El candidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, participó en el ciclo de conferencias de presidenciables, iniciativa que la organización judía humanitaria B’nai B’rith organiza en su sede, sobre la calle Cipriano Payán. Martínez arrancó su discurso subrayando que está en política desde los 16 años y que siempre destacó el respeto en la “confrontación de ideas” como la forma “de mejorar”, ya que “uno tiene que defender sus ideas pero enriquecerse permanentemente con el aporte de otros”. Destacó que Uruguay se enfrenta a una situación de la que “como país no hemos tomado conciencia”, que es la “velocidad del cambio al que nos enfrentamos”. Hizo énfasis en que dos de cada tres niños que nacen hoy en el futuro van a trabajar en tareas que no existen en la actualidad.

“Creo que mucha gente no se da cuenta de la profundidad de lo que estamos hablando. O sea que muchas personas que hoy tienen 30, 40 o 50 años, de repente, dentro de cinco o diez años, van a tener que recapacitarse para poder seguir trabajando, porque la forma de hacer una carrera va a cambiar totalmente”, subrayó. Agregó que, si bien tienen diferencias con los otros partidos políticos, tienen que ver en qué están de acuerdo para “evitar la carnicería” que a veces hay en la política, donde “todo lo que el otro hace está mal y es prácticamente un pacto con el demonio”.

Dijo que está convencido de que, comparado con la década de 1990 y principios de 2000, en Uruguay hay “mejores condiciones” para aceptar el desafío que implica el cambio. Recordó lo que era la deuda neta en aquellas épocas, y destacó la diferencia con la deuda bruta, de la que nunca hay que hablar porque, si no se toman en cuenta las reservas, “no estamos respetando la matemática elemental de primero de escuela”. También recordó la incidencia de “depósitos volátiles de capitales extranjeros”, el índice de Gini y la redistribución de la riqueza. Subrayó que ha “mejorado muchísimo la redistribución de la riqueza, y el salario real ha aumentado, mejorando las condiciones básicas de buena parte de la población”. Sostuvo que es una “ridiculez” pensar que esa mejora fue porque “tuvimos 15 años de viento de cola”, ya que “es un error conceptual”. “Cuando la gente se saca la camiseta política y mira los datos objetivos, hay un gigantesco reconocimiento de Uruguay”, subrayó Martínez.

Dijo que hay que aceptar el desafío y aprovecharlo para “generar profundas transformaciones” que nos den “las herramientas para competir en el mundo del conocimiento, que es la principal riqueza que puede tener una nación”. “Eso implica un país abierto al mundo pero también sustentable, por eso nuestra propuesta política está basada en la sustentabilidad. Tiene que ser sustentable y con igualdad social, por eso la importancia de poner como un norte la inclusión y la igualdad de oportunidades en cada cosa que se haga, y el sueño de igualar el punto de partida debe ser fundamental. Eso también implica ir identificando problemas reales que tenemos, como que siguen existiendo brechas de desigualdad”, subrayó.

Luego, Martínez se refirió al “famoso debate” sobre el tamaño del Estado. “A veces creo que hay dogmatismo en esa discusión. A mí me gusta decir que no quiero un Estado gordo, ni flaco, ni grande, ni chico, sino inteligente, en función del proyecto de país”, señaló. Dijo que lo que hay que hacer, por ejemplo, es lo que buscaron realizar en la Intendencia de Montevideo cuando él estaba a cargo: “Pasamos de ser una ciudad que no existía en el mapa de las smart cities a ser calificada como una de las tres ciudades más inteligentes de Latinoamérica, junto con Buenos Aires y Santiago de Chile”. Ejemplificó el cambio con la posibilidad de hacer “todos los trámites en línea”, en el marco de la búsqueda de “calidad y excelencia utilizando la tecnología al servicio de hacer las cosas diferente”.

Por último, en cuanto a la educación, Martínez contó que tiene tres nietos que viven en Estados Unidos y que, cuando estudian, trabajan “en base a temas específicos”. Por ejemplo, les enseñan matemática, física, química y biología con “temas que están vinculados a cuestiones que los botijas ven y aprenden en la cotidianidad”. Por eso, para Martínez, “hay que avanzar, sin duda, para ese lado”.