De acuerdo con un informe publicado como parte del anuario de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), titulado “Impactos del déficit hídrico 2022-2023 en la producción agropecuaria”, la sequía que atravesó nuestro país durante 2023 generó pérdidas que rondan el 3% del producto interno bruto nacional.

En términos exactos, las pérdidas dentro del sector, que también contemplan perjuicios “que se podrían efectivizar en los próximos meses”, redundan en un déficit de 1.883 millones de dólares. El documento atribuye este resultado al “déficit de precipitaciones observado”, así como a otras condiciones que afectan al “estado hídrico de los suelos y de la vegetación”. Entre otras, nota la ocurrencia de “temperaturas medias y evapotranspiración por encima de lo normal”. De esta manera, se “imposibilitó el desarrollo de algunos cultivos de secano y forraje para la alimentación de animales”.

En particular, el rubro que comprende la agricultura de secano de verano –en el que se encuentran cultivos como la soja y el maíz– significó 58,3% de las pérdidas totales: unos 1.098 millones de dólares. Según consta en el documento, esto se debe a una reducción en el volumen obtenido –se recolectaron 2,5 millones de toneladas menos de lo esperado–, así como a un retraso en las cosechas, que derivó en la reducción de los “tiempos de siembra óptima de los cultivos de invierno”.

De esta forma, las pérdidas estimadas para dicho sector superan ampliamente a aquellas del rubro ganadero. Para este último, la cifra ronda los 287 millones de dólares, que el informe de la Opypa atribuye a un menor número de terneros a nacer y a una reducción en el volumen de cabezas faenadas. Aun así, de acuerdo con las observaciones realizadas por la oficina del MGAP, tal disminución “no ha sido tan significativa” en comparación con sus estimaciones iniciales.

El informe estima pérdidas de 162 millones de dólares para el rubro forestación. Según enuncia, esto puede atribuirse, entre otros factores, a la pérdida de un mínimo de 2.400 hectáreas –así como a la afectación de unas 26.000– luego de una temporada signada por “riesgos de incendio alto y muy alto”.

Por su parte, el sector lechero contabilizó pérdidas por 136 millones de dólares. La Opypa atribuye la mayor parte de ellas a un “incremento en los costos de la suplementación del ganado” anteriormente descritos. De igual manera, el organismo estima un “impacto total en la producción anual de leche en unos 61 millones de litros para 2023”, que “implicaría una facturación de 23 millones de dólares menos”.

Por último, los rubros hortifruticultura y viticultura representan una menor parte de las pérdidas totales, con impactos brutos estimados en 43 y 12 millones de dólares, respectivamente. En el primer caso, el informe de la Opypa nota que “las fuentes de agua en los predios resultaron insuficientes para regar adecuadamente los cultivos”, por lo que se observaron afectaciones vinculadas al calibre y la calidad de los productos, así como “una reducción de rendimientos de diversos productos”, que redundó en un “impacto en la calidad”, así como “problemas de oferta en ciertos momentos del año”.

Por su parte, dentro del rubro viticultura, la oficina destaca una disminución del volumen de producción de 28%, tomando como referencia el valor promedio de los últimos seis años. De todas formas, el informe aclara que la producción vitícola “no se vería afectada”, ya que el “stock actual disponible [...] cubriría la merma de 2023 y 2024”.

“Importante descenso en la recaudación de impuestos a la renta”

Otro informe que forma parte del Anuario de la Opypa, denominado “Recaudación y presión fiscal en el agro en 2023”, revela que debido a la crisis hídrica y los menores precios en el rubro se estima una recaudación impositiva de 293,8 millones de dólares, unos 45,1 millones por debajo de los resultados fiscales observados en 2022.

Esto se debe, en mayor medida, a “un importante descenso en la recaudación de impuestos a la renta”, que disminuyó 38,3% (115 millones) y que el informe atribuye a “la caída en la actividad”. Aun así, es posible observar en el informe algunas disminuciones vinculadas a la aplicación de detracciones y el cobro de impuestos indirectos, aunque a menor nivel.

En contraste, “los impuestos sobre la tierra mostrarían un aumento [del 13% (193,8 millones)] en 2023”, a pesar de observarse una disminución en la recaudación del Impuesto al Patrimonio. Según el informe, dicho incremento se debe a “la evolución en alza” de coeficientes de ajuste dentro de dicha categoría impositiva “más que al resultado del negocio”, así como también a “un tipo de cambio que se ha apreciado”, que “tuvo un efecto amortiguador sobre la caída en la recaudación de los impuestos al sector agropecuario”.

De esta manera, y dado “el peso que tienen los impuestos sobre la tierra, que no reflejan los vaivenes del nivel de actividad”, así como la apreciación del tipo de cambio, “se proyecta una caída del valor agregado bruto del sector agropecuario”, concluye el informe, que estima, de forma preliminar, que la presión fiscal agropecuaria creció 0,3% durante 2023, de 6,4% a 6,7%.

Praderas perdidas

Dentro del informe de la Opypa figura un sector que se encuentra estrechamente relacionado con los rubros ganadero y lechero, y que el documento denomina “Praderas perdidas”. Esto no representa un rubro agropecuario por sí mismo, pero se le puede atribuir una cantidad considerable del déficit observado: unos 145 millones de dólares por “sustitución de praderas perdidas”. Esto lo vuelve el cuarto ítem más costoso, al comparar con otros rubros.