Montevideo y Buenos Aires, Uruguay y Argentina, han tenido disputas por sus puertos históricamente, debido a que uno compite con el otro por ser la puerta de entrada y salida de la región. En 1973, el gobierno de Juan Domingo Perón y la dictadura militar uruguaya alcanzaron un acuerdo que se bautizó Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo, que entre otras cosas define que en aguas de jurisdicción común toda obra requiere el consentimiento de ambos países.
Esto ha puesto en aprietos en reiteradas ocasiones al gobierno uruguayo en los últimos años en su búsqueda de profundizar el calado del canal de acceso al puerto de Montevideo, que hasta años atrás era de 12 metros. Durante los gobiernos del Frente Amplio (FA) se buscó un acuerdo con Argentina para llevarlo a 14, pero sólo se logró llegar a 13, y la administración de Luis Lacalle Pou intensificó las gestiones para alcanzar la idea inicial, todo con el objetivo de que arriben y salgan de Uruguay buques de mayor porte.
Pero Buenos Aires tiene un impedimento geográfico para dragar a 14 metros, lo que implicaría un problema para su competencia quedar en desventaja, y entonces se reedita una discusión que viene desde la génesis de ambos países.
Argentina semanas atrás volvió a rechazar en la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) el proyecto del gobierno uruguayo, solicitando especificaciones técnicas en más de una veintena de aspectos. El gobierno uruguayo rápidamente se puso a trabajar en una respuesta. Según pudo saber la diaria, un grupo de trabajo integrado por funcionarios de Cancillería, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, la Administración Nacional de Puertos (ANP), la delegación uruguaya en la CARP, el Servicio de Oceanografía, Hidrografía y Meteorología de la Armada y la Prefectura busca redactar todas las especificaciones que pidió el gobierno de Alberto Fernández.
El presidente de la delegación uruguaya en la CARP, el integrante del Partido Nacional (PN) Alem García, dijo a la diaria que “Uruguay está elaborando una respuesta que se va a dar por los carriles correspondientes”, que en este caso corresponde a la ANP. Dijo que “Argentina tiene la posibilidad y ha ejercido el derecho de solicitar ampliación respecto al proyecto presentado” y “en pocos días se va a brindar” toda la información que pidió.
Para García, una vez que Uruguay presente su devolución, Argentina “no va a tener argumentos ni razones para oponerse” a la obra de dragado a 14 metros.
Fuentes diplomáticas de Argentina hicieron saber a la diaria que “no hay objeciones a nivel político”, sino que “son cuestiones técnicas las que se están evaluando”.
Da Silva: “Son chicanas diplomáticas”
Para el senador Jorge Gandini, presidente de la Comisión de Transporte y Obras Públicas de la cámara alta, la respuesta de Argentina “hay que inscribirla en la histórica lucha de puertos”. “Todo lo que mejore el puerto uruguayo en sus condiciones de competencia no le hace ninguna gracia a puertos como el de Buenos Aires, que compite con el nuestro”, apuntó en diálogo con la diaria.
De todas formas, dijo que hubo una “pérdida de oportunidad” en los gobiernos del FA, cuando “Uruguay negoció los 14 metros” y sólo alcanzó llegar a 13. Ahora, “en tanto no haya elementos que cambien un poco la correlación de fuerzas y permitan una negociación conveniente”, en el sentido de que Argentina necesite negociar algo con Uruguay, “no va a ser fácil” obtener la ampliación del calado.
El también senador nacionalista Sebastián da Silva, integrante de la misma comisión, coincidió en diálogo con la diaria que esta es “la reedición de la disputa por los puertos” y apuntó que el gobierno argentino “permanentemente se ha mostrado hostil al desarrollo del Uruguay”. “Esto no es de ahora, viene de antes. Perdimos la oportunidad en el gobierno anterior, siempre terminamos igual”.
Opinó que el rechazo de Argentina alegando cuestiones técnicas “es una chicana diplomática que habla de que la doctrina Vélez Sarsfield [político argentino del siglo XIX], que entendía que el Río de la Plata era sólo de los argentinos, básicamente”, sigue vigente. “Esa era la tesis dominante hasta que vino Perón y se hizo el Tratado del Río de la Plata”, describió. Pero, a su entender, “el puerto de Montevideo en breve va a estar con muelle como para tener los barcos más grandes del mundo, le falta calado”, y Argentina, a sabiendas de ello, pone trabas.
Del lado del FA, el senador Daniel Caggiani, también integrante de la comisión de Transporte y Obras Públicas, dijo que “la negociación del dragado” del canal de acceso al puerto de Montevideo “siempre fue un tema problemático para Uruguay” y, teniendo eso en cuenta, la actual administración “no tuvo los mejores oficios negociadores”. Es que el enfrentamiento casi constante entre Lacalle Pou y Fernández en ámbitos internacionales puede llevar a una “repercusión en el ámbito bilateral”.
“Hubo, a mi modo de ver, poca mirada más inteligente e integral sobre una problemática” cuya resolución, para Uruguay, “es estratégica”, que es tener “un metro más de calado para el ingreso y salida de mercadería”, resumió.
Carlos Mata, director general para Asuntos de Frontera, Limítrofes y Marítimos de la Cancillería, dijo días atrás en una comparecencia en el Parlamento que con Argentina hay “algún inconveniente en cómo interpretamos cuáles son los elementos esenciales de la obra”, porque “el vecino país siempre pide un poco más”, en el sentido de que “debe tener los aspectos esenciales de la obra para poder pronunciarse, pero no al nivel de detalle que pide”. Sin embargo, en breve Uruguay va a “aportar esa información y más de lo que pidieron”.