Según la información internacional, Luis Lacalle Pou fue el tercer presidente uruguayo en recibir el máximo galardón que entrega la organización educativa Americas Society/Council of the Americas (AS/COA); de esta forma, el mandatario uruguayo recibió el premio que se otorga a los jefes de Estado del hemisferio occidental que fueron elegidos democráticamente por el pueblo, y cuyos liderazgos tienen un impacto profundo en sus países.

Con la entrega de la Gold Insigne en la ciudad de Nueva York, Lacalle Pou se convirtió en el tercer presidente uruguayo en recibir esta condecoración, luego de los exmandatarios Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle Herrera.

En los últimos años, otros presidentes latinoamericanos han recibido este premio, entre ellos los exjefes de Estado de Perú Ollanta Humala (2014); de Argentina Mauricio Macri (2017); de Ecuador Lenin Moreno (2019), y de Colombia Iván Duque (2020).

De esta forma, Tabaré Vázquez y José Mujica, que ocuparon la primera magistratura de nuestro país entre 2005 y 2019, fueron diferenciados y distinguidos del resto, no otorgándoseles condecoración alguna.

Sin dudas, una justa distinción con los otros mandatarios elegidos, la mayoría con problemas con la Justicia, y responsables algunos de graves actos de represión contra sus pueblos.

Cuando los relatos son confusos y la agencia de publicidad del actual gobierno no tiene más material, y se acumulan los desaciertos y aumenta la desigualdad, es bueno recordar cuáles fueron los aportes del Frente Amplio.

Esos 15 años de gobierno de Tabaré y Mujica fueron comentados por diversos politólogos. Para acudir a una síntesis nos basaremos en el artículo publicado por el politólogo Adolfo Garcé en El Observador el 18 de diciembre de 2019.

“Adelanto mi conclusión: a pesar de los serios problemas que se han acumulado durante los últimos años en diversos planos, pese a errores y cuentas pendientes, el saldo del enorme esfuerzo realizado por los sucesivos elencos frenteamplistas a lo largo de tres mandatos consecutivos es ampliamente positivo en crecimiento económico, igualdad social, derechos humanos y desarrollo institucional. Vayamos por partes”.

“Uruguay es uno de los dos países con mayor ingreso per cápita de América Latina (solamente lo supera Chile). El PIB per cápita pasó, en números redondos, de US$ 4.000 a US$ 17.000. Aunque fue perdiendo dinamismo a medida que pasaron los años, la economía uruguaya experimentó un período de crecimiento inusualmente extenso. Desde luego, la dinámica económica es inseparable del contexto internacional. El período de mayor dinamismo coincide con circunstancias internacionales excepcionalmente favorables. El freno ulterior, al menos en parte, tiene que ver con la crisis de 2008 y el desplome de nuestros grandes vecinos. Pero las decisiones de política económica adoptadas desde 2005 en adelante también deben ser tenidas en cuenta para explicar por qué Uruguay aprovechó, primero, el viento de cola, y minimizó, después, los daños del shock externo adverso. Cuando se escriba la historia de los méritos, por cierto, habrá que reservar un lugar especial en el podio a Danilo Astori”.

“Uruguay también ha vuelto a ser el país menos desigual de América Latina. Para mi gusto, está fuera de discusión que el Frente Amplio ha hecho, en este sentido, un enorme esfuerzo”.

“Norberto Bobbio escribió alguna vez que la estrella polar que guía a las izquierdas es el anhelo de construir un mundo más justo. El Frente Amplio no ha sido la excepción. Tabaré Vázquez dio el tono desde el principio, anunciando la creación del Mides y el lanzamiento del Plan de Emergencia”.

“De ahí en más, se fue poniendo en marcha una extensa batería de políticas que contribuyeron a mejorar los indicadores. La tasa de personas en situación de pobreza bajó de 32% a 8% y la distribución del ingreso medida por el índice de Gini bajó de 0,45 a 0,38. El incremento del poder de los sindicatos de trabajadores sumado al papel activo del Estado en la regulación del mercado laboral ha permitido el aumento sostenido del salario real. El Frente Amplio logró que Uruguay haya vuelto a ser un país de clases medias y a estar en la vanguardia regional en materia de bienestar”.

“El Frente Amplio también honró otra tradición nacional: la de intentar ser vanguardia mundial en el respeto a los derechos humanos. Durante la primera presidencia de Tabaré Vázquez, llevando a un nuevo nivel lo intentado contra viento y marea por Jorge Batlle durante los primeros dos años de su presidencia, el gobierno trabajó mucho para obtener información sobre los detenidos desaparecidos durante la dictadura. Más tarde, recuperando una tradición que se remonta al menos un siglo atrás, el país empezó a ponerse a tono de algunos de los cambios culturales más importantes de las últimas décadas: la protección de las mujeres y la consagración de ‘nuevos derechos’ orientados a respetar la diversidad de orientaciones en materia sexual y a cuidar a las minorías discriminadas. El resultado es que nuestra gente, hoy, es más libre que hace 15 años”.

“La Era Progresista deja un saldo positivo también en materia institucional. Sin pretender ser exhaustivo quiero mencionar la creación de algunas instituciones que, recogiendo aprendizajes, están llamadas a seguir jugando un papel muy importante”.

“El Frente Amplio emprende la retirada dejando el Plan Ceibal, habiendo instalado un ministerio especializado en el combate a la fractura social (Mides), una agencia orientada a promover la investigación y la innovación (ANII) y otra orientada a apoyar el desarrollo productivo (ANDE). La ley de educación, muy discutida y tan discutible, dejó una institución técnica de un valor extraordinario cuyo funcionamiento, desde luego, habrá que mejorar para preservarlo mejor de presiones partidarias: el Instituto Nacional de Evaluación Educativa. La Era Progresista nos legó la Institución Nacional de Derechos Humanos, un nuevo Código del Proceso Penal y la creación de la Fiscalía General de la Nación. No es poco...”.

Esta es una de las opiniones vertidas respecto a la gestión del Frente Amplio en el gobierno, pero la mejor confirmación de ello la dio el pueblo: el Frente Amplio desde 1999 es la primera fuerza política del país, y su adhesión popular ha sido estable y, en los últimos meses, con un sostenido crecimiento.

Cuando los relatos son confusos y la agencia de publicidad del actual gobierno no tiene más material, y se acumulan los desaciertos y aumenta la desigualdad, es bueno recordar cuáles fueron los aportes del Frente Amplio en sus tres mandatos constitucionales.

Es por eso que se distinguió1 a Tabaré Vázquez y Mujica. No hubo insignias norteamericanas para los dos jefes de gobierno de la época, fueron claramente diferenciados del resto de los homenajeados. No deja de ser un inmenso orgullo para el pueblo uruguayo.

Julio Vidal Amodeo es doctor en Derecho y Ciencias Sociales.


  1. “Reconocer a una persona o una cosa entre varias por alguna característica o señal distinta” (“distinguir lo bueno de lo malo”).