Las posturas de cada uno de los candidatos a la presidencia respecto a las políticas públicas sobre drogas están claras, y pueden resumirse en la tabla que acompaña a esta columna.
Posturas de los candidatos sobre políticas públicas relacionadas a drogas
Andrés Ojeda | Álvaro Delgado | Yamandú Orsi | Guido Manini Ríos | Pablo Mieres | |
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Soberanía de consumo | SÍ | NO | SÍ | NO | SÍ* |
Allanamiento nocturno | SÍ | SI | NO | SÍ | SÍ |
Prohibicionismo | NO | SÍ* | NO | SÍ | NO |
Gestión de daños | NO | NO | SÍ | NO | SÍ* |
Pro-mercado regulado | NO* | NO | SÍ | NO | SÍ |
Guerra a drogas | SÍ | SÍ | NO | SÍ | NO |
Internación compulsiva | SÍ | SÍ | NO | SÍ | NO |
Seguridad | SÍ | SÍ | SÍ | SÍ | SÍ |
Salud | SÍ | SÍ | SÍ | SÍ | SÍ |
Educación | SÍ | SÍ* | SÍ | SÍ | SÍ |
Fuente: Elaboración propia en base a notas de prensa y programas de gobierno. (*) Los candidatos no se han expresado explícitamente, pero se puede deducir sus posturas por otras declaraciones relacionadas con el tema.
Las variables consideradas para elaborar la tabla fueron las siguientes:
- La soberanía del consumo, vinculada a la libertad de los individuos a consumir la droga de su elección y que, por lo tanto, el consumo no sea penalizado.
- Los allanamientos nocturnos, como resultado de la propuesta actual de algunos políticos, a partir de la cual se habilitaría a la policía a irrumpir en determinados domicilios durante la noche, con el fin de “atacar” las bocas de venta de drogas.
- El prohibicionismo, referido al marco filosófico que propone la noción de lo prohibido, tanto en lo que respecta a la venta como al consumo de cualquier sustancia declarada ilegal.
- La gestión de daños, sustentada en un abordaje del consumo de sustancias en el cual se asume que las personas van a consumir drogas (y que por lo tanto no tiene sentido prohibirlo), sino que se orienta al aporte de herramientas aplicables a la reducción y gestión de los daños generados como consecuencia de su consumo.
- Las posturas “pro-mercado”, apoyadas por quienes están de acuerdo con mantener y crear mercados regulados de drogas.
- La guerra a las drogas, que plantea la persecución de la producción, comercio y consumo de ciertas sustancias psicoactivas, consideradas prohibidas o ilegales. Para esta persecución, se utilizan todas las herramientas del Estado, como la fuerza policial y militar.
- La internación compulsiva, ley votada por el gobierno actual donde se crea un protocolo de internación de personas con adicciones en contexto de calle, aunque no estén dispuestas.
- La salud, educación y seguridad, en acuerdo con quienes incluyen al “problema” de las drogas en esas áreas, en sus respectivos programas de gobierno.
Al analizar la tabla, podemos ver homologías entre partidos o candidatos que permiten armar dos grupos que están “bastante” de acuerdo en sus posturas y modelos. Por un lado, el modelo A: Delgado (Partido Nacional) y Manini Ríos (Cabildo Abierto), y por otro lado, el modelo B: Orsi (Frente Amplio) y Mieres (Partido Independiente). Ojeda (Partido Colorado) presenta elementos en común con ambas posturas, pero de acuerdo a sus declaraciones, parece encontrarse más emparentado con el modelo A.
En octubre se va a elegir entre dos modelos de políticas aplicadas a las drogas. Por un lado, un modelo vetusto y anticuado que ya ha demostrado que no sirve, pero que se propone una y otra vez, contra un modelo actualizado e innovador.
Así quedan armados dos modelos teóricos y prácticos de cómo pensar y resolver el “tema drogas”:
Modelo A:
Desarticular el mercado regulado de marihuana.
No crear nuevos mercados regulados.
Énfasis en la agenda sanitaria y el prohibicionismo.
A favor de los allanamientos nocturnos.
A favor de la internación compulsiva de adictos.
Guerra a las drogas y al narcotráfico.
Modelo B:
Mejorar el mercado regulado de marihuana existente.
Crear nuevos mercados (ejemplo: psicodélicos).
Énfasis en sanidad y derechos (soberanía).
En contra de allanamientos nocturnos.
En contra de la internación compulsiva de adictos.
Enfrentar el narcotráfico sumando perspectiva social.
Estos modelos tienen algunas cosas en común: ambos plantean que hay que mejorar la prevención, hacer énfasis en el consumo de drogas en jóvenes, y en la necesidad de mejorar la asistencia a adictos. También ven la importancia de luchar contra el narcotráfico y de incluir el tema drogas en las áreas de salud, educación y seguridad.
Estos dos modelos que estamos planteando se pueden ver nuevamente analizando otros datos. Por ejemplo, El Observador en enero de este año realizó una encuesta a 123 parlamentarios consultando sobre quiénes están de acuerdo con regular todas las drogas. En esta encuesta, el 61% de los encuestados dijo estar de acuerdo o muy de acuerdo con regular otras drogas. Al desglosar las respuestas por partido político, se muestra que el 96% de los legisladores del Frente Amplio están de acuerdo con regular el mercado de otras drogas, mientras que en los partidos Nacional, Colorado y Cabildo Abierto, son menos los que están de acuerdo (48%, 26% y 34% respectivamente). Quedando de nuevo en evidencia cómo el Frente Amplio representa el modelo B, y la coalición de derecha el modelo A, antes explicados.
Otra encuesta realizada a la población general (5.357 casos) por El Observador publicada a fines de julio estudió algunas premisas sobre el mercado regulado de marihuana. Dentro de las preguntas, indagó cuántos uruguayos están de acuerdo con crear nuevos mercados regulados de drogas y cómo las opiniones al respecto se pueden separar según sean votantes del Frente Amplio o de la coalición de derecha. Dentro de los votantes del Frente Amplio, el 77% está de acuerdo con regular otras drogas, mientras que dentro de los votantes de la coalición de derecha, sólo el 30% está de acuerdo. Nuevamente, el Frente Amplio queda emparentado con el modelo B y la coalición de derecha con el modelo A.
Para cerrar, me gustaría plantear algo que me interesa mucho, y es analizar ambos modelos a la luz de la evidencia científica disponible. Si volvemos sobre las premisas de cada uno, claramente, el modelo A no parece tener mucho respaldo científico; el prohibicionismo no funciona y no cumple su función, la guerra a las drogas tampoco ha sido de ayuda (a veces vulnerando los derechos humanos) y no ha obtenido buenos resultados. De la mano, aplicar allanamientos nocturnos no ha demostrado ser efectivo en los lugares en los que se pueden hacer, y la internación compulsiva de adictos es una práctica que se hace cada vez menos en el mundo porque no es eficiente y vulnera derechos.
En tanto, el modelo B tiene bastante más respaldo, no sólo por el aspecto de los mercados regulados, sino por la perspectiva de derechos y por hacer énfasis en cuestiones sociales (y no sólo punitivas) al querer abordar el problema de las drogas. La ciencia no es la respuesta a todo, pero sin dudas es mejor manejarse con propuestas basadas en evidencia (queda a disposición de cualquier interesada/o los artículos científicos que fundamentan esta explicación).
En definitiva, en las elecciones de este año se van a elegir muchas propuestas, y dentro de ellas se va a elegir entre dos modelos de políticas aplicadas a las drogas. Por un lado, un modelo vetusto y anticuado que ya ha demostrado que no sirve, pero que se propone una y otra vez, contra un modelo actualizado e innovador... ¿Usted, qué prefiere?
Paul Ruiz Santos es licenciado y doctor en Psicología, docente de la Universidad de la República y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Uruguay.