El 29 de noviembre, el Instituto Humanista Cristiano Juan Pablo Terra organizó un evento en conmemoración de los 40 años de la convocatoria al voto en blanco que fue impulsada por la izquierda uruguaya durante las elecciones de 1982. Para la actividad, que se realizó en el salón de actos de Acción Sindical Uruguaya, se convocó a integrantes de la Comisión Nacional por el Voto en Blanco y a sus familiares para que rememoren el hecho histórico. Estuvieron presentes María Josefina Plá, expresidenta de la Institución Nacional de Derechos Humanos, el politólogo Óscar Botinelli, que en el momento de las elecciones era el secretario del histórico líder del Frente Amplio (FA), Liber Seregni, Francisco Otonelli, presidente de la comisión, y el ingeniero agrónomo Carlos Sanmarco.
Además, la actividad contó con la presencia de personalidades políticas como el senador frenteamplista Mario Bergara y el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, que en el momento en que se realizaron las elecciones integraba el Partido Demócrata Cristiano, dentro del FA.
El triunfo del No en el plebiscito de 1980 obligó al régimen militar a llamar a elecciones y preparar la vuelta de la democracia, pero el FA y dirigentes de los partidos tradicionales, como el colorado Jorge Batlle y el nacionalista Wilson Ferreira Aldunate, estaban proscritos, así que no eran elegibles. Los partidos habilitados para el sufragio fueron el Partido Nacional (PN), el Partido Colorado (PC) y la Unión Cívica.
Ante el escenario de no tener presencia en las elecciones, la coalición de izquierda tenía tres opciones: votar a las listas más progresistas dentro de los partidos tradicionales, abstenerse o votar en blanco. Seregni, en ese momento preso por la dictadura, apoyó la opción del voto en blanco con el objetivo de que la izquierda tuviera una forma de representación, a pesar de la proscripción.
Pero esa idea no era unánime dentro del FA; Rodney Arismendi, el exiliado líder del Partido Comunista, defendía que el voto de los frenteamplistas respaldara a los sectores más opositores a la dictadura de los partidos tradicionales, específicamente, dentro del PN, a través de la lista que representaba la unión del sector Por la Patria, del también exiliado Ferreira Aldunate, y el Movimiento Nacional de Rocha, orientado por Carlos Julio Pereyra.
Finalmente, la postura del voto en blanco fue la que prevaleció en toda la izquierda y, para impulsar la campaña de difusión, en octubre de 1982, se constituyó la Comisión Nacional por el Voto en Blanco, que estaba integrada por 12 personas. Los ya mencionados Ottonelli, Sanmarco, Plá y Bottinelli fueron parte de la comisión, pero también la conformaron Carlos Gomes Haedo, Rubén Figueroa, Juan José Sarachu, Carlos Zubillaga, Héctor Fabregat, Germán Lezema, Alejandro Paternain y Juan Carlos Doyenart.
En homenaje a los integrantes de la comisión, el Instituto Juan Pablo Terra realizó un cortometraje documental en el que entrevistó a Ottonelli, Bottinelli y Plá para recordar cómo se organizó la iniciativa, que valoraron de gran importancia y señalaron que no se le da el lugar que merece en la historia. El corto destaca el papel de la revista Opción para publicitar el tema y varios ejemplares de la publicación acompañan a los entrevistados durante su relato, junto a fotos de la época con hechos destacados.
En principio, Ottonelli rememoró que la comisión fue “un movimiento que surgió espontáneamente y con mucha fuerza”, con el objetivo de volver a “un sistema democrático”. Según Plá, uno de los objetivos del voto en blanco era “dejar en evidencia la exclusión a presos, exiliados y proscritos”.
Poco tiempo después de comenzar la campaña, la iniciativa tuvo como consecuencia que el gobierno militar detuviera a los integrantes de la comisión y clausurara la revista. En el cortometraje se destaca este episodio como de gran importancia para la difusión del voto en blanco, ya que gracias a la repercusión que tuvo, la propuesta estuvo presente en otros medios además de Opción.
El politólogo apuntó que fue muy difícil convencer a la gente de elegir ese “voto protesta”, ya que Uruguay es un país muy votador y el voto en blanco era un “bicho extraño”. Además, el clima social llevó a que prácticamente sólo fuera un voto montevideano, porque era muy difícil comunicarse con el interior del país, ya que había un “miedo muy grande”.
A escala nacional, el voto en blanco obtuvo 6,77% del total de los sufragios, pero en Montevideo obtuvo 12%. Bottinelli valoró que la cifra lograda “no fue poco y marcó una presencia que a muchos les sorprendió”, y recordó que a Seregni le gustaba insistir en que “lo que salvó la existencia del FA fue el voto en blanco”.