El pasado 17 de agosto recibimos la triste noticia del fallecimiento de Clemente Estable Puig, profesor de Bioquímica de la Facultad de Odontología de destacada labor docente en dicha facultad y también en la Facultad de Medicina como coordinador del Ciclo Básico del plan 68.

Miembro destacado de la AEM (Asociación de Estudiantes de Medicina) en sus épocas de estudiante, de la que fue secretario, integró una generación de jóvenes que, con el ulterior decano doctor Pablo Carlevaro a la cabeza, impulsó con su militancia la autonomía universitaria en la década de los 50 y posteriormente el nuevo plan de estudios del año 68 en Medicina. Plan de estudios que ocupó un lugar de vanguardia en los planes de estudio latinoamericanos, tanto por su metodología de aprendizaje como por la integración de sus conocimientos.

Esta generación, de profunda raigambre humanística y libertaria, supo percibir que las enseñanzas que se desarrollaban en el plan previo eran ajenas al ser humano, sus angustias, necesidades, fuera del devenir histórico-social. El plan 68 forjó un paradigma de enseñanza cuyo centro era el estudiante y no el docente. En donde la creatividad daba paso al compromiso estudiantil.

Concordantes con los tiempos fermentales de los 60 y 70, diseñaron, mediante la enseñanza por problemas, en un marco psicológico y social, un plan en el que el estudiante fuese el protagonista esencial del aprendizaje y el docente un orientador que aprendía a la par de sus orientados. El plan, más allá de recoger corrientes de pensamiento progresista de la época, presentaba un neto perfil de originalidad que se ajustaba al tiempo histórico que se vivía en nuestro país y a los problemas que existían en nuestro sistema sanitario.

El Rayo y los profesores Ruben Cassina y Ulises Gelós, represaliados todos ellos por la intervención universitaria, fundaron en la esquina de Rodó y Magallanes lo que popularmente se llamó “La Academía”.

Durante el período de la dictadura, el plan 68 fue borrado de la currícula y muchos docentes fueron expulsados y otros renunciaron a una facultad, donde la palabra libertad fue prohibida.

El Rayo y los profesores Ruben Cassina y Ulises Gelós, represaliados todos ellos por la intervención universitaria, fundaron en la esquina de Rodó y Magallanes lo que popularmente se llamó “La Academía”, un centro de estudios de apoyo para los estudiantes que cursaban los primeros años de la carrera de Medicina bajo la intervención de la Universidad. Este centro fue un refugio para jóvenes inquietos y críticos, que aglutinó a muchos que posteriormente dieron impulso a la salida democrática y que tuvieron un rol fundamental en la creación de la Asociación Social y Cultural de Estudiantes de la Enseñanza Pública-Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (ASCEEP-FEUU).

Quizás sea en el área de la docencia donde los aportes del Rayo calaron más hondo y cobraron una dimensión especial, prolongaron el legado de su padre (don Clemente Estable Falabella, eminente científico y pedagogo, fundador del instituto que lleva su nombre e innovador de la enseñanza primaria) en el campo de la enseñanza.

Es muy difícil distinguir sus actos vitales, aunque fuesen los más sencillos, de sus actos docentes. Caminaba y repartía palabras sabias y silencios de poderosos mensajes. Dotado de un humor peculiar, a veces desconcertaba al oyente y lo desafiaba a extremar su inteligencia. Su sencillez de vida era ejemplar y brillaba por sí misma.

Quizás este encanto especial, sumado al exquisito respeto al prójimo, produjo que muchos de nosotros, alumnos de épocas pasadas, nos incorporáramos como docentes del propio Ciclo Básico en su etapa posdictadura o simplemente aplicáramos en otras áreas de la docencia médica, o en nuestra propia vida, sus enseñanzas.

Ronald Salamano es profesor de la Cátedra de Neurología y fue docente guía del Ciclo Básico de Medicina, Plan 68.