El 8 de marzo, el Día Internacional de las Mujeres, adquiere un significado especial en este año olímpico. A partir del 26 de julio, París recibirá a 10.500 atletas para los primeros juegos igualitarios de la historia, en los que participará la misma cantidad de mujeres que de hombres. Estos Juegos Olímpicos y Paralímpicos constituyen un gran hito, un paso más en el camino hacia la autonomía de las mujeres. Ahora, más que nunca, debemos redoblar nuestros esfuerzos, en el marco de la Generación Igualdad, la principal iniciativa mundial para acelerar la inversión en la igualdad de género.
Ausentes en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en 1896, no fue hasta las Olimpíadas de París en 1900 que las mujeres pudieron participar por primera vez, pero tan sólo fueron 22, compitiendo sólo en tenis, golf y cróquet. Fue entonces cuando la tenista británica Charlotte Cooper hizo historia al convertirse en la primera campeona olímpica.
Desde entonces, la participación de las mujeres ha aumentado en múltiples disciplinas. Entre miles de ejemplos, está la nadadora estadounidense Trischa Zorn –con discapacidad visual–, la deportista más galardonada en los Juegos Paralímpicos.
Hoy, las mujeres atletas son referentes para millones de personas en todos los continentes. A través de los Juegos Olímpicos, reclamaron el derecho a participar en las competiciones internacionales en igualdad de condiciones que los hombres. Su lucha sirvió para llegar a la paridad en París 2024, donde participarán 10.500 atletas, la misma cantidad de mujeres que de hombres.
Recordemos también que los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 fueron el primer evento olímpico con paridad de género.
Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer para alcanzar la igualdad en el campo olímpico. El techo de cristal o la falta de representación en espacios de toma de decisiones, para desarrollarse no sólo como atletas sino también como entrenadoras o en puestos directivos de las federaciones internacionales; la brecha salarial o la violencia de género –incluidos los ataques en redes sociales– son algunas de las discriminaciones que hoy viven las mujeres deportistas.
Además, los hombres siguen acaparando mayor protagonismo en los medios de comunicación, sobre todo audiovisuales. El periodismo a menudo puede reproducir violencia contra mujeres y niñas desde un simple titular. En este sentido, es necesario promover una información deportiva libre de estereotipos.
Frente a estas barreras, el deporte, junto con la educación, son aliados para promover la confianza y el liderazgo de las niñas y las mujeres, beneficiando su salud y empoderamiento. En este sentido, es importante impulsar la creación y aplicación de protocolos de prevención y sanción de la violencia de género en entornos deportivos y digitales.
El deporte, junto con la educación, son aliados para promover la confianza y el liderazgo de las niñas y las mujeres, beneficiando su salud y empoderamiento.
Actualmente, la política de feminización del deporte evoluciona de una cuestión de afirmación del derecho de las mujeres a participar en el deporte en todas sus dimensiones hacia la promoción de la igualdad real entre mujeres y hombres en el deporte. Esta igualdad debe aplicarse tanto a las condiciones de acceso a la práctica del deporte como a las de dirección y supervisión del deporte o de valoración mediática, económica y social. Este camino debería contribuir a luchar contra los estereotipos y la violencia sexista y, en definitiva, a valorizar los beneficios de la igualdad de género en el deporte. Y es que las mujeres deben poder tener un lugar en todos los aspectos del mundo y la economía del deporte, en su dimensión profesional, comercial, administrativa, asociativa, recreativa e incluso de salud pública.
En 2021, en París, se celebró el Foro Generación Igualdad, el encuentro mundial más importante a favor de la igualdad de género. Convocado por ONU Mujeres y copresidido por los gobiernos de México y Francia, en asociación con la sociedad civil y la juventud, este foro congregó a 100 países para impulsar cambios a escala nacional hacia 2026. En ese marco, se refrendó el reconocimiento al poder del deporte para potenciar y contribuir con el empoderamiento de las mujeres y niñas y para alcanzar la igualdad de derechos. Para ello, ONU Mujeres y el Comité Olímpico Internacional promueven la adhesión de todo el ecosistema deportivo a seis principios para lograr deportes con igualdad: promover los liderazgos de las mujeres en el ámbito deportivo; promover espacios libres de violencia para mujeres y niñas; promover la igualdad de oportunidades económicas para las mujeres en deportes; impulsar una cobertura más igualitaria y la eliminación de los estereotipos de género en medios de comunicación; lograr igualdad de oportunidades para las niñas en el deporte y la actividad física, y monitorear y brindar información pública en materia de igualdad de género en los deportes.
En este año olímpico, en consonancia con el lema de este 8 de marzo de 2024, el Día Internacional de las Mujeres, es hora de financiar los derechos de las mujeres para acelerar la igualdad en el deporte. Para lograrlo, necesitaremos movilizar a todos los actores: estados, organizaciones internacionales, federaciones deportivas, medios de comunicación y sociedad civil.
Jean-Paul Seytre es embajador de Francia en Uruguay; Magdalena Furtado es directora de Programas de ONU Mujeres Uruguay.