El director ejecutivo del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA), Gastón Cossia, renunció a su cargo este martes y anunció que continuará en “el gobierno enfocado en las políticas de tenencia responsable en la órbita de Presidencia de la República”, escribió en su cuenta de Twitter.

El veterinario no contaba con el respaldo de la Federación Rural, que meses atrás había pedido su destitución. Tras el primer congreso en diciembre con las nuevas autoridades electas de la gremial, la presidenta del gremio, Mónica Silva, contó a la diaria que varios productores pidieron la destitución del jerarca, argumentando que existían “problemas serios de relacionamiento” dentro del INBA y tampoco había avances en torno al control sobre las jaurías de perros que atacan ovejas.

El cruce de visiones sobre el abordaje de esta problemática llegó a tal punto que productores de distintos departamentos exhibieron ovejas muertas y heridas por perros frente a la Torre Ejecutiva, en reclamo de medidas para reducir los ataques de los perros

En diálogo con la diaria, Cossia apuntó que este hecho fue la gota que derramó el vaso y que las presiones de los productores terminaron ganando. “Ellos ejercieron un lobby de presión que llegó a ese extremo. Hay gente que lo relativiza, yo no. Nunca en mis 50 años de vida vi que se tiraran cadáveres de animales agonizantes en la plaza Independencia, y eso para mí rebasó un límite”, expresó

Problemas de relacionamiento

El Consejo Directivo Honorario del INBA está integrado por representantes del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, que designa al presidente del consejo, que tiene voto doble; de la Comisión de Zoonosis del Ministerio de Salud Pública; del Ministerio del Interior y del Congreso de Intendentes. También lo integran otras instituciones, como la Facultad de Veterinaria, la Sociedad de Medicina del Uruguay, representantes de las agremiaciones de productores rurales y las protectoras de animales. A su entender, uno de los problemas que se dieron en la gestión fue que “nunca habían tenido tanto peso de la representación de productores como ahora”, dijo en referencia a la Comisión de Tenencia Responsable y Bienestar Animal (Cotryba), que funcionaba desde 2017. “Ellos han sido los responsables de esto”. 

Cossia sostuvo que no tuvo respaldo del consejo directivo desde su conformación, en julio. Según relató, desde que comenzó a funcionar, a través de sus delegados, presentaron “posturas muy llamativas”, por ejemplo, que el director ejecutivo no participará de las reuniones del consejo directivo. “Luego, me impidieron, por una resolución, ser vocero o que comunicara ninguna actividad del INBA y que no podía manejar los medios de comunicación del INBA ni reunirme con una institución pública o privada sin pedir autorización al consejo”. “Me retiraron la confianza”, expresó. 

Esto quedó de manifiesto en la sesión de la Comisión Especial de Tenencia Responsable y Bienestar Animal de Diputados del 8 de diciembre cuando asistieron representantes del Consejo Directivo Honorario del INBA. El presidente de la comisión, el frenteamplista Nelson Larzábal, relató lo sucedido al inicio de la sesión: “En realidad, nosotros habíamos decidido que viniera el director ejecutivo del Instituto, pero ellos resolvieron concurrir así [...]. El Consejo Directivo Honorario resolvió que el director ejecutivo no viniera”.

En el repaso de los hechos que llevaron a su renuncia, Cossia hace hincapié en la postura que la Federación Rural planteó desde un principio. Recordó que el expresidente de la gremial, Julio Armand Ugón, cuestionó en mayo del año pasado la gestión de las autoridades respecto de la problemática y adelantó en diálogo con Búsqueda que la gremial estaba evaluando pedir que los perros salvajes sean considerados plaga. “Cuando asumo, [se] empezó a mover la cosa y pedí una reunión con la Federación Rural y hago una encendida defensa de que esos conceptos eran erróneos”, expresó Cossia, y manifestó que salió a “contrarrestar” esa posición con diversos argumentos. “Por ejemplo, que en Uruguay no existen perros salvajes, no podemos declarar una plaga a los perros, cosas que parecerían de sentido común”, acotó.

Para Cossia, ese fue el parteaguas y el inicio de un mal relacionamiento que haría imposible su gestión. “Los argumentos científicos son inapelables”, consideró y manifestó que hay perros que por tenencia irresponsable son abandonados o se pierden, y defendió el programa del INBA que se basa en castraciones masivas e identificación a través de microchip. 

“Lo que ha pasado es que no creen en esa política, no creen que mediante la castración e identificación nosotros podamos combatir [las jaurías]”, dijo, y agregó: “Yo voy a hacer una defensa acérrima de que estas son las políticas eficientes y efectivas, que las consolidamos en convenio con las 19 intendencias”. 

Ante las primeras resoluciones de la comisión directiva, Cossia se reunió con el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, y le puso a disposición la renuncia, pero en ese entonces no fue aceptada. En esta oportunidad, sostuvo que fue aceptada porque la “situación llegaba ya a un punto muy difícil de recomponer, que había un bloqueo. Ahí se dio la coincidencia y el convencimiento de que esta es la mejor salida”, expresó.

Agregó que él no se quedaría en su cargo, “para que sigan tirando cadáveres en la plaza”, sino que estaba para unir a los defensores de animales con los productores y generar instancias de diálogo. 

“Claramente no tenía el apoyo del ministro”

“Yo tenía excelente relación con [Carlos María] Uriarte, fuimos limando asperezas de sus enfoques iniciales. Cuando cambia el ministerio, en la única reunión que tuve con el ministro [Fernando] Mattos le entregué mi plan de trabajo y un programa de control de jauría de perros; me dijo que en 15 días nos volveríamos a reunir, y nunca más”, relató, y reconoció que “claramente” no tenía el apoyo del ministro.

Uriarte manifestaba en enero del año pasado en entrevista con Búsqueda que el camino era la castración y la identificación, además de la tenencia responsable. “En eso tenemos que hacer un mea culpa, como sector productivo. En decir: ¿estamos los productores siendo lo debidamente responsables en el manejo de los perros?, ¿sabemos lo que hacen nuestros perros?, ¿tenemos algún tipo de control reproductivo de estos animales?”, y enfatizó que el camino no era matarlos.

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