El 13 de marzo de 2020 se conocieron los primeros casos de covid-19 en el país y las alarmas se dispararon. Se adoptaron una serie de medidas restrictivas de actividades de modo de reducir fuertemente la movilidad y el contacto interpersonal, y se impulsaron prácticas personales de cuidado e higiene. Se agotaron los tapabocas y el costo del alcohol se fue a las nubes. La movilidad ponderada de acuerdo a datos recogidos por Google se redujo entre 35% y 40% en relación al mes previo. Los casos de covid se fueron sumando pero, mirado en perspectiva, el proceso fue lento. Entre fines de marzo y abril se acumularon 643 detecciones positivas y ocurrieron 17 muertes asociadas al virus.

Se aproximaba el tradicional Día de la Madre, que se conmemora el segundo o tercer domingo de mayo. En esta oportunidad había sido fijado para el día 17. En términos afectivos es un día muy especial para todos, tengamos o no la presencia física de nuestra progenitora junto a nosotros, y asimismo nos cruza intergeneracionalmente. También es un día muy particular para las empresas, en particular las del comercio. Después de la fuerte actividad comercial previo a las fiestas de Nochebuena y Navidad, es el movimiento en ventas más importante del año. La concreción de la conmemoración conllevaba riesgos sanitarios importantes y contradecía indicaciones del Ministerio de Salud Pública (MSP) en el marco de la emergencia sanitaria. Todos los actores involucrados, en primer lugar la Cámara Nacional de Comercio y Servicios (CNCS) –recordemos que es una conmemoración privada no oficial– fueron contestes en que había que postergarla. Y así se hizo: se trasladó para el 7 de junio. “No queremos que la gente se exponga al virus para comprar regalos o visitar a sus familias. Además, es generar una frustración para quienes cumplen correctamente con la cuarentena, en sus casas, sin acudir a reuniones sociales”, indicó el gerente de la CNCS a El Observador.

La evolución de la pandemia en Uruguay se mantuvo controlada durante la mayor parte de 2020. Sobre fin de año hubo un crecimiento exponencial de contagios que obligó a retomar medidas de restricción de movilidad que se sumaron temporalmente con las licencias laborales y vacaciones de verano. La movilidad se redujo nuevamente pero en febrero la situación comenzó a descontrolarse, lo que llevó al Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) a alertar al gobierno, pero la alerta no fue considerada. Recién a mediados de marzo, cuando la situación estaba fuera de control y considerada como de transmisión comunitaria nivel 4 (máximo riesgo) se tomaron medidas que, sumadas nuevamente a vacaciones en este caso de Turismo, provocaron un descenso importante de la movilidad social.

Desde la meseta de contagios (y muertes) ya alta de fines de abril, el incremento en la movilidad social observada durante la primera semana de mayo tuvo como consecuencia un pico aún mayor de casos covid positivos.

Ese logro en la movilidad se observa en la figura donde se grafica el indicador antes descrito desde la última semana de marzo hasta la de tercera de mayo (barras). Se calculó el promedio diario para cada semana. Con una línea continua se describe el número promedio de nuevos casos covid positivos diarios ocurridos en cada semana, de las últimas cinco semanas del período analizado.

Foto del artículo 'Locos... por el Día de la Madre'

Vemos que la reducción de la movilidad fue máxima durante la Semana de Turismo, disminuyendo luego el indicador –es decir, aumentando la movilidad– a lo largo de abril, cuando se regresó a los valores de inicios de marzo. En la primera semana de mayo hay un descenso cuantitativo muy relevante, de casi 10 puntos. No hay que ser demasiado perspicaz para asociarlo con el Día de la Madre, conmemorado este año el 9 de mayo, y a toda la movilidad generada los días previos. Habíamos alertado sobre esa observación y preguntado qué consecuencias sobre la evolución de los contagios traería, conociendo que existe una alta correlación entre movilidad aumentada e incremento de la tasa de contagios dos semanas después. El tiempo pasó y los datos confirman la presunción. El número de nuevos casos diarios creció 40%. En la tercera semana de mayo hubo en promedio 1.000 contagios diarios más.

Es decir, desde la meseta de contagios (y muertes) ya alta de fines de abril, el incremento en la movilidad social observada durante la primera semana de mayo tuvo como consecuencia un pico aún mayor de casos covid positivos. Esos 7.000 contagios semanales más, que se suman a la alta reproducción de casos que ya ocurrían, provocarán un número de muertes agregadas. La tasa de mortalidad en los contagiados ha variado entre 1,5% y 2%. Saque el lector la cuenta de las muertes en más que ocurrirán como efecto de la conmemoración del Día del (mercado) de la Madre.

El gobierno ha cuestionado a la oposición por no recibir ejemplos de cómo restringir más la movilidad. Acá tenemos un ejemplo claro y evidente que ni siquiera significa innovar respecto del año pasado. Desde el GACH se había alertado al respecto: “Falta menos para salir de esta situación, posterguemos los festejos para cuando se vuelva a la normalidad”. Pero el gobierno, una vez más, persistió en su inacción.

Posterior a la semana, la CNCS informaba en su página web acerca de la encuesta realizada a sus afiliados sobre los resultados de ventas en la semana del Día de la Madre. Se vendió en términos reales 37,8% más en vestimenta y 21% más en calzado que en la misma semana del año pasado. En la encuesta participaron 290 comercios que implicaban un total de 1.557 empleados. 62% de las empresas informaron que las ventas estaban en línea con las expectativas que tenían, y 25% que ellas fueron superiores a lo esperado. Sin duda, fue una exitosa semana del Día de la Madre.

Nadie sostiene que no se conmemore la fecha, pero la pregunta obvia que surge es si el año pasado, con un promedio de menos de 15 contagios diarios y una muerte cada tres días se corrió la conmemoración, ¿no podría haberse hecho lo mismo este año, cuando somos récord mundial en contagios y muertes diarias? Hasta hubiese sido coherente con el discurso de estar acercándonos a la mítica “inmunidad de rebaño”.

Algunos se preguntan cuáles son las muertes evitables. Yo les diría, como para ir empezando, que hagan la cuenta arriba mencionada.

Edgardo Rubianes es doctor en Biología y fue presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación.