En el centro cultural Casal Catalá, el comité de base Trouville del Frente Amplio (FA) organizó este jueves un conversatorio sobre la reforma jubilatoria con tres economistas: Gabriel Oddone, Jimena Pardo y Braulio Zelko. A pocos días de que el proyecto se vote finalmente en la Cámara de Diputados, los tres expertos expresaron dudas sobre la sustentabilidad financiera del nuevo régimen previsional, sobre todo, en base a los últimos cambios negociados entre los integrantes de la coalición de gobierno.

El primero en exponer, ante un público de 100 personas, fue Oddone, socio de CPA Ferrere. “Perdimos una gran oportunidad en este gobierno de hacer una reforma de verdad”, sentenció, después de aseverar que una reforma “era y es ineludible” y antes de agregar que, pese a todas las modificaciones que sufrió el texto original, aun así “sería deseable que este gobierno apruebe la reforma”. A pesar de “todas las limitaciones y los problemas” que el proyecto tiene con relación a “lo que gente como nosotros querría” o “lo que se planteó en el origen”, para Oddone “es clave que en este período se avance” en materia de seguridad social.

El economista de CPA Ferrere sostuvo que implementar un nuevo régimen previsional es “ineludible” por “la sostenibilidad del [actual] sistema” a mediano plazo. Señaló que en 2019 esto era incluso más urgente, debido a la situación fiscal de aquel entonces, “mucho más frágil que la que es hoy”. Sin embargo, recalcó que la reforma sigue siendo “necesaria”, “porque en Uruguay hay otras prioridades de gasto público que deben ser atendidas”. A modo de ejemplo, indicó que mientras 10% del PIB está asignado a las pasividades, menos de 1% del PIB está reservado para las infancias, cuando “por cada adulto mayor pobre hay seis niños pobres”.

A su turno, Zelko, asesor e integrante del FA, opinó que “el escenario de no aprobación” de la reforma “no está arriba de la mesa”. Por eso mismo, afirmó que en un eventual gobierno de la actual oposición “va a haber que hacerle mejoras [a la reforma] porque el proyecto tiene problemas”. Sin embargo, en sintonía con Oddone, señaló como “importante” que las futuras modificaciones sean “hacia adelante”. “Tiene que ser mirando hacia adelante y no deben ser pensando en una restauración de la seguridad social”, manifestó.

Zelko advirtió que en materia de seguridad social las reformas tienen “horizontes de 30 años”, en los cuales “la incertidumbre ya es sumamente elevada por todos los cambios disruptivos que vemos en el mercado laboral y por todos los cambios demográficos”. Sobre esto último, señaló que es “un gran desafío” y “uno de los problemas que adolece esta reforma”. Aseguró que tanto “las nuevas formas de trabajo” como “las nuevas trayectorias laborales”, menos estables y formales, “no están correctamente contempladas” en el proyecto del gobierno.

Preocupación por la sustentabilidad financiera

A pedido de Cabildo Abierto (CA) y, luego, del Partido Colorado (PC), la versión de la reforma que fue aprobada en el Senado tuvo varias modificaciones en los últimos días; la mayoría de ellas implican un aumento del gasto previsional, cuya contención era y es justamente el principal objetivo de la reforma. CA estableció la consideración de 20 años para el cálculo jubilatorio y una duplicación de las bonificaciones para el personal combatiente de las Fuerzas Armadas; en tanto, el PC estableció una reducción del Impuesto a la Asistencia de la Seguridad Social (IASS), que se vuelca íntegramente al sistema previsional, entre otros cambios.

En diálogo con la diaria, Pardo, que integró la Comisión de Expertos en Seguridad Social en representación del FA, dijo que la sustentabilidad financiera del nuevo régimen previsional “es un tema preocupante” en vista de las últimas modificaciones. Si bien desde el principio el FA planteó dudas sobre la “sustentabilidad social” de la reforma, “ahora además hay dudas sobre su sustentabilidad financiera”, señaló.

De memoria, recordó algunos números: “En el escenario que entregó el gobierno en febrero en Diputados esta reforma ahorraba en el entorno de 1% del PIB hacia 2050 y 2% hacia 2070. Si uno considera que el suplemento solidario ajusta por salarios y no por inflación, uno está suponiendo un costo probable de 0,5% del PIB hacia 2050; y si además uno considera la compensación a las cajas [paraestatales] por los aportes que van a perder [por el pasaje a las AFAP] en el entorno de 0,4% del PIB hacia 2050, bueno, esta reforma, en realidad, estaría ahorrando en el entorno de 0,5% del PIB para 2050”. Esto, aclaró, “antes de todos estos cambios”.

Al igual que los otros dos panelistas, Pardo coincidió en que una reforma de la seguridad social “es necesaria”, no sólo por “temas financieros” sino también “por otros temas, como por ejemplo, que mucha gente no podría llegar a jubilarse”.

Consultada sobre los últimos anuncios de reducción del IASS, opinó que “si la sociedad uruguaya quiere crecer y a su vez tener una economía más productiva”, entonces “necesita dar recursos a otras edades y otras áreas”. De acuerdo con Oddone, afirmó que desde el gobierno se debería “apalancar mucho más a niños, adolescentes y jóvenes”.