“Estoy seguro de que nada hubiera pasado si Ernesto [Talvi] hubiera estado”, dice nueve meses después de su salida del gobierno Carlos María Uriarte, hombre de la Federación Rural y que llegó al Partido Colorado (PC) de la mano del excanciller. Tras un período en silencio, en entrevista con la diaria comentó que el tiempo le sirvió para redefinirse como “lo que era: un productor rural arrendatario”.

Actualmente sigue siendo referente en materia de agro en su sector, Ciudadanos, y es senador suplente “cada muy poco, una vez por mes”, de Pablo Lanz. Sin embargo, afirmó que no comparte “los lineamientos que se están dando” en Ciudadanos y apuntó al rol del actual ministro de Ambiente, Adrián Peña, porque “no había autoridades nombradas” en la colectividad del PC al momento de su destitución.

Además, Uriarte habló sobre la desvinculación de Talvi de la política, de cuando el presidente Luis Lacalle Pou le ofreció el puesto del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en 2014, de su sucesor, Fernando Mattos, y del poder de las gremiales –la Federación Rural y la Asociación Rural del Uruguay (ARU)– en el gobierno.

¿Cuál es tu vínculo actual con la Federación Rural?

Como expresidente es algo que llevás en el corazón y estás siempre vinculado. Integré el Consejo Directivo en cuatro, cinco oportunidades. Desde la década del 90 fui dos veces vicepresidente y una vez presidente. Nos mantenemos muy vinculados porque nos conocemos entre todos y donde podamos aportar, aportamos. Hemos conformado un grupo entre expresidentes, de apoyo para los que hoy están llevando a cabo la responsabilidad rural. Yo tuve que renunciar para asumir como ministro. En ese momento era vicepresidente.

Al haber pasado ya un tiempo, ¿cómo analizás la salida de Talvi del gobierno y la política?

Lo mejor para decir es que me dolió mucho el alejamiento. Él generó una esperanza en nosotros, pero también en la ciudadanía, en muchísima gente, de que podía haber un cambio, de que podíamos soñar con otro Uruguay, de que podíamos soñar con una política distinta, y bueno… Yo soy uno de los tantos uruguayos que vieron esa esperanza frustrada. Hicimos lo posible para que él reviera su situación, incluso después de nuestro alejamiento del ministerio. Tuvimos contacto con él, incluso una vez presencialmente. Él hoy está viviendo en España y se niega todavía, dice que las condiciones todavía no se han dado [para volver]. Va a esperar que las aguas se calmen aún más para hablar. Él no quiere hablar de política ni de Ciudadanos. Yo le quería pedir que me guiara o me diera su opinión de cómo uno debería proceder ante estas situaciones.

¿Te hizo algún comentario después de tu alejamiento del MGAP?

Enseguida me escribió. Me dijo que lamentaba mucho que nuestros proyectos se hubieran visto frustrados. A mí lo único que me importa es no haber conformado esas expectativas que tenían de mí. Él me dijo que estaba totalmente orgulloso de lo que habíamos desempeñado.

¿Cómo ves el futuro del PC?

Veía en Ernesto una gran esperanza de cambiar. No comparto los lineamientos que se están dando, sobre todo en Ciudadanos. Yo nunca milité en política, nunca.

Cuando ocurrió la salida del MGAP, el programa En perspectiva informó que el pedido de remoción vino de Adrián Peña, como coordinador de Ciudadanos. ¿Fue así?

A mí me lo transmitió Peña. Él habló como que lo hacía en nombre de la bancada, fue lo que más mencionó. Después tuve una reunión con la bancada y hubo cinco que repartieron la responsabilidad. Ahora, cuando me pidieron esto, no había autoridades dentro de Ciudadanos nombradas como para asumir una decisión de tal naturaleza. Ciudadanos tuvo una asamblea a comienzos del gobierno, en 2020, en la que se nombró a Peña coordinador de bancada y después fue un representante, un vocero natural, no designado, sino natural del sector. Pero cuando se toman este tipo de decisiones… yo creo que faltaban las garantías necesarias que todo proceso indica como para hacerlo. Yo lo respeté, acato y agradezco el honor que se me dio, pero creo que fue un error, sobre todo por la forma en que se hizo.

Nunca se me llamó para consultarme nada, si bien no estaba ajeno a ese movimiento [su salida del MGAP], porque no faltaron personas que me avisaron que había ciertas personas que estaban atrás de eso… Fue una decisión política. Yo estoy tranquilo de haber cumplido con lo que me comprometí con Ernesto y sobre todo con el presidente de la República de trabajar para el país, independientemente del partido. Nunca estuve ajeno al PC, si bien en el momento hubo algunas demoras, y voy a ser bien sincero en los aportes que hay que hacerle al partido. Fue porque estaba a la espera de instrucciones que Ernesto me diera. Ernesto me dijo: “Esperá”. Y yo esperé. La demora fue por eso.

Desde el PC te criticaron por haber dicho que sos “blanco de toda la vida”.

Puede ser el origen de algún posicionamiento, que me hayan visto en algún momento como un ajeno. Cuando Ernesto me invitó a Ciudadanos, después de que decidió dedicarse a la política, yo le dije: “Tú sabes que yo vengo de una cuna blanca”. Si bien nunca milité en política, mi abuelo peleó con Aparicio [Saravia], mi padre es wilsonista. Eso es lo que mamamos. Y él me contestó: “Yo no te pregunto a quién vas a votar, yo te pregunto si querés servir a la patria”. Para mí eso fue todo. Desde ese momento me brindé de pleno y nadie me puede objetar mi dedicación a Ciudadanos.

¿En algún momento pensaste en irte al Partido Nacional?

En las elecciones pasadas [de 2014] Lacalle Pou me había hablado para ser ministro de Ganadería. En aquel momento, después no ganó las elecciones. Ese fue el ofrecimiento más concreto que tuve. Mi relación con Luis es anterior a la de Talvi, pero nunca desde el punto de vista político. Las diferencias entre los partidos tradicionales hoy son mínimas, tienen más que ver con argumentos históricos que realmente con conceptos, con ideas; ahí son matices. Hoy el gobierno de coalición yo visualizo que debería estar más unido, trabajando más junto, más parecido al Frente Amplio.

Gastón Cossia, ex director ejecutivo del Instituto Nacional de Bienestar Animal, no contaba con el respaldo de la Federación Rural, que pidió su destitución. Hace unas semanas, tras su salida, dijo que “ejercieron un lobby de presión” para el cambio en el puesto. ¿Qué piensa?

La designación de Cossia se demoró un poco porque siempre, hay que reconocerlo, tuvo resistencias. No de mi parte, yo no tengo nada para decir, podemos pensar todos distinto. Decir que fue debido a un lobby… ojalá la Federación Rural tuviera tanta fuerza como para lograr esas cosas. La intencionalidad, la dedicación que Gastón le puso a su trabajo la destaco. Probablemente los tiempos no le dieron, porque estuvo menos de un año para enfrentar una situación que es caótica, que tiene muchísimo tiempo para atrás y que es realmente preocupante: la realidad de la sobrepoblación canina que tiene el país.

¿Mientras te desempeñabas como ministro cómo fue la relación con la Federación Rural?

Bien, perfecto. Eran mis compañeros de toda la vida, pero no querían verse como que el ministro era ahora de la federación e iba a ser todo “amén”. Los noté bastante críticos, pero bien, porque esas cosas hacen bien. No fue aprovechar el momento para que la federación hiciera todo lo que deseaba a través del ministerio. No fue esa la relación, fue bastante crítica y yo les agradezco muchísimo.

¿Pensás que tenés un perfil parecido al de Fernando Mattos, actual titular del MGAP?

No, somos distintos; somos amigos, nos conocemos hace muchísimos años. Nuestros padres eran amigos. Cuando [Mattos] asumió como presidente de la ARU, me invitó a integrar la junta y ser el representante en el INIA [Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria], cosa que siempre le voy a agradecer. Después el destino nos llevó a que él fuera candidato al Ministerio de Agricultura de Bordaberry y nos juntáramos de vuelta en el grupo agro de Ciudadanos.

La vida nos ha llevado a ser distintos. Yo creo que él tiene aspiraciones en la vida que yo no tengo, probablemente él es mucho más político. La vida lo ha llevado a ser básicamente ganadero, con un perfil mucho más macro. Yo he tenido que incursionar en todos los rubros. No he tenido en la vida las garantías que él ha tenido. Es más que nada ganadero y sobre todo, de carne vacuna. Todo esto no lo digo como crítica, sino como definición de las diferencias que puede haber entre uno y otro.

Cuando todo esto surgió [su reemplazo], yo hablé con él antes, porque el rumor era muy fuerte. Hablamos, me preguntó cómo lo veía. Yo le dije: “Esto es parte del destino, Fernando. La verdad, prefiero que venga una persona como tú. Venimos del mismo lugar, sabemos lo que hemos trabajado, sabemos lo que hemos propuesto”.

¿Hay diferencias entre venir de la ARU y de la Federación Rural?

Yo estuve en las dos. Soy socio de la ARU, no hay mayores diferencias. La impronta se la dan las autoridades del momento, pero las instituciones tienen líneas que son distintas y se mantienen. La federación tiene una representación a nivel nacional, porque tiene sus federadas, más de 50 distribuidas en todo el país. La ARU es mucho más nuclear, entrás por invitación, tiene una capacidad de análisis muy fuerte, dependiendo de cada junta, hay unas más fuertes que otras. Siempre ha estado más cerca del gobierno [la ARU] y la federación, del productor. La ARU está más cerca del productor grande en general y la federación, más cerca de la parte social, de todos. Son dos partes muy importantes, pero no son las únicas.

¿Qué pendientes te quedaron en el MGAP?

Había un punto que sería un aporte importantísimo para el agro del país: la erradicación de la mosca de la bichera. Es una plaga que provoca perjuicios de 40 millones de dólares por año al sector, sobre todo al ovino. El sector ovino es muy importante para pequeños y medianos productores. Es posible erradicarla, nosotros habíamos conformado un grupo. Lo teníamos muy avanzado, porque habíamos logrado el apoyo de técnicos especializados en el tema de Estados Unidos. La planta que nos proveería de moscas, que es la única en el mundo, había hecho inversiones para dárnoslas. La técnica que se aplica es la del macho estéril, se obtiene de la irradiación de moscas que transforman a la mosca en estéril. Ese macho estéril se dispersa en la naturaleza y las ciudades, compite con el macho fértil, pero a la larga no prospera. Es una técnica que se aplicó con mucho éxito en Estados Unidos y América Central. El caso de Uruguay iba a ser inédito. En casos anteriores las campañas de erradicación las financió el gobierno de Estados Unidos, porque era de su interés tener la mosca lo más lejos posible. Uruguay iba a ser distinto, porque no iba a ser ni dirigido ni financiado por Estados Unidos: se iba a hacer más que nada con el trabajo y el apoyo de los productores, por eso el desafío no es menor. Estamos tratando de contribuir para hacerlo en el menor tiempo posible.