El 9 de enero, el ex director general de Secretaría del Ministerio del Interior Luis Calabria, quien hoy se desempeña como asesor de Presidencia de la República, publicó una columna de opinión en El Observador en la que se propuso reflexionar acerca de la “batalla cultural” que la coalición de gobierno, entiende, debe dar contra el Frente Amplio (FA) de cara a un nuevo ciclo electoral.

“Con el triunfo de la Coalición liderada por el Partido Nacional en 2019 se logró un afianzamiento político y electoral y se logró el destronamiento ideológico del Frente Amplio” pero “la pugna mayor, la que no está definida, es la pugna cultural, la que se intersecta con todas las demás dimensiones”, analiza Calabria, que abandonó Alianza Nacional en febrero del año pasado para sumarse a la candidatura de Álvaro Delgado.

Así, sostiene, se vuelve necesario “afrontar con otra fortaleza la pugna en el plano cultural dominado por la izquierda desde hace –por lo menos– cincuenta años”, y para ello la coalición debe “afianzarse en la construcción política y asegurar el resultado electoral”, continúa.

En las siguientes líneas, Calabria, que tuvo que dejar su cargo en el Ministerio del Interior en medio del escándalo por el uso del Hospital Policial, se dedica a explicar por qué el FA “perdió su prédica política e ideológica”. La explicación que ensaya, en síntesis, es que “en el ejercicio de sus gobiernos se desviaron de sus postulados e ingresaron en las contradicciones más flagrantes”, y que “un proyecto se desfigura cuando pierde el ‘para qué’ hace las cosas”.

“Una derrota electoral para el FA no es una derrota ideológica”

El “para qué” resonó en los dirigentes del FA consultados por la diaria. El senador de Asamblea Uruguay José Carlos Mahía dijo que le sonó “mucho más a una autocrítica del gobierno que él integró en materia de seguridad que a otra cosa”. “Ellos llegaron prometiendo que iban a solucionar los temas de seguridad de la noche a la mañana y metieron la LUC [ley de urgente consideración] al poquito tiempo de comenzar el gobierno” con la idea de que “era la clave para poder solucionar los temas de seguridad, porque les daban herramientas legales de las cuales decían carecer”. Sin embargo, según Mahía, “los problemas de seguridad están igual o peor de lo que ellos heredaron y criticaban en el gobierno del FA”.

Otra clave del análisis de Calabria que Mahía mencionó fue la idea de hegemonía ideológica, algo que a su entender “es una ficción que busca nada más que instalar o crear un relato, pero no tiene nada que ver con lo que sucede”. Recordó, en ese sentido, “la época en la que decían que si gobernaba el FA se iba a llevar todo el capital y a los niños a Rusia”.

Para el secretario general del Partido Socialista, Gonzalo Civila, el gobierno “podría estar, por un lado, intentando defender lo que ha hecho y, por otro, formulando propuestas respecto del futuro”, pero, en cambio, “sus dirigentes y sus militantes siguen, como durante todo el gobierno, atacando al FA como si no hubiera sucedido nada en estos años”.

Por otro lado, la descripción de la hegemonía ideológica que hace Calabria “no es nueva tampoco, es bastante refritada” y tiene que ver con cómo “se concibe lo que se llama batalla cultural”. Para Civila, Calabria establece “una serie de contradicciones muy burdas” que le recordaron “a la falacia del hombre de paja, que consiste en hacer del oponente una cosa ridícula para después cuestionarlo, pegarle”, porque “resulta mucho más fácil tirar abajo al hombre de paja que tirar abajo la concepción real con la que se está discutiendo”.

En esta misma línea, la diputada del Movimiento de Participación Popular Bettiana Díaz entendió que “las derechas hace tiempo que vienen levantando este tipo de discurso de que existe una supuesta hegemonía cultural de las izquierdas”, y así se refuerza “esto que es un mito, que se construye desde un pensamiento vetusto”. “Es parte de lo que ya hicieron los neoliberalismos en los 90; es un discurso que vemos, por ejemplo, en los libertarios argentinos”, explicó Díaz, que recordó al autor argentino Agustín Laje, quien escribió, precisamente, un libro llamado La batalla cultural.

Allí, recuerda Díaz, Laje expresa “la idea de que hay que dar una batalla cultural contra quienes nos definimos progresistas y de izquierda”; en este sentido, sobre lo que publica Calabria, a la diputada le deja “la duda” de si “a lo que se refiere cuando habla de dar la batalla cultural es a tratar de erradicar toda resistencia popular”, que “terminan siendo experiencias de ajuste desde las derechas”.

Por otro lado, cuando Calabria se refiere a “la derrota ideológica”, Díaz entendió que se confunde con una derrota electoral, y “una derrota electoral para el FA no es una derrota ideológica”, lo que marca, según la diputada, “una diferencia muy grande entre lo que es la coalición de gobierno y lo que es una izquierda en coalición hace más de 50 años”.