En la semana previa al Día de la Nación Charrúa y la Identidad Indígena este 11 de abril, el Frente Amplio (FA), a través del diputado Felipe Carballo, realizó una exposición en la Cámara de Representantes en la que cuestionó la falta de reconocimiento y de medidas reparatorias del Estado uruguayo hacia la población charrúa, que sufrió una matanza organizada por el gobierno de ese momento, en Salsipuedes, exactamente 191 años atrás. La presentación de Carballo generó críticas de legisladores de la coalición, que hablaron de “tergiversación” histórica y un intento de la izquierda de “pegarle” al Partido Colorado –por el protagonismo de Fructuoso Rivera en este hecho histórico– y “fundamentar un indigenismo inexistente hasta ahora en Uruguay”.

En la sesión del miércoles pasado, Carballo recordó que en 2009 la Ley 18.589 dispuso la conmemoración de esta fecha y la ejecución de acciones públicas “que fomenten la información y la sensibilización de la ciudadanía sobre el aporte indígena a la identidad nacional, los hechos históricos relacionados a la nación charrúa y lo sucedido en Salsipuedes en el año 1831”. El legislador de la oposición aseguró que por el momento no se han “encontrado en la agenda pública del Estado uruguayo eventos en ese sentido para este año, y muy pocos en los períodos anteriores”, y respecto de Salsipuedes consideró que “quizá sea uno de los actos de terrorismo de Estado más cruel e impune que se haya llevado a cabo en la historia de nuestro país”.

Carballo calificó la matanza de Salsipuedes como “un acto de colonialismo poscolonialismo” y “un terrible acto de exterminio, ideado por el poder económico, que pretendía cercenar la potestad de los pobladores pobres de la Banda Oriental y perpetuarse en el uso de las tierras para sí”. “Con la excusa de llegar a un acuerdo de tierras, los caciques fueron convocados con sus familias a orillas del arroyo Salsipuedes. Allí fueron emboscados y asesinados la mayoría de los hombres, mientras otros, junto con mujeres y niños, fueron aprisionados y llevados a Montevideo. En ese periplo de 21 días a pie, cientos más murieron o fueron entregados como sirvientes”, relató.

Más allá del hecho puntual, Carballo resaltó que la negación de la “multiculturalidad de nuestra nación” continuó siendo “ocultada y combatida”, y “hasta nuestros días seguimos considerándonos un país sin indios”. No obstante, resaltó que algunos hallazgos científicos recientes –sobre todo de la mano de la antropóloga Mónica Sanz, que estuvo presente en la sesión– dieron cuenta de que “aproximadamente 30% de la población” uruguaya “tiene un ancestro indígena por línea materna”. “El dato mata relato”, apuntó.

Como medidas concretas, Carballo anunció que el FA presentará una minuta de comunicación solicitando al Poder Ejecutivo que ratifique el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y tribales. Señaló que sólo Uruguay y Surinam no lo ratificaron hasta el momento. “No podemos seguir negando lo que la ciencia nos está demostrando”, reflexionó.

Por último, Carballo pidió perdón “a los charrúas de ayer, a los charrúas de hoy, a los muertos y a los vivos”, entre otras cosas, “por haber silenciado sus tradiciones, sus costumbres, su religión”; “por haber matado a sus guerreros y por haber entregado a sus mujeres y sus niños”; “por haber perpetuado la mentira de que en el Uruguay no hay indios” y “por haber hecho todo esto durante siglos, en nombre de la familia y la propiedad”. “¡Basquadé, Inchalá! [levántate, hermano]: habrá verdad y justicia para todos”, finalizó el diputado, que recibió una larga ovación desde las barras. Con motivo de los aplausos y vítores, el diputado colorado y presidente de la cámara, Ope Pasquet, hizo leer el artículo 158 del reglamento, que prohíbe “toda demostración o señal de aprobación o reprobación” a los concurrentes a la barra, y advirtió que, de repetirse, los desalojaría de la sala.

“No existe y no existió nación charrúa”

Luego de Carballo, el diputado Conrado Rodríguez expuso la postura del PC, que consideró que la exposición del legislador frenteamplista “no se ajusta a la realidad histórica”, en primer lugar, porque “no existe y no existió nación charrúa”. “Lo digo con total convicción. ¿Por qué? Porque los charrúas no eran un pueblo originario de la Banda Oriental o de lo que terminó siendo el territorio nacional, eran un pueblo originario de Santa Fe, Argentina”, sostuvo, y agregó que “dejar asentado que los charrúas son un pueblo autóctono u originario no condice con la realidad”.

“El revisionismo constante que pretende hacer la izquierda pretende menoscabar el rol de nuestros héroes nacionales, porque entienden que es la forma de derribar y denostar a los oponentes del presente”, opinó Rodríguez, y aseguró que se juzga “con los ojos de hoy” situaciones que ocurrieron “hace 200 años”, en un “intento constante de tergiversar los hechos”. “En 1831 el pueblo minuano-charrúa apenas existía en nuestro país, era de un escaso número, había cuatro o cinco tolderías. Por lo tanto, hablar de nación charrúa no condice con la realidad histórica”, fundamentó. “Nadie con sensatez puede hablar de una nación charrúa, y cuando se habla de Salsipuedes hay que decir las cosas como son: allí había un clamor de la sociedad de aquel entonces para terminar con determinadas situaciones”, aseveró.

Por último, Rodríguez afirmó que “no es cierto” que hubo un acto de exterminio contra los charrúas “porque en ese enfrentamiento murieron entre 20 y 40 charrúas; 300 fueron apresados, mujeres, hombres y niños, y fueron llevados a Montevideo, donde se dio ese choque de civilizaciones y ese mestizaje que le permitió poder seguir”.

A su turno, el cabildante Álvaro Perrone señaló que era la primera vez que su partido se pronunciaba sobre este tema, y lo primero que manifestó fue que “Rivera es uno de los grandes calumniados de la historia” y que en Salsipuedes no se enfrentaron “blancos contra indios, como lo presentan, sino indios contra indios; guaraníes contra charrúas”, a quienes describió como “delincuentes que asolaban la campaña como verdaderas bandas de delincuentes”. “Rivera puso orden cumpliendo con su obligación de presidente y nadie lo criticó en su momento. Claramente, el ataque a Rivera busca, por un lado, pegarle a un partido fundacional, y por el otro, fundamentar un indigenismo inexistente hasta ahora en Uruguay y la victimización para las futuras demandas económicas y políticas; cosas que vemos en otros países y que se copian al pie de la letra, militantes que recogen consignas internacionales en busca de beneficios casi siempre económicos”, analizó.