Durante años, Víctor Hugo Andrade fue conocido en las calles nocturnas de la Ciudad Vieja con su apodo Manguerman, el superhéroe que se había inventado para intercambiar por plata y con apuro sus obras artísticas: dibujos, pinturas sobre pedazos de madera, retratos improvisados en servilletas. Hoy cientos de montevideanos —y muchos turistas— tienen obras de Víctor en sus casas, hay un grupo en redes sociales para darle apoyo y su obra fue expuesta en una gran muestra. Retrato de un artista singularísimo que se formó entre hogares del INAU y la tele de los noventa, a quien a críticos y fans les gusta llamar el Basquiat uruguayo
Con entrada libre y gratuita, Anita Valiente, Maia Castro, Ana Prada y la escritora argentina Gabriela Borrelli celebran el Día Internacional de la Mujer