El movimiento sindical definirá el próximo jueves 6 de julio si avanza en un plebiscito constitucional contra la reforma jubilatoria que, entre otras cosas, aumentó la edad mínima de retiro de 60 a 65 años. El camino ya está trazado: un informe del constitucionalista José Korzeniak explicó que la vía posible es la recolección de firmas del 10% del padrón electoral antes de abril para realizar la consulta popular en simultáneo a las elecciones generales de octubre de 2024. A pesar de que en el PIT-CNT el rechazo a la reforma es unánime, hay diferencias sobre la estrategia a seguir, y también sobre el contenido del eventual plebsicito.
A fines del año pasado, la Mesa Representativa del PIT-CNT desestimó por amplia mayoría consultar a un especialista -como Korzeniak- sobre los mecanismos de democracia directa disponibles para enfrentar la reforma. Esto se revirtió en abril, en vísperas de la aprobación definitiva del proyecto en el Parlamento.
Por otra parte, aunque todavía aguarda la resolución de los sindicatos, el Frente Amplio (FA) ya anunció que si vuelve a gobernar convocará a distintas organizaciones sociales para encarar una nueva reforma del sistema previsional.
Las tres opciones
A una semana de la resolución del PIT-CNT, cuatro dirigentes sindicales adelantaron posturas este jueves en un evento organizado por la Fundación Vivian Trías, vinculada al Partido Socialista, que ya comunicó su respaldo a un plebiscito que elimine las administradoras de fondos de ahorro previsional (AFAP), fije en 60 años la edad jubilatoria y además incorpore algún recurso para subir las pasividades más bajas.
El PIT-CNT “no sólo está en contra de esta reforma de la seguridad social, sino también está en contra de las AFAP”, empezó a modo de contexto Flor de Liz Feijoo, dirigente del Sindicato Único de la Aguja. Por lo tanto, “una podría decir que con un plebiscito se eliminan las AFAP mágicamente”, pero “a veces las cuestiones no son mágicas”. Preguntó si “no será cuestión” de “ir construyendo conciencia colectiva”, junto al resto de la sociedad, para “un día” eliminar el régimen de ahorro individual desde el movimiento sindical.
Acerca del vínculo de la central sindical con el FA, subyacente en la discusión sobre el plebiscito, Feijoo comentó que algunos dirigentes sindicales lo ven como “cuestiones alejadas”, en tanto, “otros lo vemos como cuestiones muy cercanas”, porque, entre otras cosas, “no es lo mismo un gobierno de derecha que un gobierno progresista”, afirmó. Aseguró, además, que el PIT-CNT es “independiente”, pero “no somos indiferentes”, “entendemos que hay construcciones colectivas que son de todas y todos”.
A su turno, Sergio Sommaruga, integrante del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Enseñanza Privada, planteó las tres opciones actualmente a consideración del PIT-CNT. La primera, “no hay que ir a ningún plebiscito porque se va a perder”, lo que, a su entender, constituye una premisa “intuitiva” que “no expone argumentos”. La segunda, continuó Sommaruga, “sí hay que ir a un plebiscito pero para anular la ley [de la reforma] vía enmienda constitucional”, bajo el argumento de que sería “más plausible para que las fuerzas políticas que integran el FA acompañen el proceso plebiscitario”. Por último, la tercera opción, “a la que yo suscribo”, que el plebiscito se utilice para “colocar los temas centrales”, como por ejemplo, “recuperar” los 1.200 millones de dólares anuales de ganancias de las AFAP y “los cinco años que nos robaron”.
Acerca de la comparación con el referéndum contra la LUC, también subyacente en el proceso de discusión, Sommaruga dijo que la reforma es “mucho más grave” ya que “casi siete de cada diez trabajadores van a cobrar menos jubilación al momento de retirarse”. Sommaruga cuestionó además que el PIT-CNT siga “utilizando el estado ideológico del pueblo como barrera para desarrollar la política de acumulación”, lo cual refuerza el “minimalismo político”.
Luego de Sommaruga tomó el micrófono Fernando Gambera, referente de la Asociación de Bancarios del Uruguay. De entrada, manifestó: “Soy más frenteamplista que nunca y menos que mañana”.
Gambera señaló que, en cuanto a las consecuencias de la reforma, “no tenemos diferencias de fondo”. “Hay que derrotarla, hay que arrasar con ella”, aseveró. Sin embargo, no se mostró a favor del plebiscito. Recordó que en la etapa previa al referéndum contra la LUC estuvo la interrogante sobre “si gastábamos el cartucho de la democracia directa o no”, porque después podían aparecer leyes “mucho más tremendas para el movimiento popular”. “Lamento decir que gastamos el cartucho” y “no se construye acumulación, ni crecimiento ni, por supuesto, cambio político [con] derrota sobre derrota”, afirmó.
Asimismo, Gambera advirtió una “dificultad muy grande” en el mecanismo mencionado por Korzeniak, que si bien “tiene un objetivo más bajo de firmas a juntar”, luego “tiene una dependencia muy fuerte de que los sectores decidan ensobrar o no”. “Tenemos que medir esa dependencia que tenemos del funcionamiento electoral y de los partidos políticos”, apuntó. A su juicio, en definitiva, “no hay posibilidad de cambio alguno si no hay un cambio de gobierno”.
En representación de la Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social (ATSS), gremio que promueve el plebiscito, Karina Sosa cerró el intercambio. “Si existe un elemento más aglutinador para confirmar la unidad para la lucha como un tema tan sensible como las jubilaciones, que me digan cuál es”, exclamó.
Según Sosa, el movimiento sindical “demasiado ha conversado ya” sobre la eliminación de las AFAP. Afirmó que antes de empezar la recolección de firmas contra la LUC “se discutió tanto” y “se perdió tanto tiempo” que finalmente “se fracasó”. Si no se hubiese atrasado la campaña con “discusiones inertes”, sostuvo, “con un mes más hubiésemos tirado la LUC”. Dijo que es “lamentable” que “hayan pasado tres mesas representativas” de la central sindical y aún “haya sindicatos que no le hayan dicho a sus bases que tienen que tomar la definición” respecto del plebiscito contra la reforma.
“Venimos de la conmemoración de los 50 años de la huelga general, donde había trabajadores dando la vida, que se quedaron sin nada porque metieron 15 días de huelga y después se quedaron con trabajo clandestino, y hoy tenemos miedo si ensobran o no ensobran una papeleta en un plebiscito”, manifestó Sosa.
“El umbral de resistencia de la clase trabajadora uruguaya es bajísimo”
El miércoles, en un conversatorio similar en la sede de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua, Federico Kreimerman, presidente del sindicato de OSE, opinó que hay que “ir por todo” en un eventual plebiscito, en referencia a los tres puntos definidos por el Partido Socialista y la ATSS. Sin embargo, señaló que antes de empezar a juntar firmas “hay que preguntarse cómo llegamos hasta acá”.
A su criterio, en el movimiento sindical faltó “un plan real” para “evitar” la aprobación de la reforma, que definió como “uno de los mayores avances del capital sobre la clase trabajadora”. “Avanzan sobre nosotros porque pueden. ¿Por qué pueden? Porque el umbral de resistencia de la clase trabajadora uruguaya es bajísimo”, afirmó Kreimerman. Agregó que “es clarísimo” que a la interna del PIT-CNT hay quienes “responden a intereses políticos electorales y están haciendo cuentas, o por lo menos no quieren pelearse con quienes están haciendo cuentas para 2024”.