Los datos preliminares del último relevamiento sobre personas en situación de calle del Ministerio de Desarrollo Social revelaron un aumento de 24% de personas en esta situación y un 48% de las que duermen a la intemperie respecto a 2021. Bajo ese contexto, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) convocó a los expresidentes José Mujica, Luis Alberto Lacalle y Julio María Sanguinetti a participar en el conversatorio “Hablemos de marginalidad. Un problema de todos”, este miércoles, para analizar el propio concepto de marginalidad, aspectos sociales, económicos y culturales vinculados, y posibles acciones al respecto.

El primero en tomar la palabra fue Lacalle, que apuntó que sobre la marginalidad debe haber una visión “un poco más holística” o “superior” que involucre la ética, la moral y que “tiene que convocarnos a todos”. El exmandatario nacionalista sostuvo que “a veces nos concretamos demasiado en cifras en esta materia” y “perdemos de vista el hecho de que se trata de seres humanos” y “la dimensión de valores que tiene que tener cualquier intento de solución”.

En esa línea, consideró que las transferencias económicas y prestación de servicios de parte del Estado y el ámbito privado que colabora “cumplen una labor” en lo “inmediato” y “así nos quedamos con una parte del problema”. Por ese motivo, subrayó la necesidad de trabajar en la “dignidad humana” y los “valores” de los individuos, las familias y el entorno social y “recuperar valores de solidaridad, amistad, ejemplos de laboriosidad, que están seguramente en un momento de crisis”.

“Alguien puede decir: ‘si no tengo nada para echar en la olla no me vengan a hablar de valores’, y yo creo que tenemos que eludir esa pregunta que es en definitiva capciosa, porque se trata de un ser humano”, señaló.

Asimismo, dijo que la “localización urbana” donde se encuentran las personas en situación de marginalidad “tiene que abrigarlos” y va a cumplir una función “que, más allá de subsanar la carencia inmediata, va a arropar al compatriota para incorporarlo”. “La actividad política lo que puede ofrecer es más esto que lo otro. Lo otro discutiremos en los presupuestos y las rendiciones de cuentas, como es habitual”, expresó.

Otro punto importante para Lacalle es que este tema “escape a la crispación de las campañas políticas, que logremos desde la conducción política ponerlo un poquito al costado de lo que es la peripecia cotidiana política”. “Tenemos que hacer de este tema un asunto que no sea tocado por lo pequeño y sí tocado por lo grande”, agregó.

Mujica: el Estado es “impotente” frente a la marginalidad

Por su parte, el expresidente frenteamplista José Mujica apuntó que este es un tema “multicausal” y “no se refleja sólo con las cifras”; “es muy difícil entender la pobreza cuando no se vive la pobreza”. Mujica también sostuvo que el Estado es “impotente por sí solo para resolver este problema” por la “época en la que nos toca vivir”. “A la hora de hablar de presupuesto sobran los reclamos y faltan los medios, y faltarán siempre porque esta es una característica de las sociedades contemporáneas en las cuales tenemos que vivir”, explicó.

Por eso, sostuvo que “este es un desafío para todos”. “Ustedes representan una parte importantísima por la levadura de lo que representan”, dijo dirigiéndose a los empresarios presentes. “Que el mundo empresarial entienda y se comprometa en esto es suerte de todos”, agregó.

A su vez, Mujica señaló que este es un problema de toda la humanidad, aunque “en algunos lugares es más grave que en otros”. “Pobres hay en todas partes, pero la pasan peor cuanto más pobre es el país”, añadió, y apuntó que el concepto de pobreza “hay que medirlo en la historia y hay que medirlo en las circunstancias concretas, la cifras dan una idea muy matemática y la historia humana no se resume en números”.

El expresidente frenteamplista consideró que en el contexto de América Latina, en Uruguay “se reparte mejor”. “Todos somos un poco socialdemócratas. En materia de políticas sociales lo fueron todos los gobiernos uruguayos, pero los desafíos son de tal naturaleza que estoy convencido de que el Estado es impotente”, expresó.

En ese sentido, señaló que la sociedad en su conjunto “tiene que organizar la solidaridad y el compromiso porque esto necesita no sólo recursos, necesita militancia. Hay cosas que se transmiten sólo en el contacto directo”. “Se necesita capital militante de gente que no está por una recompensa, está por un compromiso”, agregó.

“Tiene que haber una participación activa y comprometida de la sociedad. No es que ustedes tengan plata y tengan que poner la mano en el bolsillo y desparramar lo que tienen. Eso sería una manera de limpiarse la conciencia cristiana. No, hay que militar para esto. La pobreza es falta de medios, pero tiene consecuencias de carácter cultural que no se arreglan con plata”, expresó a los presentes.

Sanguinetti: “El factor educativo es fundamental para lograr la integración social”

“Estamos hablando de marginalidad. No sólo de pobreza. No son conceptos iguales. La marginalidad es aquel que está excluido de la sociedad, y en consecuencia de esa exclusión no comparte los códigos de comportamiento colectivo propios de la sociedad”, expresó a su turno Sanguinetti.

En línea con ese planteo, el exmandatario colorado señaló que cuando “hablamos de marginalidad lo oponemos a integración; la sociedad integrada o la sociedad fracturada”. Por eso, pobreza no es marginalidad porque “ese pobre superándose logra salir de esa situación”, en parte gracias a políticas del Estado, señaló.

Sanguinetti coincidió en que los esfuerzos del Estado por sí solo no son suficientes y destacó que el “tejido social es fundamental”, pero se preguntó “qué sería si el Estado no estuviera”. “Y este Estado, felizmente, desde siempre, desde el siglo XIX ha mirado hacia la pobreza y hacia la marginalidad”, sostuvo y apuntó que el tema se ha abordado desde distintos “ángulos” como la educación.

“Si la reflexión es sobre la marginalidad tenemos que pensar en un fenómeno social y cultural mucho más amplio, asociado sí a la pobreza, pero no necesariamente, porque hay valores, como sostuvo el presidente Lacalle, y porque hay una humanidad diversa, como dice el presidente Mujica”, expresó.

Asimismo, dijo que el análisis sobre la marginalidad debe ir cambiando con el tiempo, porque el fenómeno en sí mismo cambia. En ese contexto dijo que hoy, además de la “indigencia que podemos tener”, tenemos nuevas formas de desintegración que corresponden a “factores de nuestro tiempo” como las adicciones -“siempre estuvo el alcohol, hoy hay muchas cosas más”- y el cambio tecnológico, que genera “enormes dificultades en el mercado laboral y nuevos rezagados de la sociedad”.

En ese sentido, remarcó el papel de la educación que es “básicamente integración social” y “sustitución de valores que antes sólo estaban o se transmitían por la vía familiar”. “Con una familia más desintegrada como tenemos hoy, la escuela tiene que multiplicar sus valores y a su vez sus obligaciones asistenciales”, expresó, y agregó: “El factor educativo es fundamental para lograr la integración social”.