“El día después” fue el nombre de una actividad que se desarrolló este jueves, organizada por el Día del Futuro de la diaria y la Comisión de Futuro del Parlamento. El conversatorio, que tuvo lugar en la sala Delmira Agustini del teatro Solís, giró en torno a los beneficios y las problemáticas que podría traer el avance de la inteligencia artificial (IA) en las sociedades y sus procesos políticos.
La primera parte de la actividad contó con un panel de expertos que comenzó con la antropóloga Lydia Garrido, que caracterizó a la IA como “un salto paradigmático”, con una “característica evolutiva” que necesita “ser regulada y anticipada”.
Otra de las expositoras, Lorena Etcheverry, integrante del Centro Interdisciplinario en Ciencia de Datos y Aprendizaje Automático, fue por la misma línea y llamó a tener “marcos regulatorios que permitan y mantengan al humano como centro de la decisión final”. Asimismo, marcó la importancia de “la transparencia” respecto de estos sistemas, que los informáticos llaman “'cajas negras', porque no se sabe lo que tienen adentro”, contó.
Los sesgos y la discriminación asociados a estas tecnologías tienen que ver con la fuente base de funcionamiento de las IA, que son los datos. En este sentido, Eleonora Lamm, responsable del sector de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco para América Latina y el Caribe, resaltó la importancia de que “el poder de la IA se regule y se utilice para un bien común”. Así, se vuelve imperativa “la necesidad política de una protección de datos” para “fortalecer el sistema democrático” puesto que “hoy en día existe una enorme situación de poder detrás de este análisis de datos”.
Regulación nacional
La segunda parte del conversatorio contó con la participación del diputado del Partido Nacional Rodrigo Goñi y la senadora del Frente Amplio Silvia Nane, con una pregunta disparadora sobre los espacios que existen para regular la IA en Uruguay.
Goñi entendió que con estas tecnologías se “delega libertad”, y cuando esto sucede “empezás a apagar la conciencia”, que va de la mano de “la tendencia en este mundo de hoy de no abordar estos temas con profundidad”. En esa línea, opinó que “el tema regulación” se puede cortar “de una forma simplista y barata con ‘no pasa nada’”, pero, sin embargo, se debe “regular” la IA, no por la tecnología misma, sino porque “hay usos que hay que prohibirlos, porque vulneran derechos fundamentales”.
En tanto, Nane planteó que “para que esos datos [con los que funciona la IA] estén guardados, tienen que estar enchufados a una fuente de energía” que puede salir “de una batería que necesita litio”. El litio se encuentra “en América Latina, y la energía la necesitan los datacenter que no están ni en Bolivia, ni en Argentina ni en Chile”, y que tienen formas distintas de regular la extracción de litio; en este ejemplo está “dónde tenemos que pensar cuando pensamos en regulación”, sentenció.