Este miércoles comenzaron las obras de reparación y modernización del aeropuerto de Carmelo, en el departamento de Colonia, que pasa a tener la categoría de internacional. Con la presencia del presidente Luis Lacalle Pou, se realizó un acto en el que se colocó la piedra fundacional, señal del inicio de las obras y del proceso de reacondicionamiento de esta y otras cinco terminales aéreas del interior del país, ubicadas en Cerro Largo, Durazno, Paysandú, Rivera y Salto.

El mandatario aprovechó la ocasión para anunciar que en abril iniciarán las obras en Rivera. Todas las refacciones deberán hacerse entre 2022 y 2023, ya que el acuerdo con Corporación América, firma internacional adjudicataria también de los aeropuertos de Carrasco y Punta del Este, incluye que las terminales deben quedar operativas en 2024.

Puerta del Sur, la filial uruguaya del grupo Corporación América, que lidera el empresario argentino Eduardo Eurnekian, suscribió en noviembre un acuerdo con el gobierno para ampliar por 20 años la concesión del aeropuerto de Carrasco –vencía en 2033 y se extendió hasta 2053–, terminal que ya opera desde 2003. Como parte del contrato asumió, de forma directa y sin llamado a interesados, la gestión de los seis aeropuertos mencionados con el compromiso de invertir unos 67 millones de dólares en infraestructura.

Es decir que como contrapartida de ampliar la concesión del principal aeropuerto, la empresa va a invertir en aeropuertos menos rentables y que actualmente reciben pocas aeronaves o están en desuso. Las concesiones derivaron de una ley aprobada a finales de 2020 –con votos en contra de Cabildo Abierto y el senador nacionalista Juan Sartori–, texto que tomó como base un proyecto que envió el gobierno del expresidente Tabaré Vázquez el último día de su mandato.

Si bien las obras de infraestructura en Carmelo, que finalizarán este año, requerirán una inversión de 8,5 millones de dólares, la empresa “tiene previsto invertir más de 45 millones de dólares” allí si se suman los “gastos de operación y mantenimiento de la terminal aérea durante el plazo de la concesión”, informó la compañía, que adoptó el nombre Aeropuertos Uruguay para operar todo el sistema.

Dos posibilidades

“Teníamos dos decisiones a tomar que la ley nos habilitaba: llamar a un proceso licitatorio o concesionar”, dijo Lacalle Pou durante la presentación. Agregó que se decidió por la segunda “con base en la experiencia positiva de la empresa [Corporación América]” y en “las posibilidades de que alguien se haga cargo solo de seis aeropuertos del interior”, en el entendido de que de forma individual las terminales áreas podrían dar pérdida.

“Ya les anuncio que el 22 de abril empieza Rivera y así sucesivamente con el resto de los aeropuertos”, dijo el presidente. Añadió, en referencia a las obras en Carmelo, que “notoriamente esto tiene un fin turístico” y que “abundan las razones” para suponer “que del vecino país [Argentina] va a llegar cada vez más gente, algunos a vivir y otros a pasar el fin de semana”.

Lacalle Pou destacó que las obras en estos aeropuertos son “una inversión virtuosa”, porque necesitarán “mano de obra” que será “básicamente local”. El ministro de Defensa, Javier García –también presente en el acto–, celebró las novedades aeroportuarias por entender que son parte de “una política de Estado” que vincula a “diferentes partidos y diferentes gobiernos”, al tiempo que señaló que cada una de las terminales necesitará unos 150 trabajadores.

Lo que se viene

Federico Cabrera, gerente de Operaciones y Experiencia al Pasajero de Aeropuertos Uruguay, manifestó a la diaria que “probablemente el tránsito estará focalizado en vuelos privados”, pero las terminales del interior tendrán “una infraestructura y nivel de operación que podría recibir aerolíneas comerciales”. Así las cosas, consideró que “se podrían hacer vuelos desde el sur de Brasil y desde Argentina, y también vuelos domésticos”.

Las reformas en los aeropuertos fueron celebradas por los intendentes locales, ya que entienden que sus departamentos tienen un potencial para el turismo y el empresariado que no es explotado en su totalidad hoy, debido a las horas de distancia con respecto a Montevideo por vía terrestre.

El frenteamplista Andrés Lima, intendente de Salto, dijo a la diaria que en marzo llegará el grupo inversor al departamento y le han pedido al gobierno departamental que convoque “a una reunión en la que participen todas aquellas instituciones públicas y privadas que tienen interés en el aeropuerto y que pueden tener posibles usuarios” de una línea que conecte con Montevideo. Adelantó que se analiza la posibilidad de que esa línea cuente con tres frecuencias semanales, lo que dependerá de la demanda, aunque no se sabe qué aerolínea la operará.

La inversión en Salto será de 16 millones de dólares en infraestructura, dijo Lima. El plan está pensado para “un público empresarial”, aunque también para el turismo, ya que aseguró que hay gente que no está dispuesta a viajar a Salto “por la distancia”.

“Tenemos propuestas hoteleras para el uruguayo al que no le gusta viajar seis horas en un auto y de repente sí está dispuesto a pagar un avión desde el este o desde Montevideo”, señaló, en referencia a los cuatro establecimientos “cinco estrellas” del departamento.

El intendente tampoco descartó la posibilidad de que, algún día, la terminal sea utilizada para el transporte de carga, por ejemplo, para la industria del arándano, “que es una fruta muy delicada” y le sería beneficioso utilizar aviones en vez de camiones.

Pese a esto, Lima planteó que hay un “problema”: Concordia –ciudad fronteriza del lado argentino– “también está construyendo un aeropuerto internacional” con una inversión bastante más fuerte que en Salto. “Vamos a tener dos aeropuertos, uno frente al otro, y 100 kilómetros al sur vamos a tener el de Paysandú”, dijo y agregó: “No sé si hay mercado para tres aeropuertos en 100 kilómetros a la redonda”.

En cambio, el nacionalista Nicolás Olivera, intendente de Paysandú, manifestó a la diaria que la construcción de un aeropuerto del lado argentino no necesariamente debe considerarse un elemento negativo, ya que podría hacer las veces de intercambiador, es decir, recibir pasajeros que posteriormente utilicen las terminales de Salto y Paysandú para moverse en Uruguay, y viceversa.

Según dijo, el comienzo de las obras en su departamento está previsto para el segundo semestre de 2023. Entre los beneficios de esto, destacó “recuperar la conectividad internacional que supimos tener, que lamentablemente por el serio deterioro que tuvimos en el aeropuerto –la pista en malas condiciones, sin balizamiento, prácticamente sin gente– no está operativo”. El intendente sanducero contó que al departamento desean ir empresarios que “la primera pregunta” que hacen es “cómo llegar en avión”, algo que actualmente no se puede, y aseguró que para “un sinfín” de proyectos se necesita “sí o sí un aeropuerto, si no es imposible”.

“El dinero se mueve por el aire, no se mueve por tierra”, dijo en referencia a eventuales inversores, para quienes “decirles ‘venite en auto, son cuatro horas’ es darles un motivo para no ir”. “Tenemos un montón de cosas turísticas para poner en valor”, adelantó, y sentenció: “Un aeropuerto es una fuente de oportunidades”.

“Veamos cómo funcionan”, dijo Domenech

Cabildo Abierto mantiene sus críticas respecto del proceso de adjudicación de estos seis aeropuertos. El senador y presidente del partido, Guillermo Domenech, dijo a la diaria que “los procedimientos de contratación tienen que ser competitivos”, ya que “la posibilidad de que haya competencia es lo que da transparencia”. Apuntó que debió existir la posibilidad de que se presentaran “distintas ofertas” y no adjudicarlo directamente. Domenech indicó que “ojalá sea beneficioso para el Estado lo que se ha hecho”, pero “hay que ver el final de la película”. “Veamos cómo funcionan esos aeropuertos”, afirmó el senador, y dijo tener “dudas” de que este “haya sido el mejor negocio para el Estado”.