No es lo mismo dirigir cuando se es mujer que cuando se es hombre.
Eso se sabe a costa de experiencia, se quiera o no, te des cuenta o no, aunque quieras obviarlo, evitarlo, negarlo. Des la batalla o no, te masculinices o no, te hagas la tonta, la inteligente, la brillante o la boluda. No es lo mismo. Y cuando una cree que hay cosas que ya no se vivirán, aparecen nuevamente para reafirmar la desigualdad. No, no es lo mismo.
Cuando era niña en una reunión familiar me preguntaron qué quería ser cuando fuera grande y respondí: “Cuando sea grande quiero ser hombre, me voy a cambiar de sexo”. Tenía asociado al hombre con la libertad, pero no solamente eso: con los beneficios, la complicidad social y cultural, el apoyo de los otros varones, la construcción en la que se vive y respira.
Nada tenía que ver con un cambio de género o de identidad sexual. Asociaba al hombre con lo que se podía hacer, y a ser mujer con lo que no se podía hacer.
Algunas cosas cambiaron, mucha apariencia y poca realidad ensamblada. Poca relación con la verdad de los cambios genuinos para pensar una mejor comunidad.
En 2021 recibí una citación a una audiencia en la que se me solicitaba que entregara un texto de ficción inspirado en una historia real, que no usaba nombres ni nada por fuera de la ley, pero fui citada y llevada a la Justicia, en plena democracia, con una figura propia de la dictadura: intento de censura previa.
Ninguno de los varones que escribieron dos libros fueron acorralados ni llevados a la Justicia.
Ahora, en el caso de Malena Muyala me extraña el linchamiento que se hace cuando la gente no tiene la certeza ni conoce cómo ocurrieron los hechos. ¿Alguien vio o leyó el correo electrónico completo y no editado? ¿Alguien se tomó el trabajo de hacerlo, o intentó llegar al fondo de las cosas, o se dejó llevar por el placer que da linchar mujeres exitosas?
El placer que da linchar mujeres exitosas es un deporte instalado, una gimnasia que atraviesa disciplinas, ideologías, comportamientos, razonamientos, filosofías, y florece en lo más rancio y miserable de cada persona.
Estoy hablando sobre la acusación que circula de que la directora del teatro Solís intentó censurar a un artista. Hoy vale más quién llega primero con la narrativa que revelar el relato en sus entrañas más originales. ¿Nos importa conocer lo sucedido, o sólo queremos que vuele un poco de sangre nueva?
Nos interesa el espectáculo, siempre, esté en un escenario o no, desplazando verdades reemplazadas por falsedades, perdón por la rima.
El placer que da linchar mujeres exitosas es un deporte instalado, una gimnasia que atraviesa disciplinas, ideologías, comportamientos, razonamientos, filosofías, y florece en lo más rancio y miserable de cada persona.
Mi apoyo a Malena, porque sentí ese olor de cerca. Un olor que no es el de la primavera.
El odio no es el camino, tampoco el oportunismo barato.
Marianella Morena es dramaturga, directora y docente.