En una nota anterior describimos la evolución presupuestal de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) entre 2019 y 2023 a partir de sus Planes Operativos Anuales (POA). Se realizó de ese modo porque las actuales autoridades discontinuaron la inclusión de las ejecuciones reales en los informes de seguimiento anual, como era habitual desde la creación de la agencia en 2007. Del estudio concluimos que, en valores constantes, los fondos planificados para ejecutar disminuyeron de modo significativo. Para 2022 la reducción alcanzó a 19,3% respecto de 2019.
Cuando la nota ya estaba en prensa recibimos respuesta al pedido realizado con anterioridad a la institución. Se nos informaba que, con fecha 3 de agosto, se colgó en la web un nuevo documento, denominado Informe Anual Financiero 2022, que incluye la información de ese año y anteriores. Bienvenido el cambio. Ahora es posible estudiar los montos efectivamente ejecutados durante esta administración.
Reducción en valores constantes y respecto del PIB
Los montos totales ejecutados por la ANII, en pesos corrientes, fueron los siguientes: en 2019, 1.219 millones; en 2020, 1.065 millones; en 2021, 1.098 millones, y en 2022, 1.183 millones. Se observa una caída en la ejecución anual. Para su comparación es necesario transformarlos en pesos constantes a valores de 2019, considerando las inflaciones correspondientes. En pesos constantes las ejecuciones anuales fueron, en millones: 1.219 (2019), 1.065 (2020); 943 (2021) y 915 (2022). Por tanto, de acuerdo a los datos publicados estos días, la ejecución de la ANII en 2022 fue –en valores constantes– 25% menor que en 2019. Un recorte incluso mayor que el que informáramos en la nota anterior.
Frecuentemente se han atribuido los recortes en diversas áreas públicas a la pandemia vivida y su impacto global sobre el producto interno bruto (PIB). Es conocido que este se ha recuperado, superando los valores prepandemia. Podemos preguntarnos: ¿a cuánto corresponde del PIB la ejecución actual de la ANII y cuánto era previo a la pandemia? La respuesta es concluyente: mientras que en 2018 y 2019 la ejecución de la ANII significaba 0,056% del PIB, en 2022 se redujo a 0,040%.
En casi todos los componentes en que se divide la ejecución de la ANII se observan reducciones. En el caso del componente Investigación –que incluye el sistema nacional de investigadores, los fondos concursables horizontales y sectoriales, así como el portal bibliográfico Timbó– esta alcanzó el 27% respecto de los fondos ejecutados en 2019, en línea con lo informado cuando comparamos los POA.
Mucho humo, pocas nueces
Hace un par de semanas, cuando una legisladora opositora habló de recorte en la comisión parlamentaria de la Cámara de Diputados que analizó la actual Rendición de Cuentas, el ministro Pablo da Silveira afirmó molesto: “No acepto la expresión recorte. [...] podemos decir que la ANII tiene una disponibilidad de recursos similar a la que tenía antes de la pandemia, y eso incluye los créditos fiscales, que es una de las formas por las que le ingresa dinero”.
La política de ciencia, tecnología e innovación de estas autoridades se ha caracterizado por un recorte efectivo de los fondos destinados al área, y se lo intenta ocultar mediante opacidad informativa.
Es sorprendente esa última aseveración del ministro y caben dos únicas posibilidades: es un grosero desconocimiento del funcionamiento financiero de las exenciones fiscales o es parte del humo mediático que caracteriza a esta administración en múltiples áreas, en particular en esta.
Los créditos fiscales, instrumento que existe desde hace años, no son un ingreso de dinero a la agencia ni un subsidio monetario otorgado. Es una renuncia fiscal que hace el Estado, por recomendación de la ANII, por intermedio del Ministerio de Economía y Finanzas, del cobro de impuestos empresariales por parte de la Dirección General Impositiva (DGI) a una empresa a la que se le evaluó positivamente un proyecto de innovación. Nunca fueron incluidos esos montos en el presupuesto de la ANII, ni corresponde hacerlo. Es más, se desconoce si la exención fiscal promovida es finalmente concretada por la empresa –y cuándo lo hace– pues eso lo maneja la DGI.
Queda expuesto, con la información ahora publicada, que la política de ciencia, tecnología e innovación de estas autoridades se ha caracterizado por un recorte efectivo de los fondos destinados al área –no sólo se da con la ANII– y que se lo intenta ocultar mediante opacidad informativa y declaraciones mediáticas rimbombantes sin sustento.
Edgardo Rubianes es doctor en Biología y fue presidente de la ANII.