El problema de la basura en Montevideo y el mundo va más allá de la limpieza de las ciudades y la recolección de residuos; tiene al menos otros dos capítulos, no menos importantes, como lo son la recuperación de objetos y materiales y la disposición final, aunque por lo general estos no son visibilizados ni generan mayor atención por parte de la población. Por ejemplo, la información sobre los vertederos a cielo abierto, que abundan a lo largo y ancho de todo el país, son noticia cuando se incendian, como ocurrió recientemente en Flores, Artigas y Salto.

Parecería que ha llegado el momento de que el tema de la basura deje de ser banalizado, de que se comprenda que son muchas las aristas que tiene este asunto y que los actores son varios, cada uno de ellos con sus intereses.

El 14 de enero de este año, en la diaria, bajo el título "La basura ciudadana", hacía hincapié en la necesidad de contar con “un diagnóstico completo, al detalle, saber cuál es el origen” de los residuos que vemos al lado de los contenedores, e identificar a qué grupo de personas le cabe la responsabilidad.

En Montevideo, el problema de la limpieza de la ciudad y la recolección de residuos no radica en el sistema de contenedores utilizados, si están en la vía pública, si son domiciliarios o intradomiciliarios. Eso puede incidir y ser tomado en cuenta para mejoras en algunos barrios o complejos habitacionales, pero sólo eso.

La basura en la ciudad no sólo se ha incrementado debido al mayor consumo, sino que principalmente ha sido porque en las últimas tres décadas cambió sustancialmente su composición y las características de algunas de las fracciones de residuos. Observemos algunos ejemplos: los envases, que eran casi todos retornables, pasaron a ser descartables o de un solo uso; los aparatos eléctricos, como las heladeras, termotanques o ventiladores, hoy tienen una vida útil mucho menor y son fabricados con materiales de inferior calidad, casi imposibles de valorización; con los muebles y colchones ocurre algo similar; los aparatos electrónicos van quedando tecnológicamente obsoletos en poco tiempo y la ropa barata que viene del Asia –confeccionada cada vez más en base a diferentes polímeros– ha inundado el planeta.

¿Qué debería y podría hacer nuestro país ante un panorama mundial desolador en materia de residuos, donde muy pocos países están pudiendo con el problema?

Nuestro sistema político está en deuda con la normativa sobre contaminación por residuos; las leyes y decretos que durante más de dos décadas se han ido aprobando –a la vista está– nos mantienen lejos de llegar a buen puerto.

Es necesario aprobar una nueva normativa, de alcance nacional, y elaborar un plan para la gestión social de residuos, que efectivamente le dé espalda al trabajo de los gobiernos departamentales, porque el que existe, por más que así se le denomine, no es más que una serie de objetivos generales con metas incumplibles.

Es necesario aprobar una nueva normativa, de alcance nacional, y elaborar un plan para la gestión social de residuos, que efectivamente le dé espalda al trabajo de los gobiernos departamentales.

Ante estas restricciones que hemos señalado, yo me pregunto: ¿por dónde deberían ir las propuestas que permitan al departamento de Montevideo revertir la actual situación de claro déficit en materia de gestión de residuos?

Es necesario un plan que ordene una serie de iniciativas que en los últimos 15 años fueron surgiendo, pero que no han formado parte de una política pública única.

Entre otras propuestas, dicho plan debería contener las que se resumen a continuación:

Propuesta 1. Instrumentar la figura del monitoreo ambiental ciudadano para cada uno de los contenedores de la ciudad, porque si sabemos qué se tira y dónde, cuánto de qué y con qué frecuencia, será posible dar con los responsables y así actuar de modo focalizado, de distinta manera, según los casos. Son los vecinos los ojos permanentes en el territorio, ellos quieren que su barrio esté limpio y están dispuestos a colaborar.

Propuesta 2. Implementar algo que en un pasado se hizo, me refiero a circuitos barriales periódicos de recolección selectiva de distintas fracciones de residuos voluminosos tales como escombros, restos de jardinería y aparatos eléctricos y electrónicos.

Propuesta 3. Promover la apertura de locales y ferias permanentes y no permanentes de comercialización de materiales y objetos recuperados provenientes de diversas fuentes, creando condiciones de trabajo para emprendimientos personales.

Propuesta 4. Crear un fideicomiso para la gestión social de los Restos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, generando puestos genuinos de trabajo, tanto para clasificadores como para otras poblaciones con dificultades de acceder a un empleo.

Propuesta 5. Crear un fideicomiso para la gestión social de los Restos de Obras Civiles y los distintos tipos de vidrio (huecos y planos), creando trabajo formal para poblaciones vulnerables en general, personas privadas de libertad, y que se puedan cumplir medidas alternativas dictaminadas por la justicia.

Propuesta 6. Convocar a la integración de una Comisión Honoraria de apoyo al trabajo de todos los clasificadores de residuos, estén ellos o no formalizados mediante cooperativas u otras modalidades.

Propuesta 7. Incluir en el organigrama de gobierno departamental una unidad para la promoción y coordinación barrial de la agricultura urbana y el compostaje.

A modo de resumen, pienso que en materia de residuos, Montevideo debe “barajar y dar de nuevo”.

Jorge Solari es edil departamental de Montevideo por El Abrazo 949, Frente Amplio.