Luego de años de gobiernos de partidos tradicionales, que se fueron descomponiendo poco a poco, culminamos con una dictadura cívico-militar que fue el más duro golpe que tuvo que soportar el pueblo uruguayo. La represión más fuerte fue en la capital, pero también fue fortísima en todo el interior.

No hubo capital departamental, ciudad o pueblo en que no se reprimiera. Pero aun en esas condiciones, la resistencia pragmática, ideologizada e inteligente fue explotando las contradicciones que tenía la dictadura, que no le permitían ver la realidad, esto es, que tenían a toda la población en contra. Culminaron con la oferta de un plebiscito del y del No. Buscaron legitimarse, pero el pueblo les dijo No. Y entraron poco a poco a resquebrajarse hasta ver que en Montevideo y el interior el avance era uniforme. En 1984 tuvieron el golpe de gracia, al perder las elecciones por el triunfo de la democracia.

A nosotros nos duró 20 años más de trabajo, organización y crecimiento. Y en octubre de 2004, Tabaré Vázquez triunfó en primera vuelta con mayoría parlamentaria.

De ahí en adelante se buscó reconstruir el país, las libertades, el crecimiento de la economía, el regreso de los uruguayos, que constituyeron una diáspora universal pero que en su inmensa mayoría retornaron.

La movilización del FA en Montevideo viene con un crecimiento sólido, recuperando sus bases sociales, pero para ganar hay que complementar con un interior que se mueve.

Pasada la euforia inicial y la sólida unidad conquistada, comenzaron las sectorizaciones en el Frente Amplio (FA) que igualmente ganó con mayorías parlamentarias, pero más escasas. El tercer gobierno lo conseguimos a partir del máximo líder Tabaré Vázquez, pero los otros partidos del Uruguay se fueron coaligando y en 2019 lograron mayoría, con un presidente del sector más conservador, amén de dar ingreso a los militares con un partido político.

Se hicieron múltiples asambleas de balance preguntándonos qué nos había pasado. No evaluamos el rival que teníamos enfrente. Ya van tres años de gobierno y nos han castigado con los medios de comunicación hegemónicos que manejan, y un presidente que se mueve en la capital y el interior.

La movilización del FA en Montevideo viene con un crecimiento sólido, recuperando sus bases sociales, pero para ganar hay que complementar con un interior que se mueva. Esa consigna tiene que llegar a todos los rincones del país.

Constituiremos una especie de contienda, ciudad por ciudad, pueblo a pueblo, localidad por localidad, para así ayudar a Montevideo, que sigue siendo el máximo bastión de nuestra fuerza política.

Silvio Ríos fue diputado del FA por el departamento de Artigas.