La diputada Cristina Lustemberg y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Álvaro García, cerraron ayer un acuerdo electoral hacia octubre. García irá primero en la lista al Senado, en segundo lugar Lustemberg, y ambos presentarán listas a la Cámara de Diputados por Montevideo. Coinciden en que es necesario impulsar un relato sobre las “mejoras sustantivas” que ha tenido el país con los gobiernos del Frente Amplio (FA) y reconocen que existe una disputa discursiva con el candidato colorado Ernesto Talvi. Recordaron, como por si acaso, que durante la crisis de 2008 el entonces director de Ceres decía cosas “terribles”, entre ellas que Uruguay entraría en recesión un año después y que, por lo tanto, sería necesario negociar nuevamente con el Fondo Monetario Internacional (FMI). También cuestionaron las “falacias” de ciertos “discursos liberales” que esconden que en la sociedad sigue habiendo “poderosos y desposeídos”, y advirtieron que “cuesta mucho pensar en abrazar a algunos empresarios que tienen prácticas reñidas con el trabajo decente”.

¿Con qué aspiraciones nace este espacio?

Cristina Lustemberg (CL): Con Álvaro tenemos espacios previos de trabajo en común, en la campaña anterior, donde compartimos una cantidad de similitudes en énfasis que teníamos sobre el desarrollo del país, la transformación desde lo más productivo y económico, con una mirada social. Después fuimos trabajando cosas en común, él como director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y yo como subsecretaria del Ministerio de Salud Pública, y tenemos una relación desde lo ideológico, personal, con un perfil de hacer. Venimos conformando un sector y vimos después de conversar que podíamos tener una complementación de saberes, miradas y experiencias, apostando siempre a un cuarto gobierno.

Álvaro García (AG): Yo te diría que tenemos dos aspiraciones: la primera es ganar un cuarto gobierno del Frente Amplio [FA] y la segunda es ir conformando un espacio dentro del FA, que tenga una mirada de futuro y de renovación de la izquierda. El FA está procesando su renovación histórica; ya la procesó a nivel de precandidatos, y creemos que hay un proceso similar a nivel de los grupos.

¿Se va a crear otro grupo que va a presentarse junto a Participar, Articular, Redoblar (PAR, sector de Lustemberg)?

AG: Estos últimos días hemos venido trabajando en la estructura más electoral de la propuesta. Hemos definido presentar una lista al Senado que vamos a encabezar Álvaro García-Cristina Lustemberg y PAR va a presentar su lista a Diputados en Montevideo, encabezada por Cristina. Además, en los próximos días vamos a anunciar otra lista, que estamos tramitando. Estamos trabajando con queridos compañeros y compañeras, amigos desde hace muchos años, con los cuales trabajamos y compartimos la vida, con los que hemos tenido instancias de militancia muy fuertes a la salida de la dictadura, compañeros que pueden ser de vertiente socialista y otros que no.

CL: Después hemos hablado con cantidad de sectores, porque nosotros queremos seguir trabajando en acuerdos programáticos, en una reestructura hacia adelante del FA, e ir agrupándonos en determinadas líneas de pensamiento y acción. Es un espacio que está abierto. Todas las conversaciones que hemos tenido y seguimos manteniendo siguen abiertas porque nacimos para eso, para sumar.

¿Están pensando en acuerdos con componente político o meramente electorales?

AG: Buscamos tener una base de sensibilidad común, ese es el primer punto. Después, evidentemente, nos parece que es necesario que el FA cubra un amplio espectro, como en elecciones anteriores, y que esta renovación esté representada en ese amplio espectro. Nos sentimos representantes de una sensibilidad grande en el FA, importante, y vamos a tratar de reflejarla.

CL: Queremos hacer énfasis en un relato de lo hecho, pero también en las propuestas hacia adelante. Eso es lo que nos une, generar esta expresión, ir buscando dentro del FA y siendo muy respetuosos. Queremos salir a convencer a muchos frenteamplistas que hoy pueden estar alejados o disconformes con algunas cosas que haciendo autocrítica tenemos que mejorar, pero acompañado de un relato de las mejoras sustantivas que ha tenido Uruguay en los últimos años.

“No me gusta la expresión ʻparricidioʼ de ninguna manera, me parece que hay que saber apreciar la experiencia, así como me parece importante la renovación, en todos los ámbitos de la vida”.
Álvaro García

¿En estas conversaciones hubo algún contacto con Mario Bergara?

AG: Sí, tuvimos reuniones. Yo con Mario tengo una relación de cercanía muy grande. Militamos juntos en el movimiento estudiantil, en agrupaciones diferentes, pero codo a codo por la salida de la dictadura, así que tenemos una relación larguísima, incluso dentro del gobierno. Nos parece que Mario forma parte de la renovación, tenemos muchas cosas en común, y muchas cosas en las cuales nos podemos complementar. Desde el punto de vista electoral, el espacio está abierto. Cuando nosotros decimos que damos este primer paso, estamos abiertos a las conversaciones y a grupos que no han tomado definición. Estamos abiertos a una mirada de generación de sublema con sensibilidades comunes que, además de acumular electoralmente, le brinde a la ciudadanía un amplio espectro de posibilidades dentro del FA como ha sido siempre.

El FA transita un camino de renovación y se empezó a hablar de la necesidad de un parricidio. Hace algunos días, el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, argumentaba contra esa tesis del parricidio, porque en esta etapa el FA necesita a todos, incluso a sus tres líderes históricos. ¿Ustedes cómo lo viven?

AG: Comparto esa idea. No me gusta la expresión “parricidio” de ninguna manera, me parece que hay que saber apreciar la experiencia, así como me parece importante la renovación, en todos los ámbitos de la vida. Quizás el FA fue el último de los partidos grandes en procesar una renovación más fuerte, y quizás haya sido por la gran sabiduría de los padres que hemos tenido en política. En esta elección, después de tres períodos de gobierno, el FA tuvo que procesar un desafío enorme de renovación política. Nosotros sentimos que podemos cumplir un rol y que tenemos electores. Le pasa a Cristina y me pasa a mí, tenemos hijos que son primeros votantes, escuchamos con orejas muy abiertas las nuevas sensibilidades y las nuevas inquietudes, y nos parece fundamental colocar esa visión. Eso sin renovación es imposible, pero entendiendo la renovación sin el concepto de parricidio.

CL: La transferencia intergeneracional es sustantiva. Todo lo que han significado Tabaré Vázquez, José Mujica, Danilo Astori y el general Liber Seregni y un conjunto de fundadores es lo que ha permitido que hoy lleguemos hasta acá. Creo que con las cuatro precandidaturas que nuestra fuerza política impulsó en estas elecciones internas hubo una señal clara de que hay que entrar en una renovación de la fuerza política que no solamente es generacional. Tenemos que buscar gente con ganas de seguir transformando al país. En el PAR estamos apostando mucho a los jóvenes, escuchándolos, no sólo para la foto.

Cristina Lustemberg y Álvaro García.

Cristina Lustemberg y Álvaro García.

Foto: Federico Gutiérrez

Hay una sensación de que la elección de la fórmula frenteamplista fue un mensaje de Daniel Martínez hacia la tríada de Astori, Mujica y Tabaré. ¿Cómo evalúan ese proceso?

AG: Tengo una lectura similar a la tuya. Me parece que Daniel se paró en sus convicciones con todo el derecho, por haber sido electo precandidato.

CL: Yo creo que fue una señal que Daniel transmitió y quizás uno hubiera compartido una cosa más conversada, más cuidada, pero hubo una apuesta de renovar y tomar decisiones. Daniel Martínez tenía esa posibilidad de tomar una decisión, por ser electo por nuestra fuerza política.

¿Cuáles fueron los motivos por los que no aceptaste la propuesta de la vicepresidencia?

CL: Todas esas cosas requieren acuerdos y el FA es una construcción colectiva, nosotros somos muy respetuosos de eso. Quizás no teníamos los apoyos de la mayoría de los sectores del FA de una forma explícita, que garantizaran la gobernabilidad y los acuerdos adecuados, y había que seguir buscando a la persona que se entendía que podía lograrlo. A su vez, también estaba presente la definición de la compañera que había ocupado el segundo lugar, Carolina Cosse, que tenía el derecho de ocupar ese lugar. No era el momento para generar una dificultad y yo quiero construir, que es lo que siempre me motiva estar en esta fuerza política.

Hay una lectura bastante generalizada de que el candidato colorado, Ernesto Talvi, está captando adhesiones de frenteamplistas desencantados. ¿Cuál es el rol que pueden jugar en esto? ¿Cómo diferenciarse de lo que propone?

AG: Me parece positivo para el sistema político que el economista Talvi haya entrado en política y que haya ganado la candidatura del Partido Colorado. Me parece que es una señal de renovación política. En segundo lugar, creo que nos brinda desafíos importantes en función de su discurso, pero son desafíos muy bienvenidos, porque ayudan al debate político. He tenido conversaciones con mis hijos y con gente más joven que no vivió la época en la que fueron aplicadas todas estas políticas liberales en nuestra región. El discurso liberal se presenta con cierto romanticismo, cierto aire de igualdad, como que somos todos iguales y tenemos las mismas oportunidades. Y esta coyuntura sirve para decir que eso es una gran falacia, porque lo que esconde ese discurso es que en la sociedad hay poderosos y desposeídos. Ese es el punto de partida; no partimos de una sociedad adentro de un laboratorio. Esto implica que las políticas tienen que ser diferentes para los diferentes. Talvi dice que hay que abrazar a los empresarios. Yo creo que los empresarios tienen un enorme rol en el mundo capitalista en el que vivimos y en el proceso de desarrollo económico, pero cuesta mucho pensar en ganas de abrazar a algunos empresarios que tienen prácticas reñidas con el trabajo decente o con los derechos laborales.

CL: A mí como ciudadana y frenteamplista me gusta que la gente vuelva a tener credibilidad en el sistema político. Lo que sí nos aleja es la concepción de que nosotros no separamos lo económico de lo social, lo humano de la sustentabilidad.

“Una fuerza política de izquierda nunca se puede acostumbrar a lo hecho ni al poder; el poder es una herramienta para transformar la realidad, quebrar desigualdades e impulsar áreas que son sustantivas para el desarrollo de la gente”.
Cristina Lustemberg

¿Tiene un reto discursivo el FA para lograr diferenciarse de Talvi?

AG: Sin ningún tipo de duda. Mi respuesta anterior va a la base del tema. Yo en lo político me considero liberal, defiendo la democracia a muerte y creo imprescindible esa discusión. En lo económico, no. En lo económico el liberalismo implica aquel viejo paradigma del zorro libre en el gallinero libre. Entonces allí sí hay necesidad de intervenir de la mejor manera desde el Estado. Son bienvenidas visiones que he escuchado decir al economista Talvi y a otros candidatos referidas al tema de la agenda de derechos, porque eso asegura continuidad en temas que se ha avanzado fuertemente.

CL: El tema de la agenda de derechos no es negociable. Cada vez queremos ir hacia más derechos, donde los que más sufren alguna vulnerabilidad tengan garantizado los derechos. No tenemos una concepción neoliberal de las políticas, al contrario. Sí tenemos un sustento ideológico fuerte de lo que se considera ser de izquierda, pero también tenemos esa concepción de que los derechos son hechos cuando se consolidan en la gente. Queremos eficiencia, calidad del gasto, y no estoy conforme con la burocracia del Estado, que hace que una persona, para acceder a un derecho, demore dos años. Y eso no creo que sea una concepción liberal; al contrario, creo en la eficiencia del Estado cuando está centrada en las personas y en la mejora de todos los procedimientos. Esa es una cosa que no se la quiero regalar a la oposición; que nos hablen de cómo gestionar el Estado, mejorar la eficiencia, la evaluación y monitoreo de las políticas públicas. Nosotros sabemos hacer esas cosas.

En particular en esta administración de gobierno se ha planteado que faltó un relato acorde, que la reacción política no fue la adecuada y que la oposición supo marcar mejor la agenda. ¿Qué opinan?

AG: Yo creo que el país tiene una agenda; venimos de confirmar dos hechos muy importantes, como la instalación de la segunda planta de UPM y el acuerdo Unión Europea-Mercosur. El problema quizás fue que la oposición no los acompañó con la energía necesaria, a pesar de que son dos cosas muy importantes para el país. Son dos hechos de enorme trascendencia. Hay otros temas que se impulsaron desde el gobierno que configuran una agenda. Desde la OPP hemos puesto un gran acento en la mirada de futuro; el 27 de agosto vamos a presentar la Estrategia Nacional de Desarrollo, que en lo económico implica seis complejos estratégicos de futuro para Uruguay. Ya presentamos dos prospectivas del mercado de trabajo, con elementos muy tangibles, que sirven para definir a qué profesión te vas a dedicar. Son cosas importantes. Sucede que a veces, en la discusión cotidiana, seguimos con los papeles viejos. Lo que sucedió con Uber nos va a pasar muchas veces más en el futuro y tenemos que anticipar esas situaciones, porque las economías colaborativas ayudan a que la gente tenga, en algunas oportunidades, mejores servicios y más baratos. Eso requiere una regulación lo más adecuada posible a estas nuevas realidades pero sin que se pierdan los derechos de quienes trabajan y de los usuarios. No hay que negar el avance tecnológico; hay que aprovecharlo con los principios de siempre y la defensa de los derechos de siempre.

“En los hechos hubo un anticipo de recesión en Uruguay y se planteó con mucha rapidez que había que volver al FMI, de cuyas condiciones nos habíamos liberado apenas dos años antes. Hay que tener mucho cuidado con estas cosas. Yo no creo que en Uruguay sea necesario volver al FMI”.
Álvaro García

CL: Complementando lo que decía Álvaro, yo sí creo que nos faltó más relato. Formé parte del Ejecutivo y después pasé al Parlamento, y considero que una característica histórica de esta fuerza política es que nunca se alejó de la gente. Y ese relato es importante construirlo con la gente, planteando lo que se pudo hacer y lo que no se hizo. Este año me he dedicado a construir un sector político y hemos visitado muchos comités y casas de familia. Ahí te das cuenta de que nos faltó una construcción de relato más amplia, que no puede ser sólo con los militantes más cercanos, sino con sectores más amplios. Faltó una cosa más sostenida, de escuchar más a la gente. En estos recorridos me encontraba con productores rurales, por ejemplo, que planteaban realidades que no conocía. Son colectivos que presentan dificultades concretas, que muchas veces se pueden resolver con mejor diálogo. Creo que una fuerza política de izquierda nunca se puede acostumbrar a lo hecho ni al poder; el poder es una herramienta para transformar la realidad, quebrar desigualdades e impulsar áreas que son sustantivas para el desarrollo de la gente. Cuando uno está mucho tiempo en el poder tiene que buscar ese equilibrio: tener el relato de lo realizado y también memoria de cómo estaban las cosas antes, pero también mirando con sentido autocrítico y proyectando cómo mejoramos.

¿En qué cosas hacen autocrítica?

CL: Creo que en los cargos de gobierno debemos apostar a poner siempre a los mejores. Necesitamos gente con formación ideológica y programática, pero también precisamos que sean las personas más idóneas para ocupar lugares en las distintas áreas del Estado. Yo nunca me imaginaría como directora de Industria, por poner un ejemplo, o al frente de AFE.

AG: Una mejor política tiene que estar basada en elementos profesionales, técnicos, en estudios y en evidencia. Creo que nosotros hemos tratado de hacer eso en los lugares en que nos tocó trabajar. No hay una contraposición, como alguna vez se pudo haber planteado, entre lo político y lo técnico, es absurdo pensar eso. Uno siempre opera desde su ideología y desde su visión política, pero va a operar mejor si tiene todos los datos arriba de la mesa, y eso requiere estudio, profesionalismo, indicadores.

¿Y en cuanto a las señales políticas de este gobierno? Hablaban de la importancia de la renovación, pero no sucedió nada de eso con el elenco ministerial. ¿No hubiera sido necesaria alguna señal de recambio allí?

AG: Estamos llegando a las elecciones, faltan tres meses y tenemos que hacer propuestas para adelante. Para atrás ya está. Y estamos en un momento en el que es muy difícil que una renovación de ese tipo se procese. Son decisiones que dependen del presidente de la República. En el primer período de Tabaré hubo una renovación en determinado momento; quizás uno esperaba, como integrante del gabinete, que pudiera existir la misma idea, pero bueno, es la decisión del presidente y hay que respetarla.

En lo que nos tocó tratamos de aplicar el criterio de la renovación. Cuando Martín Dibarbure (ex subdirector de la OPP) pasó a la Agencia Nacional del Desarrollo trajimos como su sustituto a Santiago Soto, que tenía 30 años.

CL: Cuando estaba en la subsecretaría del MSP compartía una cercanía generacional con Álvaro y también con algunos otros pocos compañeros. Era un gabinete de mucha experiencia y, más allá de que uno pudiera compartir la idea de que se precisaba una renovación en diferentes lugares, son decisiones que toma el presidente de la República. Pero defendemos la renovación que se está dando a nivel de la fuerza política, de la que nos sentimos parte.

La semana pasada en la diaria el economista Fernando Isabella planteaba, en tono autocrítico y hablando de la campaña electoral, que es muy difícil hacer en tres meses lo que no se hizo en cuatro años. ¿Coinciden?

AG: Fernando es uno de los cuadros jóvenes más valiosos y valientes que tiene el FA, y ha salido varias veces a la palestra a marcar posicionamientos que tienen que ver con una agenda de futuro. Yo comparto lo que plantea, el tema es que en esta apuesta también queremos capitalizar cosas que hemos trabajado desde el gobierno y que no han estado visualizadas de manera adecuada. Por lo tanto, queremos colocar estos temas en la campaña. Y no creo que estemos empezando desde cero, porque primero que nada tenés que tener el trabajo que realizamos durante estos años y los miles de kilómetros que recorrimos. ¿Si darán los tiempos? No lo sé, ojalá que sí. Nosotros estamos confiados. Hay que echar el resto para darle continuidad a este proyecto político con un nuevo impulso.

“En los hechos hubo un anticipo de recesión en Uruguay y se planteó con mucha rapidez que había que volver al FMI, de cuyas condiciones nos habíamos liberado apenas dos años antes. Hay que tener mucho cuidado con estas cosas. Yo no creo que en Uruguay sea necesario volver al FMI”.
Álvaro García

En caso de que el FA llegue a un cuarto gobierno, ¿cómo debería procesar la renovación de su equipo económico, después de 15 años de astorismo, por sintetizarlo de alguna manera?

AG: Tenemos que agradecer muchísimo que esa sea la síntesis. Un hecho relevante de las internas fue el debate entre [Óscar] Andrade y Talvi. Creo que ganaron los dos, porque asumieron el riesgo de tomar una decisión que nadie tomaba durante mucho tiempo y fue positivo. Y en todo lo que planteó Andrade hay una reivindicación fuertísima del trabajo que hizo el equipo económico en estos 15 años. Eso me alegra profundamente.

CL: La estabilidad macroeconómica que ha tenido el país es un tema ineludible en cualquier debate, sobre todo por los vaivenes que ha tenido la región. La buena gestión del equipo económico no siempre se visualiza en su justa dimensión, porque se habla mucho de la crisis de 2002 pero también tuvimos la crisis mundial de 2008, con grandes repercusiones en la región, y Uruguay sorteó muy bien ese momento. Eso no siempre se tiene en cuenta.

AG: Y tampoco se recuerda que en aquel momento algunos ya estaban llamando al FMI. Incluso algunos candidatos como Talvi, que en aquel momento era director de Ceres [Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social] y planteaba por medio de su índice adelantado que Uruguay entraría en recesión en 2009. Y decir eso era algo terrible. O [Luis Alberto] Lacalle, que llamó a los inversores a que no invirtieran hasta después de las elecciones, en un mundo que se caía a pedazos. Y salimos perfectamente adelante, crecimos más de dos puntos ese año. Entonces, ojo, porque los papeles resisten cualquier propuesta, pero la realidad es otra cosa. Ahí tenemos un gran diferencia con respecto a la oposición, porque estuvimos sentados en lugares de mucha responsabilidad en momentos muy importantes, y lo digo con mucha modestia.

Las propuestas en la campaña electoral, desde la oposición, resisten cualquier cosa. A veces se puede demostrar, como hizo hace poco el economista Fernando Esponda en una columna, que los números están equivocados.

Una cosa son los discursos y otra cosa son los hechos. En los hechos hubo un anticipo de recesión en Uruguay y se planteó con mucha rapidez que había que volver al FMI, de cuyas condiciones nos habíamos liberado apenas dos años antes. Hay que tener mucho cuidado con estas cosas. Yo no creo que en Uruguay sea necesario volver al FMI.

Énfasis programáticos: primera infancia y reforma de la previsión social

Una de las prioridades programáticas que definieron García y Lustemberg son las políticas de primera infancia, y asumen que es posible generar un consenso de todo el sistema político para que haya un presupuesto acorde.

“Hay cosas que no dependen sólo de la voluntad del ministro de Economía y Finanzas o del director de la OPP; los grandes temas en realidad dependen de la voluntad de todo el sistema político”, resume García.

En este sentido, considera que el antecedente de la reforma de la Caja Militar no fue bueno, ya que el ministro Danilo Astori tenía una idea pero la reforma que aprobó el Parlamento “no soluciona el problema que se quería resolver”. “Al comienzo de este gobierno, encontramos que el déficit de la Caja Militar era la sexta prioridad presupuestal de Uruguay, por encima de todas las transferencias a los gobiernos departamentales y municipales, y por encima de todo el gasto en el Ministerio de Desarrollo Social y en el Instituto Nacional del Niño y Adolescente del Uruguay. Ahí teníamos una prioridad política fuerte, pero no logramos los consensos políticos necesarios, a pesar de que la oposición ha tenido un discurso muy centrado en frenar el despilfarro”.

La reforma de la previsión social será uno de los temas centrales para un futuro gobierno, coinciden. “Uno de cada cuatro pesos del presupuesto se destina a la previsión social. Pensamos que en el próximo período necesariamente habrá que avanzar hacia una reforma del sistema que no implique pérdida de derechos, porque estamos orgullosos de los 16 años ininterrumpidos de incremento real de las jubilaciones, partiendo de niveles bajísimos”, señala García.

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