Entre aplausos, el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, entró este jueves de noche a la sede de la Nueva Congregación Israelita, en Punta Carretas. Su tercera aparición pública desde que se desató la crisis política que atraviesa el gobierno por el caso Marset tuvo lugar en un acto organizado por B’nai B’rith Uruguay en un nuevo aniversario de la Noche de los Cristales Rotos, una serie de linchamientos y ataques coordinados contra judíos, llevados cabo entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938 por la Alemania nazi, considerados el paso previo al comienzo del Holocausto.

Sentado en primera fila, con un auditorio amplio e iluminado detrás y la menorá –el candelabro sagrado del judaísmo– delante, el mandatario presenció cómo se prendían seis velas, para encender él personalmente la séptima. A un costado, se encontraban los intendentes y precandidatos del Frente Amplio Carolina Cosse y Yamandú Orsi.

El acto estuvo atravesado por el recuerdo de los ataques a Israel por parte del grupo terrorista Hamas, el 7 de octubre, que reavivaron el conflicto entre ambas naciones, por eso se rezó y se encendió una octava vela por los cerca de 1.400 judíos muertos y los 232 rehenes de Hamas. La definición de “pogromo” –ataques o linchamientos hacia un grupo en particular– y la condena a los hechos estuvo presente en todos los discursos, y el presidente de B’nai B’rith Uruguay, Andrés Yusupoff, se refirió a los hechos del 7 de octubre y a “la muestra de odio” que “ha sobrepasado lo que el mundo pudiera pensar sobre la relación entre seres humanos”.

“Los líderes de Hamas y de su mentor, Irán, dicen públicamente que deben exterminar a todos los judíos del planeta por el mero hecho de ser judíos”, agregó Yusupoff. Recordó que “cuando se fue confirmando la existencia de las fosas comunes llenas de cadáveres asesinados por los nazis” el “mundo occidental se negaba a creer los relatos, los relativizaba o directamente los cuestionaba”, y “hoy, tristemente, la historia se repite, hoy se proclama desde Medio Oriente y desde el podio de la ONU [Organización de las Naciones Unidas] que hay que hacer desaparecer al Estado judío del planeta”.

Uruguay, justamente, fue uno de los países que se abstuvieron de votar una resolución no vinculante en la ONU para que se alcance “una tregua humanitaria inmediata, duradera y sostenida, que conduzca al cese de las hostilidades” entre Israel y Hamas, lo que despertó críticas dentro del sistema político.

Yusupoff dijo anhelar “la llegada de un mundo sin terrorismo”, donde “no tengamos que lamentar la muerte de tantos civiles inocentes de ambos lados”; sin embargo, señaló que “las dictaduras de todos los continentes, así como aquellos que comparten su posición sobre Israel, han cuestionado y cuestionan el derecho del Estado judío a defenderse”, dijo en referencia a las críticas de la comunidad internacional a la contraofensiva israelí en Gaza, que lleva decenas de miles de muertos.

“Lamentablemente, nuestro país no está libre de antisemitismo”, continuó Yusupoff, y recordó que “en unos días se sumará en Montevideo la voz del reconocido artista internacional antisemita Roger Waters, que ha difundido su odio hacia los judíos a lo largo de todo el mundo”.

A su turno, el orador principal de la noche, el representante del comisionado de la Organización de Estados Americanos para la Lucha contra el Antisemitismo, Fernando Lottenberg, llamó a los países a estar “atentos” y a “ser conscientes de que el pueblo judío en todo el mundo no puede ser considerado responsable por las palabras y acciones del gobierno israelí”.

“Denunciamos actos antisemitas que tienen lugar en algunos campus e instamos a los rectores universitarios a condenarlos y a garantizar que sus estudiantes judíos, como todos los demás, tengan la seguridad y el apoyo necesario”, así como a la “sociedad civil a no quedarse impasible ni en silencio” para “contrarrestar eficazmente el antisemitismo”.

“Estamos preocupados por el aumento en línea de mensajes antisemitas, desinformación, discursos de odio y contenido terrorista que instigan crímenes de odio en el mundo real y amenazan la cohesión social que une a nuestras sociedades democráticas”, finalizó Lottenberg.