La Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) presentó este viernes en rueda de prensa un documento titulado “Libertad, justicia y compasión en el alma de nuestro pueblo”, elaborado durante la asamblea plenaria que reunió a todos los obispos católicos uruguayos en Florida desde el lunes. En la presentación estuvieron el presidente de la CEU y obispo de Salto, Arturo Fajardo, el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, y el obispo de Canelones, Heriberto Bodeant.
El documento contiene reflexiones “en este tiempo electoral que se abre”, para contribuir “al discernimiento de los fieles” y de las “comunidades cristianas”.
El texto destaca que los uruguayos “hemos construido y, en estos últimos cuarenta años, consolidado, la democracia más plena de América Latina, el país con mejor distribución de la riqueza y con menor corrupción de nuestro sufrido continente”, e invita “frente a una nueva instancia electoral” a “recoger lo mejor de nuestra historia, levantar nuestra mirada y cuidar el alma del país”.
“Tenemos los fantasmas que vienen de nuestro pasado para recordarnos lo que es un Uruguay dividido; pero también la realidad de países donde el enfrentamiento es norma, que nos sirve de espejo de lo que no queremos ser”, expresan los obispos católicos.
La CEU señala en el documento “algunos problemas emergentes”, entre los cuales se encuentra “el problema de la seguridad pública”, que “no tiene fácil solución”. “El número de homicidios no ha disminuido y golpea nuestra conciencia de un modo especial cuando se trata de niños asesinados o heridos por balas que no estaban destinadas a ellos, pero que segaron sus vidas. A la problemática social que está en el origen de muchos delitos se suma la plaga del narcotráfico en diversas escalas, que ha llevado a que en algunos barrios se viva una guerra de bandas con terribles consecuencias”, agrega.
Otros “problemas emergentes” que figuran en el documento son las cárceles “superpobladas” y la situación “muy dura” en ellas, y “un núcleo de pobreza dura que nos interpela, sobre todo cuando ésta adquiere ‘rostro de niño’”. “Los diversos gobiernos y muchos actores de la sociedad han hecho esfuerzos para combatirla; pero sigue habiendo un porcentaje de uruguayos que vive en condiciones indignas. No es sólo un tema de dificultades económicas, sino también de oportunidades y de educación”, añade el documento sobre la pobreza.
“Como otro signo que nos inquieta vemos que las personas en situación de calle han aumentado en número, no sólo en la capital, sino también en ciudades del interior, caracterizándose por ser en su gran mayoría jóvenes adictos y personas con problemas de salud mental”, agrega la CEU.
Los obispos expresan que esta realidad “interpela a cambiar la cultura del descarte por la cultura de la compasión, a crear puentes de acercamiento para que la brecha no siga creciendo”.
Más adelante se señala que el “flagelo de las adicciones” ha entrado “fuertemente” en la sociedad, pero estas son “múltiples”. “Suele relacionárselas con el consumo de alcohol y de otras drogas, que se sigue extendiendo; pero a éstas se suman otras, de apariencia inofensiva, como la hiper conexión a las redes y plataformas de juegos, que afectan especialmente a niños y jóvenes, alterando los vínculos familiares y rompiendo el tejido social”.
Para la CEU, “el trabajo sigue siendo un pilar fundamental de la existencia humana” y señala que la “preocupación por crear nuevos puestos de trabajo debe llevar al Estado a seguir promoviendo la inversión y facilitar el desarrollo de las diferentes áreas de producción, pero también a cuidar los derechos básicos de los hombres y mujeres del trabajo”.
Con respecto a la política, el documento dice que “mucho tenemos que agradecer a los políticos de nuestro país que eligen esta vocación o se sienten llamados a ella con el propósito de servir al bien común. Pero la actividad política no es sólo para unos pocos. La política es el espacio de lo público, que se constituye en un espacio de todos, que a todos interesa y afecta”. “Por esta razón, un católico está especialmente convocado a ocuparse de los asuntos públicos”, se agrega.
Finalmente, los obispos expresan que los cristianos están “llamados al compromiso y el primero de ellos es el de construir hoy puentes para que la sociedad no se fragmente en lo político y para que los hermanos que viven situaciones que tienden a marginarlos puedan vivir en una comunidad más integrada, que brinde oportunidades a todos sus habitantes, no sólo económicas o laborales, sino de realización personal, de una vida llena de sentido, de personas libres y responsables con el ánimo de dejar su huella de bien en su paso por el mundo y de estar abiertos a la trascendencia”.