En 2022, en el marco de su Estrategia de Datos, la Intendencia de Montevideo (IM) creó un Comité de Datos, que tiene entre sus cometidos “el diseño y ejecución de estrategias que aseguren el relevamiento, documentación y publicación de datos apoyando los procesos internos de trabajo y la rendición de cuentas y transparencia hacia la ciudadanía”. Quien lidera estos esfuerzos es el ingeniero en Computación Damián Pintos, que ocupa el cargo de coordinador del comité de datos, y que a la hora de enumerar los méritos que el departamento obtuvo -como el galardón Silver de la certificación What Works Cities (WWC), de la fundación Bloomberg-, los describe como “medio salados”. En diálogo con la diaria, Pintos explicó el trabajo que lleva a cabo dentro de la comuna para avanzar con la estrategia de datos abiertos impulsada por la administración actual.
¿Cuál es el rol del comité de datos dentro de la intendencia?
La intendencia tenía como un énfasis de esta gestión la toma de decisiones basada en evidencia, y como la toma de decisiones es con la ciudadanía, tenía que llevar transparencia y acercar esa evidencia a las personas. Otro énfasis de esta administración son los equipos transversales de trabajo. O sea, las cosas que son prioritarias, como la movilidad activa [y] el proyecto de áreas liberadas, casi todo lo que se volvió prioritario en esta administración, se vuelve transversal. Entonces, el comité de datos que yo coordino es una estructura donde vos tenés delegadas y delegados de distintos departamentos y divisiones -ni siquiera uno por división o por departamento [sino] alguna gente de cada lugar de la intendencia que coordinamos-, ya sea para potenciar capacidades o para socializar cierta información. La idea del comité es ser como un acelerador de ese énfasis en la gestión. Nos aseguramos de que todas las personas, en la administración y fuera, a la hora de tomar decisiones tengan la información cerca.
¿Puede hablarse de un antes y un después en la gestión de datos desde su surgimiento?
La intendencia tiene una historia fuerte de publicación de datos. Lo que cambió, por ahí, un poco, es que normalmente ese era un trabajo de [la división] Informática y lo convertimos a un trabajo de toda la intendencia. Eso fue bastante arriesgado, porque implica tocar lo que anda, porque ya era un pilar en Uruguay, incluso a nivel de América Latina muy reconocido. El estado de arte de la tecnología nos permite mirar de otra manera el tema de los datos. Transversalizamos el problema de los datos: Informática sigue siendo parte de la solución, pero transversalizamos ese tema y además agregamos al paquete de problemas de datos lo que no sale de sistemas corporativos.
¿Cuáles fueron los resultados de esta labor?
Nosotros ahora publicamos un inventario de datos, que es un paso más en transparencia. Nunca se va a llegar a publicar todo lo que tenemos, pero por lo menos sí le podemos decir a la ciudadanía: “Cuando nosotros tomamos decisiones, estas son las cosas que sabemos, estos son los datos que están”. Eso lo publicamos: estos son todos los datos que la intendencia sabe. Pero hay otro paso que hacemos, que es no pensar por los demás, ¿no? O sea, vos, cuando no publicás información te estás poniendo por encima de la ciudadanía, y parte de la gestión de los gobiernos progresistas es desarmar esa estructura de poder.
¿La información que maneja el Comité de Datos incide en las políticas públicas que lleva a cabo la intendencia?
Si, por supuesto. Incide en el cómo, porque en el momento en que vas a trabajar con la ciudadanía compartís la información, que eleva el nivel del debate democrático, y eso es fundamental. Si vos te fijás, en esta gestión particularmente, todas las comunicaciones tienen un trasfondo de datos, ya sea de la intendenta, cualquier dirección o cualquier persona que se arrima a la ciudadanía.
¿Y cómo incide ello a nivel de la ciudadanía?
Cuando publicás datos pasan cosas: así como vos no sabés lo que te van a decir los datos hasta que los analizás, cuando publicás datos a veces pasan cosas que no esperabas. Los médicos te dicen que vayas a la playa hasta las 11.00 y después podés volver a las 16.00. Nosotros publicamos el índice de radiación solar en línea [y] en tiempo real. Y una cosa que pasó cuando lo publicamos es que alguien creó un bot en X que te dice “Andate de la playa”. Y está mucho mejor, tiene mucho más sentido, porque hay veces que a las 11.00 hace una hora te tendrías que haber ido y hay veces que no. Entonces, da información certera y de utilidad para la ciudadanía, y eso cuando lo publicamos era una página más del observatorio ambiental. Siempre el dato desagregado tiene que estar, porque la mirada no tiene por que ser la tuya: alguien se puede permitir otra mirada.
¿Entonces el rol del comité es el de gobernar con datos teniendo en cuenta a la ciudadanía?
Sí. Para mí es bien transversal y es de punta a punta: es apoyar la toma de decisiones, [y] como la toma de decisiones es con la ciudadanía, eso implica la disponibilización de los datos y, después, la evaluación de la política. Las personas te votan por tus valores. Entonces sabés que con tus valores y la información que tenías a tu disposición, tomaste esta decisión. Si yo sé cuáles son tus valores y sé cuáles son los datos, yo puedo decir “está bien”, “está mal”, o “le erró”, porque también le errás. Pero se vuelve todo más explicable.
¿Esta forma de gobernanza y gestión de datos se asemeja a experiencias de otras partes del mundo?
Así como lo estamos haciendo nosotros, yo no vi. Pasa que no todos los países y no todas las ciudades tienen las mismas ventajas. No en todos lados —más bien en pocos lugares— ya estaba armado todo en infraestructura para decir “ahora mi problema ya no es dónde los guardo [los datos], mi problema es cómo los muestro, cómo los disponibilizo, cómo horizontalizo esta información”.
[Para] nosotros el trabajo fue mucho más fuerte en cuanto a gestión humana que a trabajo informático específico: hicimos un relevamiento de percepción de departamentos y un censo de capacidades de departamentos. Con esa información iniciamos una política bastante desafiante, pero que pudimos cumplir, de capacitaciones de personas claves que estaban cerca de las decisiones del día a día, para que pudieran trabajar con datos y, a su vez, que tengan a su disposición la información para convertir en indicadores los datos. Ese tipo de cosas no es tan normal, yo por lo menos no vi un caso así.
¿Ustedes trabajan con el gobierno nacional? ¿Les proporcionan información en casos que entienden necesarios?
Nosotros nos aseguramos de que la herramienta de publicación nuestra fuera compatible con la de Agesic para poder [publicarlos]. Todo se publica a nivel del portal de datos del Estado, también. Durante la crisis hídrica tuvimos un relacionamiento directo con OSE por el intercambio de datos del registro de fugas del sistema: la gente usaba nuestro Whatsapp para decir “hay un caño roto acá”, nosotros le avisábamos a la OSE, en eso no tuvimos drama. Con la Universidad de la República tenemos un muy buen trato, intercambiamos información. Tenemos con distintas reparticiones del Estado un intercambio bastante fluido de información. A veces alguien me pide un dato y, si me doy cuenta que no estaba público, lo publico. Pero si, además, hay una emergencia que requiere que esos datos los procesemos de determinada manera para que sean de utilidad y no tienen músculo, lo hacemos. En ese sentido, acá siempre estuvo la mano tendida para compartir información.