El extenso ciclo electoral uruguayo tendrá su fin el 11 de mayo cuando los ciudadanos concurran a las urnas con la responsabilidad de elegir a los intendentes, alcaldes, ediles y concejales que los representarán los próximos cinco años.

En Treinta y Tres, uno de los departamentos “históricamente blancos”, la contienda electoral presenta algunas particularidades y desafíos para la izquierda política; pero antes cabe señalar las características principales de la elección subnacional que se avecina.

Las reglas de juego de estos comicios impactan directamente en el poder y capacidad de agencia de los actores políticos y benefician la concentración de facultades y recursos en el ejecutivo departamental. Las principales características son la posibilidad de reelección inmediata a los intendentes —les permite contar con la estructura institucional para hacer campaña—, la posibilidad de cada partido de presentar hasta tres candidatos —da a las internas partidarias un atractivo particular— y la forma en que se asignan lugares en el legislativo departamental, que da al partido ganador una mayoría automática.

Estos mecanismos aseguran al intendente un “blindaje” legislativo para gobernar y limitan la incidencia política de la oposición para hacer contrapeso a un intendente que concentra para sí casi todas las funciones administrativas y ejecutivas en su jurisdicción.

Con esto en cuenta, vale la pena pensar la realidad política de Treinta y Tres y saber dónde está parado el Frente Amplio en la contienda por el ejecutivo departamental.

El mapa político de Treinta y Tres

En los últimos años la política olimareña ha sido noticia por algunas excentricidades. Al mejor estilo House of Cards, hemos sido testigos de internas familiares, hemos visto un récord de ingresos por designación directa a la comuna (92%) y elecciones departamentales que se deciden entre los dos principales caudillos del Partido Nacional con un suspenso televisivo tras el conteo de los votos observados.

Como mencionamos, Treinta y Tres ha sido históricamente un bastión del Partido Nacional, la alternancia en el poder se ha producido en contadas ocasiones. La última vez que los blancos no estuvieron en el ejecutivo departamental fue el histórico triunfo del Frente Amplio, de la mano de Gerardo Amaral, en 2005. Desde entonces y hasta la fecha, el Partido Nacional ha ganado de manera ininterrumpida las elecciones y ha consolidado, cada vez más, su predominio, casi hegemónico, en el departamento.

En las últimas elecciones departamentales en 2020, los blancos lograron su mejor performance electoral, con el 69,9% de los sufragios, frente a un disminuido Frente Amplio, que alcanzó el 19%, y un testimonial Partido Colorado, que obtuvo el 2,6%. Con este resultado, el oficialismo obtuvo 25 bancas en el legislativo departamental y la izquierda tan sólo seis, lo que limitó severamente las funciones de contralor que debe cumplir la oposición. Por ejemplo, para realizar un llamado a sala al intendente, se necesita al menos un tercio de las bancas.

A nivel departamental, el Frente Amplio tiene como principal desafío mostrarse como una opción real de poder en el territorio.

Otra de las características de esa elección fue el atractivo de la interna blanca. Por un lado, Ramón da Silva, el Rolo, líder de la lista 8 —parte de Alianza País— y sucesor político de Dardo Sanchez, exintendente e histórico referente del Partido Nacional en el departamento. Por el otro, Mario Silvera, Marito, líder de la lista 71 y máximo exponente de la línea política del ahora expresidente Luis Lacalle Pou en el territorio. Una interna muy polarizada y que tuvo como ganador a Silvera por tan sólo 61 votos y tras el escrutinio de votos observados.

La nueva temporada: elecciones departamentales 2025

Para esta nueva temporada, las elecciones departamentales de Treinta y Tres tienen como protagonistas a personajes de temporadas anteriores, regresos icónicos y nuevos actores.

En el Partido Nacional comparecen nuevamente Silvera, tras su paso por la intendencia, y Da Silva, y se les suma Analía Larrañaga, alcaldesa de Villa Sara, quien se ha posicionado como un liderazgo emergente y dispuesto a cuestionar la estructura de los caudillos existentes.

Por su parte, el Frente Amplio llega a los comicios con el impulso de haber ganado el gobierno nacional. Sus candidatos son dos referentes históricos del departamento: Gerardo Amaral y Sergio Pato Mier. Estas candidaturas representan en buena medida dos sensibilidades frenteamplistas muy distintas, pero al mismo tiempo complementarias.

Por un lado, Amaral es un reconocido médico. Integró el Partido Socialista y actualmente forma parte del proyecto político de Seregnistas. Además, cuenta con la experiencia de haber sido el único intendente frenteamplista del departamento. Por otro lado, el Pato, maestro y diputado por Treinta y Tres en dos ocasiones, es el líder de la lista 40 La Orejana —la lista departamental más votada— y uno de los referentes del sector frenteamplista La Patriada.

A nivel departamental, el Frente Amplio tiene como principal desafío mostrarse como una opción real de poder en el territorio, y mostrar una interna competitiva y polarizada —en su justa medida— puede contribuir a evitar la fuga masiva de los votos obtenidos en las elecciones nacionales.

En una pelea desigual, en el probable caso de no conquistar el Ejecutivo, urge trabajar para consolidarse en la oposición, aumentando el número de bancas en la Junta Departamental —con las limitaciones del sistema— y a partir de allí construir un proyecto político alternativo. Esto implica mostrarles a los votantes que en la elección departamental se juegan más cosas que elegir al candidato “menos malo” de la interna blanca. Si bien el Frente Amplio parece tener las candidaturas adecuadas para ello, queda en el debe trabajar por la proyección y formación política de nuevos liderazgos con anclaje territorial en la ciudad y al interior del departamento, atendiendo la municipalización ascendente del país.

Además, en materia programática se debe poner en la agenda problemas estructurales que afectan al departamento e ir más allá de un debate público que parece centrarse en obras que son convenientemente inauguradas en tiempo electoral. En una de las regiones más postergadas del país en materia de desarrollo y oportunidades, el foco debe estar en asuntos como el empleo, la juventud —y su éxodo—, la formación, la movilidad y la gestión de residuos, por sólo nombrar algunos.

Katriel Ferrer es politólogo e integrante de Seregnistas en Treinta y Tres.