“Fascismo”, “retrógrado”, “violencia” y “reacción visceral” fueron algunos de los conceptos que se utilizaron el martes en la Comisión de Derechos Humanos y Equidad de Género de la cámara alta, donde el tratamiento del proyecto de paridad de Gloria Rodríguez derivó en una discusión acalorada y la acusación de “violencia política” de la nacionalista contra su par cabildante, Guillermo Domenech. A la sesión fue convocada una delegación del Instituto de Mujeres (Inmujeres) para dar su parecer sobre la iniciativa de Rodríguez, que data de 2021 y todavía no pasó al plenario.

Según consta en la versión taquigráfica de la sesión, Domenech inició la polémica diciendo que el proyecto de ley afecta el principio de igualdad que consagra la Constitución, dado que en su artículo 8 se establece que “las únicas diferencias serán las de los talentos y virtudes, no incluyendo el sexo, la religión, la política ni ningún otro elemento”. “Considero que esas discriminaciones contribuyen, precisamente, a segmentar a la sociedad”, apuntó, y consideró que “todo está dirigido a favorecer el interés de un sector de la sociedad para tener una representación que, quizás, los electores no estén de acuerdo en otorgar”.

Domenech agregó que hay “mujeres que no están de acuerdo con la paridad”, y que, además, es “profundamente injusto con aquellas mujeres que, por ejemplo, acceden a cargos parlamentarios encabezando listas y asumiendo la responsabilidad de presentar una lista y someterse a la opinión de los electores”. El legislador preguntó, de forma irónica, por qué “no puede haber una cuota por raza o por religión”: “Y entonces tendremos un Parlamento segmentado en el que, quizá, no estén los que quiere la gente, sino los que representan a determinados grupos de interés”. Y subió el tono de la discusión al decir que eso le “hace acordar mucho a la representación del fascismo”.

La respuesta de Rodríguez no se hizo esperar. Tras haber comentado que la delegación no merecía una discusión de ese tipo –cuando se reciben delegaciones en comisión el objetivo es escucharlas y no debatir–, planteó que la actitud de Domenech revela “dos cosas –porque ya no es la primera vez que se realiza este tipo de manifestaciones–”: por un lado, su intencionalidad de “que no prospere” y, por otro, “deja en claro el pensamiento conservador del senador, por no decir ‘retrógrado’”. Domenech le contestó pero no se escuchó, según se especifica en la versión taquigráfica.

El intercambio culminó con la salida de Domenech de la sala, y tras su marcha Rodríguez planteó que “queda claro lo que es la violencia política”. Según su parecer, para el senador “las mujeres tendríamos que estar abocadas a las tareas domésticas, a ser amas de casa, mientras hombres pensantes como él resuelven los problemas del mundo”, y opinó que la situación que generó “fue lamentable y empaña el sistema político y a su propio partido”. “Acá no se puede venir a golpear la mesa frente a los invitados”, criticó.

Bottero pidió que se vote el proyecto en este período

Por su parte, la senadora colorada Carmen Sanguinetti planteó que lo ocurrido “tiene que ver con lo que despierta un proyecto de ley de estas características” y “no es ni más ni menos que lo que muchas veces genera una propuesta de este tipo en determinadas personas”. Asimismo, dijo que “parte del problema tiene que ver con esta reacción tan visceral y profunda que genera esta discusión y con no entender que, sin lugar a dudas, tendríamos un país mucho mejor si hubiera más mujeres diseñando e implementando políticas públicas”.

En tanto, la directora de Inmujeres, Mónica Bottero, dijo entender la situación porque esa institución trabaja “con violencia” y “todos los días –varias veces y en distintos ámbitos–” debe “dar respuesta a problemas de violencia de género”.

Finalmente, y volviendo al fondo del debate, Bottero llamó a que se apruebe el proyecto de ley en este período legislativo puesto que “en este nivel de desarrollo de la democracia que tenemos, la paridad es un paso necesario para mejorar su calidad”. “Lejos de ser un grupo de interés”, afirmó en alusión a los dichos de Domenech, “estamos hablando del 52% de la población y de que existe numerosísima literatura que no está asociada necesariamente con determinadas posiciones políticas”, concluyó.