Del 22 al 24 de mayo, el Palacio Peñarol acogió el XV Congreso Nacional del PIT-CNT, con la presencia de 1.172 delegados de 67 filiales de todo el país. Este espacio, el de mayor decisión del movimiento sindical uruguayo, define las orientaciones estratégicas del PIT-CNT y elige a los principales órganos de conducción. Uno de estos órganos es la Mesa Representativa, encargada de garantizar la continuidad política y operativa del PIT-CNT entre congresos. Su función incluye la ejecución de resoluciones, la coordinación sindical y la elección del Secretariado Ejecutivo.
La nueva integración de la Mesa Representativa ha evidenciado nuevamente una problemática persistente en el sindicalismo uruguayo: la paridad de género aún no se alcanza.
En 2003, el VIII Congreso del PIT-CNT tomó una decisión clave para garantizar una mayor equidad en la participación sindical. Se aprobó una resolución que estableció que la representación de varones y mujeres en los espacios de liderazgo debía ser equilibrada. La presencia de cada uno no puede ser inferior al 30% ni superar el 70% en los cargos de dirección, formación o negociación colectiva dentro del sindicato. Con esta medida, se busca garantizar que las mujeres accedan a los cargos de representación dentro del sindicalismo, corrigiendo la histórica desigualdad.
Sin embargo, a pesar de que esta resolución lleva más de dos décadas vigente, su implementación efectiva sigue siendo un desafío. A diez años del movimiento Ni Una Menos y de la consolidación de un nuevo ciclo feminista en la región, la presencia de mujeres en los espacios de toma de decisiones dentro del sindicalismo continúa siendo limitada. Esto refleja que, aunque existan resoluciones y acuerdos que buscan garantizar la igualdad, en la práctica la brecha de género persiste.
Las mujeres dirigentes sindicales poseen las mismas capacidades para ejercer el liderazgo y constituyen una parte esencial de la fuerza de trabajo. No obstante, continúan enfrentando barreras estructurales que limitan su acceso efectivo a estos cargos.
Una representación formal, no sustantiva
Se asignaron 41 cargos para la Mesa Representativa, de los cuales sólo 15 fueron ocupados por mujeres (36,5%). Sin embargo, esta proporción sólo fue posible porque una lista presentó exclusivamente mujeres como candidatas. De no haber sido así, difícilmente se habría alcanzado el mínimo establecido.
Los resultados por lista fueron los siguientes:
Lista 8 – Coordinación de Sindicatos: 5 cargos, 5 mujeres (100%)
Lista 2 – Por la Dignidad de la Clase Trabajadora: 4 cargos, 2 mujeres (50%)
Lista 1 – Gerardo Cuesta: 17 cargos, 5 mujeres (29,4%)
Lista 41-98 – Construyendo Unidad: 15 cargos, 3 mujeres (20%)
La nueva integración de la Mesa Representativa ha evidenciado nuevamente una problemática persistente en el sindicalismo uruguayo: la paridad de género aún no se alcanza.
Una moción con historia: el Paro de Mujeres
Uno de los momentos más significativos del congreso fue la aprobación de una moción presentada por la dirigente Tamara García que formaliza la convocatoria del PIT-CNT al Paro Internacional de Mujeres cada 8 de marzo como una medida permanente.
“Desde 2017 venimos trabajando este tema. Proponemos que el PIT-CNT convoque cada 8 de marzo a un paro nacional de 24 horas para todas las trabajadoras”, expresó García, señalando que los sindicatos que enfrenten dificultades podrán adaptar la medida según sus realidades.
La dirigente también remarcó que el paro feminista no sólo es una acción hacia la sociedad, sino también una interpelación interna: “Nuestro movimiento sindical tampoco es ajeno a las desigualdades de género. Seguimos estando subrepresentadas, y este congreso es una muestra de ello”.
La moción fue aprobada por el congreso, consolidando una lucha que el sindicalismo feminista viene impulsando desde hace años dentro del PIT-CNT. Se trata de un paso relevante en el reconocimiento formal del paro del 8 de Marzo como herramienta de lucha de las trabajadoras. A partir de ahora, la convocatoria al paro del 8M dejará de depender de decisiones coyunturales de la Mesa Representativa y pasará a formar parte de la política permanente de la central. Con esta definición, el PIT-CNT institucionaliza una demanda histórica de las mujeres organizadas en el movimiento sindical.
Desigualdades invisibilizadas: aportes del paro feminista para repensar el sindicalismo
El paro feminista —según autoras como Verónica Gago— no sólo visibiliza la desigualdad en el ámbito laboral formal, sino que también evidencia la injusta distribución de las tareas de cuidado y otras formas de trabajo históricamente invisibilizadas. Estas brechas de género no sólo afectan el acceso a mejores condiciones laborales, sino que también repercuten en la representación sindical y en la toma de decisiones dentro de las estructuras sindicales.
La democratización del sindicalismo no será posible sin una participación equitativa entre varones y mujeres en los espacios de representación. La paridad no puede depender de esfuerzos individuales, coyunturales o excepcionales, sino que debe convertirse en una política estructural que garantice el acceso de las mujeres a los cargos de liderazgo sindical en igualdad de condiciones. La lucha feminista dentro del sindicalismo no es una demanda secundaria, sino un proyecto político que busca transformar las estructuras de poder existentes. La inclusión real de las mujeres en los espacios de poder no sólo corrige desigualdades históricas, sino que fortalece el sindicalismo en su conjunto, ampliando su capacidad de respuesta frente a los desafíos contemporáneos del mundo del trabajo.
Tamhara Darriulat es licenciada en Ciencia Política y militó varios años en el movimiento sindical. Las reflexiones aquí expuestas forman parte de una investigación más amplia desarrollada en la monografía de grado sobre feminismo y sindicalismo “De regalar flores a marchar juntas. El movimiento sindical en el nuevo ciclo feminista”.