Hasta ahora ningún escándalo ha golpeado con fuerza la aprobación del presidente Luis Lacalle Pou, quien a nueve meses del final de su mandato conserva un saldo positivo similar al que tuvo el frenteamplista José Mujica durante el último tramo de su gobierno, en 2014. En el último relevamiento de la consultora Opción, realizado antes de que la diaria informara que el exjefe de seguridad presidencial Alejandro Astesiano dispuso, con conocimiento del presidente, un operativo policial para perjudicar al presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, la gestión del gobierno de Lacalle Pou recogió la aprobación de 50% de las personas encuestadas.
Sin embargo, en un sondeo posterior de la Usina de Percepción Ciudadana, realizado después del último capítulo del caso Astesiano, el nivel de confianza de la ciudadanía en Lacalle Pou fue de 42% y 56% dijo tener “poca” o “ninguna” confianza en el presidente.
En opinión del politólogo Antonio Cardarello, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, si bien se trata de “un hecho grave”, sobre todo porque Lacalle Pou admitió que “estaba enterado, cuando unas semanas antes había dicho que no tenía idea de lo que se estaba hablando”, de todos modos, “es poco probable que lo afecte a esta altura de la campaña electoral”, dijo a la diaria.
De acuerdo con las mediciones de la Usina de Percepción Ciudadana, Opción, Equipos, Cifra y Factum, la aprobación de Lacalle Pou tuvo dos descensos notorios: uno a mediados de 2021, en el peor momento de la pandemia, cuando se produjo el récord de muertes por covid-19, y otro entre fines de 2022 y principios de 2023, intervalo que coincidió con la detención de Astesiano y la renuncia de Carolina Ache, involucrada en el otorgamiento del pasaporte uruguayo a Sebastián Marset.
No obstante, desde entonces Lacalle Pou ha logrado mejorar su aprobación, pese a la sucesión de múltiples escándalos. Por ejemplo, en febrero de 2023, tras alcanzar un acuerdo abreviado con la entonces fiscal y actual militante blanca Gabriela Fossati, Astesiano fue condenado a cuatro años y medio de penitenciaría por asociación para delinquir y otros delitos; entre marzo y octubre de 2023, el senador del Partido Nacional (PN) Gustavo Penadés fue denunciado e imputado con prisión preventiva por varios delitos de explotación sexual de menores de edad; y en noviembre de 2023, después de una explosiva declaración de Ache en la Fiscalía, el caso Marset acumuló las renuncias de Francisco Bustillo, Luis Alberto Heber y Roberto Lafluf.
Según Cardarello, esta segunda caída en la aprobación de Lacalle Pou no supone “una modificación importante”. Afirmó que, ya sea por “una buena comunicación política” o por “esa preocupación de dar una imagen de cercanía que ha manejado el presidente”, estas situaciones “no lo han afectado”. Apuntó que, “si uno mira las encuestas de aprobación de la gestión, coincide con lo que históricamente es esa ‘U’ que se da en la aprobación de los presidentes”, que refleja “una caída hacia la mitad del período” y posteriormente una recuperación de la imagen.
La popularidad “no es transferible”
La posibilidad de que se consolide un ciclo evolutivo “clásico”, en forma de U, en el cierre de la administración de Lacalle Pou también fue mencionada por Opción en su último trabajo sobre la aprobación del presidente. Además, la consultora apuntó que, si se comparan los registros del actual gobierno con los registros de los dos últimos gobiernos del Frente Amplio (FA), “los guarismos de aprobación [de Lacalle Pou] se parecen mucho más a la gestión encabezada por José Mujica que a la segunda gestión de Tabaré Vázquez”.
Según marca Opción, Mujica, que retuvo el gobierno, tenía una aprobación de 46% en mayo de 2014, mientras que Vázquez, que no retuvo el gobierno, tenía una aprobación de 28% en mayo de 2019.
Consultado al respecto, Cardarello indicó que esto “no es transferible”: la popularidad de Lacalle Pou no se trasladará de forma automática al precandidato nacionalista Álvaro Delgado. De hecho, ninguna encuesta está indicando eso. “Una cosa es la aprobación de la gestión del presidente y otra cosa es el impacto electoral que pueda tener”, subrayó el politólogo.
Al mismo tiempo, Cardarello señaló que un eventual deterioro de la aprobación de Lacalle Pou a causa de la reciente derivación del caso Astesiano tendría un efecto electoral “más bien reducido”, dado que el electorado que sigue estos temas “es un porcentaje más bien pequeño”. En general, se trata de “la gente que está más involucrada en la política y que ya tiene su percepción de voto, o sea, sería muy difícil que alguien que estaba dispuesto a votar al PN termine votando al FA a partir de estas declaraciones de Lacalle Pou”.
A su modo de ver, lo que sí podría ocurrir es “un movimiento hacia los socios de la coalición”, esto es, dentro del mismo bloque, aunque “ni Cabildo Abierto ni el Partido Colorado han tratado de recoger su rédito a partir de esto”. “Quizás el que tiene más reticencias sea [Guido] Manini Ríos, pero parece que todos los socios de la coalición coinciden en el respaldo a la figura del presidente”, apuntó.