Autoridades de los gobiernos uruguayo y brasileño avanzan en la búsqueda de un acuerdo que permita importar y exportar energía en un sistema que sea “ganar-ganar” para ambos países. Así lo expresaron a la diaria diversos integrantes del directorio de UTE, que en febrero mantendrá reuniones con representantes del vecino país.
Inicialmente estaba previsto que jerarcas de la empresa pública acompañaran al ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini, a una reunión que este mantuvo en diciembre con el titular de Minas y Energía de Brasil, Bento Albuquerque, lo que finalmente no sucedió. Fuentes de la cartera manifestaron a la diaria que aquella fue una reunión “mano a mano entre ministros” y que no se acordó “nada concreto”.
Sin embargo, desde UTE se mantuvieron los contactos por videollamada con los brasileños, y está previsto que en febrero haya encuentros en Uruguay e incluso se conformen “mesas de trabajo”.
La energía eléctrica, según el informe con los datos anuales de exportación que publicó días atrás Uruguay XXI, fue el sexto producto que más divisas generó para el país en 2021, y fue el que más aumentó desde 2020 [632%]. “La exportación de energía eléctrica alcanzó 594 millones de dólares en 2021. Esta cifra marca un incremento muy fuerte frente a años anteriores, debido a que los precios de exportación de 2021 fueron muy superiores”, dice el informe.
Ahora Brasil busca que, ante eventuales necesidades, como podría ser una nueva sequía como la que tuvo en 2021, logre importar energía eléctrica producida en Uruguay pero a un precio menor. Las autoridades uruguayas, en tanto, están interesadas en firmar un acuerdo con los vecinos siempre y cuando la producción de esa energía sea más barata, lo que podría lograrse si se planifica a mayor plazo y se utilizan menos las centrales térmicas.
La presidenta de UTE, Silvia Emaldi, dijo a la diaria que Uruguay exporta energía “cuando Brasil acepta nuestras ofertas semanales” ante la disminución de su producción hidráulica. Lo que se pretende ahora es “explorar la posibilidad con la delegación brasilera de hacer algún contrato firme, o sea, de asegurar por equis tiempo y a determinado precio un cierto volumen de exportación”.
En tanto, manifestó que “el tema a resolver” es cómo lograr que la energía se pueda vender a un precio más barato para Brasil pero que a Uruguay no le implique reducir ganancias. Eso se podría hacer limitando el uso de las centrales térmicas, algo que se dificulta en épocas de sequía, como la actual, que va más allá de las lluvias registradas y pronosticadas en estos días. “Brasil buscará un precio menor, pero si seguimos teniendo pocas lluvias la única forma de brindar firmeza será con algún porcentaje de térmicas”, advirtió la presidenta de UTE.
En tanto, el director de UTE en representación del Partido Nacional, Felipe Algorta, manifestó a la diaria que la idea es lograr “una cooperación” entre ambos países, y advirtió que también Uruguay en algún momento podría requerir energía proveniente de Brasil.
“Si nosotros exportamos con eólica, el precio es uno; si nosotros exportamos con térmica, ahí sube, es más caro, porque tenemos que poner combustible”, resumió Algorta. Entonces, dijo que si Brasil en vez de comprar semanalmente propusiera planes de compra semestrales -y eso es lo que se intenta conseguir-, “Uruguay puede armar un combo” que le permita vender mayormente con fuentes renovables, garantizando envíos durante la madrugada, cuando se consume menos, y la producción sería más barata que la que se hace en centrales térmicas.
Por su parte, el director en representación de Cabildo Abierto, Enrique Pées Boz, manifestó que en el segundo semestre de 2021, cuando se intensificaron las exportaciones a Brasil, Uruguay tuvo “un cisne negro” que le permitió conseguir “rentabilidades que beneficiaron no solamente a UTE”, sino “a Ancap y, a través de Ancap, a los usuarios del transporte, sea colectivo o individual”, por el precio de los combustibles, que se mantuvo incambiado en los últimos meses del año pese a que el precio de paridad de importación indicaba un aumento.
“Uno puede decir ‘qué suerte’, era inesperado, pero lo que se pretende ahora es que lo inesperado se transforme en algo ya esperable en la medida en que sea una lógica de comercialización con Brasil más estabilizada en el tiempo”, dijo.
Fernanda Cardona, la directora en representación del Frente Amplio, dijo, en cambio, que, si bien ve con buenos ojos el posible acuerdo con Brasil, el interés del vecino país en seguir obteniendo energía producida en Uruguay revela que UTE podría haber bajado las tarifas en 2022, debido a las ganancias de la exportación. En su momento, desde el oficialismo se argumentaba que eso no era posible porque la necesidad de Brasil era coyuntural y podía cortarse en cualquier momento, algo que negaba Cardona.
Según dijo, ella había planteado en el directorio que “Brasil va a tener su problemática energética” por varios meses más, “y por lo tanto no era tan coyuntural”, y “si no Brasil no estaría viendo cómo negociar y acordar con Uruguay un precio para tener energía”.
Así las cosas, expresó que “por supuesto” había margen para bajar las tarifas, que finalmente se subieron 3,5%, un poco menos que la mitad de la inflación. Según dijo, sus cálculos de 2021 reflejaban que, “sacando” los costos de producción y las transferencias a Rentas Generales, al ente le “sobraban aproximadamente 95 millones de dólares”, por lo que propuso bajar “entre 5,5% y 6%” las tarifas.
En respuesta, Algorta dijo que “hoy los acuerdos con Brasil no existen formalmente” y ahora se buscan “de corto y mediano plazo” para “poder pensar en una exportación con bases reales” que permita, a la larga, bajar las tarifas. “Si logramos eso, en lugar de tener en nuestro presupuesto números de hipótesis seguramente podamos tener números reales”, apuntó.
Similar fue la respuesta de Pées Boz, quien expresó que “las utilidades generadas por la exportación se fueron diluyendo a través del mismo período”. Puso como ejemplo que “frente a 60 millones de dólares que estaban destinados en el presupuesto original para rentas generales”, finalmente se transfirieron “180 millones”. “Acá lo que hay que hacer es mirar a futuro para intentar que ese cisne negro se prolongue en el tiempo”, agregó, en el sentido de que “se transforme en algo que tenga visos de permanencia para la institución”.