los Palomares), prevista específicamente en el Plan Parcial de 2015, dentro de ciertas intervenciones de “cirugía urbana” tendientes a renovar y reurbanizar áreas de conjuntos habitacionales en situación de deterioro o degradación crítica, que el Plan considera no reversibles por medio de acciones graduales. Los trabajos implican demoliciones (y, en consecuencia, algunos realojos), ensanche de pasajes, apertura de calles y mejoras de accesibilidad. Los está dirigiendo un equipo de trabajo designado por Presidencia de la República y el Plan Casavalle, integrado por el Mides, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, la IM y el municipio. La cobertura de prensa de esta operación fue mayor que la habitual para otras actividades del plan. Ese año también hubo nuevas obras en Marconi.
En 2019 se inauguró en la Terminal de Ómnibus de Gruta de Lourdes un nuevo equipamiento con juegos infantiles de calidad y avanzaron las obras del espacio Aparicio Saravia, a cuatro cuadras de la plaza Casavalle. El diseño de ese espacio público contó con el aporte de los vecinos de la zona.
En el presente año, el inicio de las clases de educación primaria y preescolar en Casavalle en marzo incorporó un nuevo edificio de alta calidad: la escuela China, en la Plaza de Palos, que funciona en horario completo. Al lado está prevista la construcción de un CAIF.
Las obras son muchas y siguen. Pero no se trata sólo de eso. Son numerosas las opciones de cursos de educación formal y no formal, de instituciones públicas y privadas de la zona, estimuladas por la labor del municipio y del Consejo Casavalle. Es muy nutrida la agenda de actividades culturales de todo tipo, abiertas a las más diversas manifestaciones del arte, la ciencia y la tecnología, y generadoras de productos propios. Quizás la reciente obra visual Romeo y Julieta de los Palomares, realizada por jóvenes de la zona con apoyo institucional, y las jugosas controversias que suscitó en el barrio sean un ejemplo concluyente de esa cultura en movimiento.
Es así que llegamos a la situación actual, con planes estratégicos aprobados, proyectos prontos para ejecutar en cuanto se disponga de financiación, robustos programas sociales en funcionamiento sostenido y creciente, y varias obras importantes en ejecución, aun con las restricciones que impuso la pandemia.
Un primer vistazo suele ser engañoso. Y a veces los informantes no son muy exactos. La versión de que en Casavalle pasa el ómnibus cada hora es disparatada. Hay cinco líneas que llegan allí y, naturalmente, con el boleto de una hora es posible combinar con cualquier punto de la ciudad y con el área metropolitana. Hasta marzo, en los días hábiles, el 158 pasaba en períodos de cinco a 18 minutos y el 102, entre siete y 11. Es el L22, que va al barrio Capra, el único que salía cada hora. Tampoco es cierta la versión de que no tienen saneamiento. Hay colector público de saneamiento en todas las calles.
Todo tiene su historia y sus contradicciones. Los procesos sociales son complejos, lentos y a menudo tienen retrocesos parciales, aparte de eventos extraordinarios como la presente emergencia sanitaria. Conocerlos lleva su tiempo. No alcanza con una visita. Y contribuir desde el Estado al desarrollo y la integración de la comunidad implica un trabajo planificado, coordinado, paciente, constante y con la gente. Eso es lo que se está haciendo desde el Plan Casavalle.
Américo Rocco es arquitecto y asesor honorario de los planes Casavalle y Chacarita.