El objetivo que se fijó el Frente Amplio (FA) para junio no supone simplemente revertir la tendencia a la baja que viene registrando elección tras elección desde 2009, sino además derribar la barrera de los 400.000 votos en la elección interna. Este número autoimpuesto implica la obtención de más de 140.000 votos con relación a la interna de 2019, un crecimiento que ningún partido político alcanzó en ninguna de las cinco elecciones internas desde la reforma constitucional de 1997.

En diálogo con la diaria, Manuel Ferrer, presidente de la Comisión de Organización del FA, sostuvo que “el Frente como tal nunca privilegió la elección interna”, la cual “pone incómodos” a sus dirigentes y militantes porque choca con “una tradición de resoluciones conjuntas”. No obstante, afirmó que actualmente el objetivo es “superar esa incomodidad y poner en el lugar que se merece a la elección interna”.

A diferencia del Partido Nacional (PN) y el Partido Colorado (PC), el FA siempre ha mejorado proporcionalmente entre junio y octubre, con un mínimo de 7% y un máximo de 13%. En 2009, por ejemplo, obtuvo 41% de los votos válidos en la elección interna y subió a 48% en la elección nacional. En 2014, en tanto, acumuló 35% en junio y 48% en octubre. El comportamiento electoral del PN ha sido exactamente al revés: siempre cayó proporcionalmente entre la primera y la segunda votación.

El politólogo y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República Daniel Chasquetti dijo a la diaria que esto tiene su explicación en “las reglas de juego”. Señaló que la elección interna permite elegir el candidato a la presidencia de cada partido, la convención nacional y las convenciones departamentales, pero “el FA aplica esto en forma minimalista”, dado que se rige por “otros procedimientos y otros organismos”. “Lo único que hace el FA en junio es elegir el candidato presidencial” y, por lo tanto, “el incentivo es menor”, resaltó.

En cambio, los partidos tradicionales “ponen en juego muchas cosas”, como, por ejemplo, la integración de las convenciones departamentales, que “son determinantes para seleccionar a los candidatos a las intendencias”, apuntó Chasquetti. Por eso, sostuvo, la estructura que despliega el PN en la elección interna “es superlativa”. “Ni siquiera en octubre logran el nivel de movilización de las estructuras que logran en junio”, añadió.

El objetivo que se fijó el FA es “riesgoso”

Hecha la explicación, y como “las reglas de juego” se mantienen, Chasquetti consideró que el objetivo de 400.000 votos que se impuso el FA es “riesgoso”, porque “si no llegás, es un golpe”. Aunque aclaró que “puede llegar a hacerlo”, opinó que fue “un error haber planteado una cifra” de antemano.

El FA marcó 259.160 votos en la elección interna de 2019, por lo tanto, el desafío planteado supone captar, como mínimo, 140.840 votos más. Ningún partido consiguió semejante crecimiento entre una elección y otra. Hasta ahora el mayor aumento lo tiene el PN, que en 2004 sacó 63.489 votos más que en 1999.

Sí pasó que un partido perdiese una cantidad de votos similar -e incluso superior- entre una elección y otra. De 2009 a 2014 el FA perdió 139.119 votos, y de 1999 a 2004, con la crisis económica de por medio, el PC perdió 322.420 votos, el récord negativo absoluto. Con todo, el FA igualmente triunfó con comodidad en el proceso electoral de 2014.

Chasquetti afirmó que “lo importante” es la elección nacional, “porque en octubre se resuelve el Parlamento y el FA tiene la expectativa de pelear la mayoría” ya en la primera vuelta. En tal sentido, señaló que si el FA logra imponer “la perspectiva de que para llegar a la mayoría en octubre es necesario votar por encima de los 400.000 votos en junio, como un gran movimiento en dos partes, capaz que podría llegar a funcionar”; de lo contrario, “no hay suficientes incentivos”. “Creo que el incentivo más grande es militar a Orsi y Cosse, que son los dos que van a pelear por lo único que está en juego”, afirmó.

Por su parte, Ferrer aseguró que la meta de 400.000 votos es viable dada “la recuperación del FA en general”, que “está reflejada en todas las mediciones de opinión pública”. Asimismo, afirmó que “hay un cambio en la orientación del FA hacia los frenteamplistas y las frenteamplistas”, con un llamado expreso a votar en la elección interna, “cosa que antes no hacíamos”.

El presidente de la Comisión de Organización dijo que “el frenteamplismo es mucho más que los que están apoyando a un candidato”. “Las cuatro candidaturas que tiene el FA son excelentes, pero todos vamos detrás de un mismo programa, y esa idea incorpora a mucho más gente que previamente no se sentía, a priori, llamada a votar en la interna”, manifestó.

De todos modos, Ferrer señaló que el objetivo principal es “la victoria en octubre con mayoría parlamentaria”. “Nosotros estamos concentrados en movilizar al FA en todo el país para prepararnos para un futuro gobierno que abra un horizonte de izquierda en Uruguay”, expresó. Mencionó que desde febrero de 2022 a la fecha se abrieron 75 comités de base; actualmente hay 467 en todo el país y se pretende “llegar a los 500 en el desarrollo de la campaña”.

Las elecciones internas del FA

Consultado sobre la relación entre el nivel de competitividad en la interna y el desempeño electoral del FA en general, Ferrer manifestó: “Eso es algo que se ha escrito muchas veces, [pero] nosotros no le vemos base documental”. Agregó que, en una elección no obligatoria, “lo que genera amplias votaciones es la capacidad de convocatoria, movilización, organización y planteo político”.

En la primera elección interna, en 1999, el FA tuvo una competencia muy despareja entre Tabaré Vázquez (82%) y Danilo Astori (18%); en total, obtuvo cerca de 390.000 votos y acabó siendo el segundo partido más votado. Cinco años después, en 2004, no tuvo interna: presentó a Vázquez como candidato único y logró más de 450.000 votos, la mejor votación de su historia. Por primera y única vez fue el partido más votado en la elección interna. En aquel momento “había una ola de expectativas por ganar en octubre y la gente lo veía como atado”, recordó Chasquetti, si bien señaló que “tampoco fue una votación extraordinaria”.

En 2009, el FA empezó a retroceder: marcó 440.000 votos y volvió a ubicarse en la segunda posición. El electorado frenteamplista se repartió entre José Mujica (52%), Astori (40%) y Marcos Carámbula (8%). La diferencia de 12 puntos entre Mujica y Astori representa la mayor paridad en la historia del FA, aunque, recuerda Chasquetti, durante la campaña electoral “Astori se enfermó y no hizo campaña” y “no generaba la sensación de que [la interna] fuera competitiva”.

La tendencia a la baja se profundizó en 2014, cuando el FA apenas alcanzó 300.000 votos, si bien se mantuvo como el segundo partido más votado. En la interna, Vázquez (82%) derrotó por un amplio margen a Constanza Moreira (18%).

La peor votación del FA en una elección interna fue justamente la última, en 2019. Por primera vez con cuatro precandidaturas, consiguió sólo 260.000 votos en total y terminó segundo. Después de la de 2009, fue la interna más competitiva; los votos se dividieron entre Daniel Martínez (42%), Cosse (25%), Óscar Andrade (23%) y Mario Bergara (9%). Para Chasquetti, sin embargo, tampoco había “una sensación de extrema competencia” en la interna del FA, como sí sucede actualmente. “Me parece que el Frente nunca tuvo una así, tan peleada. Capaz que después no [lo termina siendo], pero es lo que veo por ahora. Eso capaz que es un incentivo fuerte para aumentar la votación”, señaló.