El presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Diego Labat, empezó su intervención, la última del XI Congreso Nacional de Graduados en Ciencias Económicas, con una pregunta: “¿Por qué es necesaria una inflación baja?”. A modo de respuesta, el miércoles en el hotel Radisson ante unas 100 personas, diferenció “dos tipos de argumentos”.

En primer lugar, porque “la inflación va erosionando el poder de compra”, por lo cual “claramente hay un problema redistributivo”. No obstante, “capaz que con este público yo me quiero detener en la segunda clase de argumentos”, prosiguió Labat. Si la inflación es alta, “los agentes económicos van tomando defensas”, desarrollando “adaptaciones” que “no siempre son óptimas”.

Como ejemplo, Labat mencionó que “hoy todavía tenemos el 75% de los depósitos en dólares”, cuando “nuestro objetivo es que el peso uruguayo sea una moneda de calidad”; apuntó además que las empresas en Uruguay tienen “stocks de inventarios más altos que el resto de la región” porque justamente la inflación es más alta en comparación, lo cual “está bien”, ya que “es lo que encontraron para resolverlo”, pero “no es sano en el largo plazo para la economía del país”.

Por estos y otros motivos, “la inflación no es un capricho”, afirmó Labat. El presidente del BCU señaló que Uruguay tiene tasas de crecimiento históricamente bajas, y dijo que “si queremos que la economía crezca a otro ritmo” tiene que haber empresas que “tomen otros riesgos”, y “para eso precisamos una inflación más baja”. “Eso es lo que está atrás de esto”, aseveró, antes de consignar que el último dato de la inflación –4,11%, correspondiente a agosto– “es la menor cifra de inflación desde el año 2005”.

Sobre lo que algunos sectores entienden como “atraso cambiario”, Labat se limitó a expresar que “tiene que haber libre flotación”; a su entender, el régimen de tipo de cambio “tiene que ser el más puro”.

A diferencia de Labat, el subsecretario del Ministerio de Economía y Finanzas, Alejandro Irastorza, leyó durante buena parte de su intervención y su exposición, repleta de números, se aproximó a una comparecencia en el Parlamento. Luego de enumerar los efectos de la pandemia, la invasión de Rusia a Ucrania y la sequía, el jerarca sostuvo que, pese a todo, “el gobierno ha mantenido la mirada en los temas de largo plazo” y, con “luces largas”, ha implementado “las reformas estructurales necesarias para apalancar el crecimiento y el desarrollo”.

Irastorza indicó que sobre la base de las estimaciones oficiales este año la economía uruguaya crecerá 1,3%; mientras que en 2024 lo hará “en el entorno del 3,7% del PIB”, gracias a “las exportaciones de bienes y servicios”, así como al “consumo de los hogares”.

Nacional, regional y global

Minutos antes hubo breves presentaciones de tres economistas: Alfonso Capurro (CPA Ferrere), Ignacio Munyo (Ceres) y Florencia Carriquiry (Exante). En su análisis, enfocado en lo nacional, Capurro valoró positivamente el proceso de recuperación del salario real en curso y el “dinamismo” en la creación de empleo, con 40.000 nuevos puestos de trabajo en el transcurso del año.

Capurro destacó también la nueva “institucionalidad fiscal”, que otorgó “mayor transparencia” y “mayor solidez en el manejo de las finanzas públicas”; sin embargo, advirtió que en el último tiempo “el plan de consolidación fiscal que se había trazado se ha visto interrumpido”. Acerca de la inflación, dijo que “la política fue ambiciosa y fue exitosa”, aunque “todavía no estamos en condiciones de decir que esto cambió para siempre”.

Enfocado en lo regional, Munyo expuso sobre el efecto que tendrá el desenlace electoral de Argentina en Uruguay. Afirmó que “lo más importante”, al margen del debate sobre la desdolarización, “es el ajuste fiscal” que tanto Javier Milei como Patricia Bullrich ya han asumido. “Hoy hay un déficit fiscal muy importante en Argentina. Acá el gran tema es cómo va a procesar el próximo gobierno una reducción del gasto público”, sentenció.

En tanto, desde una visión global de la economía, Carriquiry señaló que actualmente “estamos con un dólar fuerte en una perspectiva de largo plazo”. Esto, sostuvo, supone “un desafío adicional” para la economía uruguaya, dado que “esta fortaleza global del dólar de alguna manera está exacerbando la dificultad que tenemos en Uruguay”, con “un dólar extraordinariamente bajo” que contrasta con “la realidad global”.

Acuerdo binacional

El martes, Labat y su par argentino, Miguel Pesce, firmaron en Montevideo un nuevo reglamento operativo para el sistema de pagos en moneda local, que permitirá pagos de operaciones de comercio tanto de bienes como de servicios en pesos uruguayos o argentinos. La nueva normativa permitirá a las empresas de ambos países facturar en pesos uruguayos o argentinos “indistintamente”, lo que “va a facilitar el intercambio comercial”, afirmó Labat, quien definió el acuerdo alcanzado como “un paso importante”.

.