“‘Es un disparate’, dijo Arbeleche sobre el plebiscito de la reforma de la seguridad social del PIT-CNT” tituló el 9 de abril el periódico de izquierda independiente la diaria, sobre la conferencia de prensa de ese día de la señora ministra de Economía y Finanzas, la economista Azucena Arbeleche. Ni qué hablar del espacio y la importancia que les dieron a esas palabras los medios de comunicación que no son de izquierda; o sea, casi todos los demás, incluidas todas las grandes corporaciones periodísticas.
Pero ¿cuál es la noticia? Porque el mismo personaje ha dicho la misma cosa casi desde el momento en que el PIT-CNT decidió recurrir a los medios que la Constitución de la República proporciona para que la ciudadanía pueda revertir una medida gubernamental que se entiende perjudicial e injusta. Y lo mismo han hecho todas y todos los personeros de la coalición gobernante, perpetradora de la medida impugnada mediante el plebiscito.
Es cierto que en esa conferencia la ministra dijo muy poca cosa que mereciera titularse, pero por lo menos era más atractiva para captar la atención la explicación de que hay atraso cambiario porque el país está muy bien, aunque quizá la diaria decidió dejar ese bocado para la página de Humor.
De todos modos, es verdad que en todo este asunto hay algo que es un disparate, y es la forma en que el gobierno decidió solucionar sus problemas de equilibrio fiscal, cargando el supuesto déficit del sistema jubilatorio, total y exclusivamente, sobre los hombros de las y los trabajadores: aportantes y beneficiarios. Y para corregir ese disparate, justamente, es que se plantea el plebiscito.
Y ya que estamos, puesto que no es noticia lo que piensa la ministra, y sus compañeras y compañeros de ideas, pero se presenta como tal, podría haberse acompañado, por lo menos, por lo que piensan los que no piensan como la ministra, que tampoco es noticia, pero por lo menos permitiría que el saco no chingara tanto de la manga derecha. Seguramente, esas personas sí consideran un disparate –disparate peligroso– que se busque, una vez más, favorecer a empresas con fines de lucro (en este caso, las AFAP) a costa de la población trabajadora, que deberá, para que aquellas mantengan sus ganancias, hacer aportes cinco años más, para después cobrar menos: menos tiempo y prestaciones más bajas. Que es la “solución” de la economista Arbeleche.
Seguramente, esas personas sí consideran disparate –disparate peligroso– que se busque, una vez más, favorecer a empresas con fines de lucro (en este caso, las AFAP) a costa de la población trabajadora.
Usando términos más prudentes que “disparate”, desde otras tiendas, más a la izquierda, se ha compartido la opinión sobre las calamidades que trae la reforma multicolor, pero insistiendo en que el camino de corrección debe ser el legal y no el plebiscitario. Se olvida (¿o no?) que los plebiscitos los decide directamente el pueblo y las leyes las votan sus representantes, que a veces no se sabe muy bien a quién representan. Quizá ellos mismos, por momentos, no lo tengan muy claro.
Sin embargo, porque esto es un juego de claroscuros, muchos de los que piensan –respecto del sistema jubilatorio– que el buen camino es el de votar otra ley y no el de promover un plebiscito están dispuestos a firmar una solicitud de legisladores a la Corte Electoral para que, en la misma instancia electoral de octubre, por otro plebiscito, se establezca el acceso transparente a los empleos en las intendencias, mediante concurso o sorteo. Lo que también se puede hacer por ley... pero, otra vez, sucede que no están los votos, porque a los intendentes blancos no les es grata tanta transparencia. Y por eso, porque no están los votos, es que se busca otra vía, lo mismo que en el caso del sistema jubilatorio. Lo mismo pero distinto, porque lo que en un caso se apoya, en otro se considera un error. Quizá sean los cálculos electorales los que hagan la diferencia. O, más probablemente, los cálculos políticos, porque es difícil imaginar que alguien pierda votos por apoyar que la gente no tenga que esperar cinco años más para jubilarse.
De todos modos, bienvenida la idea del politólogo Daniel Chasquetti, que es el verdadero padre de la idea de plebiscitar la transparencia en el acceso a la función pública en lo departamental, que pone en valor el aporte de la academia (a veces tan discutible) y que abre una oportunidad más para que el pueblo decida.
Benjamín Nahoum es ingeniero civil.