Este año se cumple medio siglo del golpe de Estado en nuestro país, en sus dos tiempos: el de los premonitorios acontecimientos de febrero de 1973 y el del definitivo quiebre institucional de junio de aquel año.

El 27 de junio, cuando el Poder Ejecutivo emite el decreto 464 que disuelve la Cámara de Senadores y la Cámara de Representantes, la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) decreta inmediatamente la huelga general con ocupación de los lugares de trabajo, como ya tenía previsto ante una situación de esta naturaleza. La medida de resistencia, a pesar del embate represivo con detenciones masivas y desalojos de fábricas y centros de enseñanza, se pudo sostener por espacio de 15 días, hasta el 11 de julio.

De ahí en más, la dictadura logró acallar definitivamente toda manifestación popular contra el régimen, mediante la represión directa en las calles, con sus consecuentes detenciones y encarcelamientos, así como por una serie de comunicados, decretos y leyes mediante los cuales se prohibía, clausuraba, eliminaba, disolvía e ilegalizaba todo lo que pudiese ser una amenaza contra el nuevo statu quo.

En este contexto, con el fin de la huelga general, la CNT ilegalizada, un sinnúmero de detenidos y próximo a cumplirse un mes del golpe, surge un nuevo intento de resistencia al convocarse a un paro general para el jueves 2 de agosto de 1973. Por estos hechos es que a fines de julio son arrestados varios integrantes del sindicato de la Unión Ferroviaria, acusados de promover la medida.

Próximo a cumplirse un mes del golpe de Estado, surge un nuevo intento de resistencia al convocarse a un paro general para el jueves 2 de agosto de 1973.

Gilberto Alfredo Coghlan, conocido como “trencito”, fue uno de esos detenidos; durante la privación de su libertad sufrió severas torturas. Poco tiempo después, el 13 de diciembre, estando recluido en el Regimiento de Caballería 9, tuvo un desmayo y fue trasladado al Hospital Militar, donde falleció horas más tarde. Tenía 36 años.

Sin embargo, la causa que precipitó la detención de aquellos trabajadores, en la sede sindical del barrio Peñarol, nunca quedó muy documentada, y prácticamente la única pista conocida venía atada al triste desenlace de Coghlan, el obrero ferroviario. Entonces, ¿se estaba realmente organizando un paro o fue una redada militar para desconcentrar y detener sindicalistas?

Muchísimos años después, algunas paredes con memoria atestiguan y confirman que efectivamente existió la intención de realizar un paro. Las típicas pintadas de la época con crayolas han resistido el paso del tiempo y dan su testimonio en varias paredes de la ciudad, donde se puede leer: “2/8/73 PARO GRAL” o “JUEVES 2-8 PARO GRAL CNT”.

A 50 años, aquel valiente llamado, que finalmente nunca se concretó, sigue siendo hasta hoy un hecho muy poco conocido, de los tantos que se dieron cuando la dictadura buscaba afianzarse, en momentos en que estudiantes, trabajadores y ciudadanos anónimos arriesgaban su vida luchando contra el reciente golpe de Estado.

Sería esta la última convocatoria a un paro general contra la dictadura hasta enero de 1984.

Enzo Feglia es licenciado en Desarrollo por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República.