Desde que el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, anunció que se pondrá en marcha un plan que incluye el reclutamiento de ex privados de libertad para trabajar en los barrios en la prevención del delito mediante el diálogo con personas involucradas en crímenes, surgió incertidumbre en todo el abanico político partidario. En primer lugar, porque de momento no se conocen oficialmente muchos datos al respecto, y segundo porque algunos dirigentes, de distintas tiendas, tienen dudas en torno a cuáles pueden ser los resultados de esta política.

El plan se financiará con dos millones de dólares que forman parte de un préstamo que próximamente aprobará el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que será de un total de diez millones y que incluye otras aristas vinculadas a la prevención de delitos, como mejoras en el equipamiento de la Policía.

Según supo la diaria en diálogo con autoridades involucradas en el proyecto, la idea de que exreclusos se inserten en los barrios para trabajar en la prevención de delitos, fundamentalmente de los homicidios, se basa en un programa que se ha implementado en otros países y se denomina cure violence, lo que podría traducirse en “curar la violencia”. En resumidas cuentas, consiste en tratar la violencia homicida como si fuese una enfermedad: tomando como referencia la pandemia, podría decirse que, evitando un primer contagio, se evitan muchos posteriores.

Las fuentes consultadas indicaron que debe partirse de la base de que “la mayor parte de los homicidios son intradelictivos o ajuste de cuentas”, por lo que tienen como una especie de efecto contagio: aquel que sufre una pérdida va en búsqueda de venganza y así sucesivamente. Bajo ese entendido, la idea de las autoridades es prevenir el homicidio desencadenante de otros, con la labor de personas “que tengan los contactos y las herramientas que la Policía no”, capaces de mediar y resolver conflictos mediante métodos no violentos.

“Y eso se puede hacer utilizando personas que conocen muy bien el ambiente, que ya han vivido esto y que ahora se dedican a evitar que otras personas caigan en lo mismo”, apuntaron las fuentes.

Sin embargo, aclararon que aún no están todas las definiciones, que el próximo martes habrá una reunión entre el Ministerio del Interior y el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) para seguir articulando y que la idea es que el plan se nutra de aportes multipartidarios y académicos. En principio, la intención es que el programa esté bajo la órbita del Mides.

Críticas de adentro y de afuera

El plan provocó críticas y algunos rechazos tanto desde el oficialismo como desde la oposición. El senador y líder de Cabildo Abierto Guido Manini Ríos manifestó a la diaria que no está de acuerdo con la propuesta y que cree que las soluciones pasan por otros caminos. “Supongo que el ministro estará bien asesorado y habrá tenido a la vista experiencias concretas de otros países, pero no siempre lo que resulta en otros países resulta en Uruguay”.

“Honestamente soy escéptico con respecto a que ese tipo de acciones dé resultado. No veo cómo se va a instrumentar en la práctica y cómo un exdelincuente va a lograr ayudar a la Policía con los actuales delincuentes, de qué forma”, evaluó, y advirtió sobre la posible exposición que tendrían estos exreclusos, por su labor, ante los delincuentes. “No le veo las patas a la sota”, expresó y agregó: “No puedo estar de acuerdo con algo que tiene una gran dosis de incertidumbre”.

No obstante, admitió que la situación que se vive en torno a la violencia homicida “es inaceptable”. “Es imprescindible hacer algunos cambios en las estrategias”, dijo, y recordó algunas propuestas que su partido le ha hecho al ministro Heber. “La cantidad de homicidios que se están dando -y que todo hace pensar que puede ir en ascenso- no es aceptable y hay que cambiar los procedimientos si queremos cambiar la realidad”, concluyó Manini Ríos.

En tanto, el diputado del Partido Colorado Gustavo Zubía dijo a la diaria que tiene una posición “absolutamente crítica de la solución que Heber está dando”. “Estoy completamente en desacuerdo” con “esa mecánica de tener exreclusos como nexo para lograr una especie de evangelización de los delincuentes vinculados al narco”, agregó.

Según dijo, la experiencia internacional indica que este tipo de programas han tenido efectos positivos en poblaciones jóvenes y que, esencialmente, cometen los denominados delitos menores, no homicidios. “Pero el delito narco es el delito probablemente más alejado y más intenso en la gama de los delitos que se pueden cometer, tanto porque está caracterizado por los homicidios muy especialmente agravados como por el manejo de sumas de dinero que no son habituales”, esgrimió.

“Estamos hablando de soluciones de primer año de escuela para problemas de sexto año de facultad”, afirmó, en el sentido de que son “soluciones elementales para problemas muchísimo más complejos”. A su entender, el proyecto planteado es “completamente inadecuado para una situación de pandemia que ya estamos sufriendo en índices de homicidios”, porque “lamentablemente hemos vuelto a los niveles que tanto criticábamos de 2018 y 2019”, dijo el dirigente colorado.

Sánchez: “La violencia es un poco más compleja que un virus”

Desde el Frente Amplio también surgieron críticas, aunque también se está a la espera de que las autoridades expliquen detalladamente el plan. El senador Charles Carrera declaró a la diaria que mantiene una “actitud de expectativa” con respecto a la medida, a la espera de “información oficial”. Aunque “sería importante que desde el ministerio se reconozca la gravedad de la situación en materia seguridad, con el aumento de más de 25% en los homicidios según sus cifras”, expresó.

“Llama la atención que un 18 de enero se presente un nuevo plan de reducción de homicidios, cuando el 11 de mayo del 2022 le presentó un plan para bajar los homicidios al presidente, que nunca lo mostró, y a fin de año resultó un aumento de un 25%”, agregó el senador.

Su par Alejandro Sánchez también dijo a la diaria que van a “escuchar primero” el detalle del plan. “Es cierto que existen experiencias de algunos procesos de estos. Estas experiencias parten de una base de que la violencia es como los virus y las pandemias, que entonces lo que hay que hacer es tratar de cortar el hilo conductor del contagio. Parte de la base de diagnosticar que la violencia es un espiral delictivo que lo que termina haciendo es contagiando más violencia”, resumió, pero aclaró que “la violencia es un poco más compleja que un virus”.

“Es bastante difícil de llevar adelante y ha tenido dudosos resultados en donde se ha aplicado”, señaló Sánchez, aunque agregó: “El mismo ministro que hace meses nos dijo que tenía un plan para evitar los homicidios y aumentaron 25%, ahora nos viene a decir que tiene un nuevo plan”.

Además, el legislador dijo que si bien es necesario que haya una intervención del Estado que no sea la “clásica” de la fuerza policial y “tiene que haber solución de conflictos, negociación y articulación de otros actores”, lo planteado por Heber “parece ser un cambio de 180 grados” en la política implementada por el actual gobierno. “Demuestra que el gobierno no tenía un plan, que nunca existió ningún plan para atender esta situación”, subrayó.