El fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, brindó una conferencia de prensa este miércoles en la que informó sobre el perfil biológico de la persona cuyos restos se hallaron el 30 de julio en el Batallón 14, en el marco de la búsqueda de detenidos desaparecidos en nuestro país. Se trata de un hombre, de entre 43 y 57 años, que medía, al momento de su muerte, entre 1,75 y 1,85 metros de altura.

Perciballe apuntó que la identidad se conocerá en un mes y medio. Una muestra, que se tomará el 20 de agosto con presencia de la Fiscalía, según indicó Perciballe, se enviará al laboratorio del Equipo Argentino de Antropología Forense, en Córdoba, a partir de lo cual se cotejará con las muestras de ADN disponibles.

De todas formas, afirmó que previamente el equipo del Grupo de Investigación en Antropología Forense (GIAF), liderado por Alicia Lusiardo, pudo elaborar un análisis primario científico del cuerpo, que determinó que se trata de un varón con las características mencionadas.

En relación con el análisis de los restos, Lusiardo puntualizó que es “importante que quede claro que los métodos que nos llevan a poder hacer estas estimaciones son métricos y no métricos, se ha aplicado una cantidad de ciencia para poder dar esta aproximación sobre la persona”. “No es una determinación, esto no es determinante”, señaló, y en ese sentido agregó que lo que confirma la identidad de la persona es la prueba genética.

Lusiardo relató que la extracción del cuerpo y de la estructura que lo envolvía insumió tres jornadas laborales. En cuanto a la caracterización de la fosa, la antropóloga forense señaló que fue “excavada de manera regular, configurando un rectángulo con bordes redondeados”.

Las medidas de la fosa son de 2,15 metros de longitud por 0,5 de ancho y un metro de profundidad, y el cuerpo tenía “una orientación con el cráneo al sureste y los pies al noroeste”. También contó que no se trata de “una estructura homogénea que envuelve al cuerpo, sino que está compuesta por distintas capas de distintos materiales”. Los militares colocaron una primera capa de cal en la fosa, por encima del cuerpo “una capa de cal y pedregullo, por encima de esta capa una de cal, arena, cemento y pedregullo, y por encima otra capa más de cal y arena”.

“Por supuesto, esto [fue] tapado por 50 centímetros de tierra. Para poder confeccionar una estructura de estas características se necesitan más de siete carretillas de 70 litros de material”, detalló Lusiardo, quien destacó que no es un cálculo exacto pero permite tener “una idea aproximada de la magnitud de la estructura que contenía el cuerpo y de lo que puede haber sido conseguir los materiales y trasladarlos”.

La prensa le consultó a Lusiardo si cabe la posibilidad de saber cuándo ocurrió el enterramiento. Contestó que no hay un método que permita determinar la fecha, “ni siquiera aproximadamente, del año en el que tuvieron lugar los enterramientos”. “Si estuvieran acompañados de algunos marcadores culturales, podríamos tener una estimación: cuando hay una moneda, un elemento que nos permite dar una cronología. En este caso, es esa camisa, esas medias y esa chapita o tapita; entonces, no tenemos nada que acompañe ese enterramiento que nos permita establecer el momento”, explicó.

Por último, la especialista fue consultada sobre cómo se llegó a determinar la franja etaria de entre 43 y 57 años. Explicó que lo que los antropólogos pueden determinar al observar los huesos y medir los dientes es “la edad biológica de la persona, que no es necesariamente la cronológica”, porque “una persona puede tener un esqueleto que refleja una juventud pero tener una edad mayor que la que su esqueleto refleja”. Por lo tanto, señaló que, para no caer en errores, cuando tratan de determinar la edad de un esqueleto buscan los métodos “que está probado que no tienen ninguna variante por el estilo de vida de la persona, por su dieta o por su sexo”, por ejemplo.

“Entonces, independientemente de las variables, de lo que le haya pasado a la persona, de su trabajo, actividades y patologías, hay áreas del esqueleto que uno puede observar, en las que determinadas manifestaciones se correlacionan con un rango de edad. Esto viene de estudios que se hacen con esqueletos de edad conocida. El rango siempre está en un 95% de probabilidad. Mientras más métodos usemos, mayor precisión. En este caso, utilizamos más de cinco métodos para determinar la edad”, finalizó.