Mucho ha cambiado en la política uruguaya desde que la Ley 18.567 instauró los concejos municipales en 2009. Hoy tenemos 136 municipios en todo el territorio uruguayo, generando muchas oportunidades, dando identidad, articulando con otros organismos y dando soluciones muy importantes para la gente de muchos rincones, que hasta hace unos años eran lejanas.

Los números han demostrado que cuantos menos habitantes tiene un municipio, mayor adhesión genera en las elecciones, por lo tanto, esto demuestra el grado de cercanía que produce el tercer nivel de gobierno con los habitantes uruguayos.

Una de las particularidades que nos dejó esta elección municipal es el triunfo de muchos jóvenes que han sido electos y han tenido en las contiendas municipales la posibilidad de ingresar a la política, de estar en cargos de decisión y próximamente gestionar el rumbo de sus comunidades, en algunos casos, por segunda ocasión.

Por ejemplo, en la localidad de Sauce, Canelones, ganó un joven de 20 años que tomará las riendas del concejo a partir de julio, junto con los demás integrantes; en Dolores, Soriano, obtuvo el triunfo otro joven de 25 años con antecedentes ya en la administración del período pasado; en Ciudad de la Costa, el triunfo se lo llevó una joven de 28 años, y en Montevideo, en el municipio CH, también la victoria estuvo en manos de una joven de 26 años, con pasado y experiencia en la gestión municipal.

Según el artículo 10 de la Ley 19.272, los requerimientos para ser alcalde en Uruguay son tener 18 años de edad, ser ciudadano natural o legal con tres años de ejercicio y estar radicado dentro de los límites territoriales desde, por lo menos, tres años antes. Si hacemos una comparación entre las diferentes autoridades políticas, vemos que los requerimientos en cuanto a la edad cambian: para ser presidente se exige 35 años; para ser intendente, 30 años; para senador, 30 años; para diputado, 25 años.

El sistema político luego de este período electoral tendrá que empezar a discutir si los jóvenes tendrán que seguir esperando hasta cumplir los 25 años de edad para asumir otros roles en la política uruguaya.

Entonces, me pregunto por qué una persona puede asumir como alcalde de Ciudad de la Costa o del municipio CH —cargos con responsabilidad política sobre más de 100.000 habitantes— a los 18 años, mientras que para ser intendente en un departamento como Flores —con sólo 26.000 habitantes— se exige tener al menos 30 años de edad.

¿Por qué un joven de 23 años puede ser alcalde en el municipio de Maldonado —donde viven más de 90.000 personas—, pero otro joven de 23 años no puede ser diputado por el departamento de Treinta y Tres, que cuenta con poco más de 50.000 habitantes?

El sistema político luego de este período electoral, y también con un Parlamento medianamente renovado en términos de edad, tendrá que empezar a discutir si los jóvenes tendrán que seguir esperando hasta cumplir los 25 años de edad para asumir otros roles en la política uruguaya, o tendrán que ser sólo alcaldes y acompañar a otros dirigentes hasta cumplir la edad requerida. En el lado opuesto encontramos diputados o senadores que renuevan su banca quinquenio tras quinquenio, sin impedimento alguno, habiendo comenzado una carrera política hace 30, 40 o 50 años, con otro Uruguay, con otra realidad y con otro futuro por delante. ¿No hay que poner un requisito de edad también para estos casos?

En conclusión, los municipios hoy parecen representar mejor que otros actores políticos a parte de la ciudadanía. También abren más posibilidades a personas con interés en la política, empoderan a los dirigentes locales y generan la posibilidad de hacer carrera desde un cargo de gestión local, muy cercano a la gente y sin necesidad de grandes estructuras políticas de respaldo. Grandes beneficiarios de estas posibilidades han sido muchos jóvenes, que traen frescura al sistema, nuevas ideas y creatividad. Ojalá estas sean señales para el interior de los partidos políticos y que en un futuro los jóvenes puedan ser electos por la ciudadanía para ocupar cualquier cargo que esta les encomiende. Ojalá también muchos más jóvenes opten por un municipio para hacer política, una herramienta que vino para quedarse y a la que aún le queda mucho por desarrollarse.