Luego de dos años sin hacer declaraciones públicas, el excanciller Francisco Bustillo se pronunció por primera vez tras su renuncia, enmarcada en los audios que divulgó la entonces subsecretaria del Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE), Carolina Ache, en los que se escuchaba que le sugería que ocultara información vinculada a la emisión del pasaporte para el narcotraficante Sebastián Marset que había recibido del entonces número dos del Ministerio del Interior (MI), Guillermo Maciel. Marset continúa prófugo de la Justicia y recientemente reapareció en un video en el que amenazó a un exsocio.

Bustillo adelantó que tras abandonar el cargo solicitó licencia sin goce de sueldo y trabajó como asesor político de organizaciones internacionales y en la actividad privada. El sumario administrativo que dispuso el canciller Mario Lubetkin en su contra y de Carlos Mata, el exjefe de Jurídica del MRE, constituye “otra desagradable sorpresa” que busca “volver a instalar el tema”, opinó en diálogo con el programa radial Malos pensamientos de Azul FM.

“Cuando yo le digo ‘tirá el celular’ y ‘Maciel es un tarado’, estábamos en boga la investigación administrativa y estaban desconfiando el uno del otro”, afirmó el exfuncionario. Según Bustillo, en ese momento Ache “no quería bajo ningún punto de vista que trascendieran los mensajes porque quedaba muy mal parada” y “tenía temor de que Maciel los tirara”, por lo que le consultó sobre cómo debía proceder.

En ese sentido, cuando Ache lo llamó, le “tiró la lengua” y, “harto”, el exministro optó por decirle que perdiera su teléfono celular porque “ya los había negado en la investigación administrativa y era lo mismo si los daba o no”, además de que “no tenía complicidad en el tema” y se lo dijo para “sacársela de encima”, así cómo le podría haber dicho “tirate por la ventana”, reconstruyó.

“No podemos naturalizar el grabar a otra persona en una conversación privada que vos promovés y sin advertirle. Me parece lamentable. [...] Cuando uno habla por teléfono en privado lo que traslada son emociones”, afirmó al respecto. “Yo creía conocerla, pero en el momento en que me graba a escondidas, a pesar de yo estar dándole una mano, no sé qué tipo de persona es”, sentenció.

En la misma línea, Bustillo apuntó contra el hoy prosecretario de Presidencia y entonces abogado de Ache, Jorge Díaz, y dijo que “reconoció públicamente que fue quien la instó a grabar” y “definitivamente la arrastró por una intención política”. También hizo referencia a su reciente designación como embajadora uruguaya en Portugal y dijo que “hay tres maneras de ser embajador: de carrera, político y de favor”, porque “favor con favor se paga”. El favor, en su visión, fue “todo este entramado que armaron, en el que, obviamente, el objetivo final era el presidente de la República [Luis Lacalle Pou], ya que hizo una gran presidencia y lo saben un rival de fuste en cualquier instancia”. “Somos daños colaterales”, advirtió.

“Se generó un problema político, no era un tema judicial. Lo fue armando y gestando Jorge Díaz, y el objetivo era claro: quitarle responsabilidad a Carolina Ache para transferírmela a mí, y lo hizo con la famosa llamada de Whatsapp en la que le digo que tire el celular”, afirmó. También dijo que, en su momento, le sorprendió que Ache eligiera como abogado a Díaz porque “todos saben su relación con el Frente Amplio, todos saben sus características como abogado y era inexplicable que la subsecretaria del MRE lo fuera a buscar”.

El papel de Ache

En primera instancia, Bustillo opinó que el pasaporte “fue expedido legalmente”. “Le correspondía y tenía derecho; lo increíble es que no tenía causa abierta en Uruguay e Interpol no lo tenía como requerido”, acotó sobre Marset. Dijo que “era un trámite exclusivamente administrativo” en la Dirección de Asuntos Consulares del MRE y “no estaba enterado de nada” porque no participó “de todo esto”.

El exministro apuntó directamente contra Ache, quien “ocultó durante un año” su comunicación con Alejandro Balbi, el entonces representante legal de Marset, hasta que el periodista Gabriel Pereyra advirtió el vínculo. Cuando se abordaba el tema, “ella miraba para otro lado” y, una vez que se supo, “negó haber hablado del pasaporte”.

“La primera vez que hizo declaraciones públicas dijo que se había reunido con Balbi diez minutos, luego cinco y luego tres. Seguimos hasta el día de hoy sin saber qué hablaron ni por qué se aceleraron ciertas situaciones precisamente cuando era la ministra interina”, afirmó.

Según Bustillo, solamente cuando se encontraban en etapa preparatoria de la instancia se enteró de “detalles que faltaban”, como los chats con Maciel. “Estábamos siendo interpelados y Carolina seguía ocultando”, dijo, por lo que decidió llamarla unas 20 horas antes de la instancia parlamentaria para “conocer las comunicaciones con Maciel” y “los intercambios con la entonces directora de Asuntos Consulares”: “Era una locura, hubo una advertencia de Maciel, esa es la realidad”, sentenció. “Durante la interpelación, los cuatro sabíamos que Marset era un narcotraficante, pero yo me había enterado 20 horas antes”, reiteró.

“Fingió demencia”, acotó Bustillo sobre la actitud de Ache. “A texto explícito hizo saber que no tenía nada que ver respecto de los temas consulares o que la pudieran vincular con la tramitación del pasaporte”, cuando en realidad “era la representante en la Comisión de Refugiados, en la que trata el lavado de activos, en género, en la Junta Nacional de Drogas y además tenía a su cargo tres direcciones: la de Asuntos Culturales, la de Cooperación Internacional y la de Asuntos Consulares, donde se tramitó”, enumeró.

Además de la reunión con Balbi, Bustillo se refirió a que uno de los objetivos de la investigación administrativa que se realizó en el MRE era “conocer los intercambios entre Ache y Maciel” –quien advirtió a Ache sobre la peligrosidad de Marset como delincuente– y se le solicitó “en cuatro oportunidades” la entrega de los archivos, sin éxito, ya que “se negó junto a su abogado, el hoy prosecretario Jorge Díaz”. Relató que, en una oportunidad, Díaz y Ache “prepotearon” a la instructora del trámite “e incluso le entregan una nota por escrito” para consignar que no los entregarían.

Opinó que, en suma, “no se mintió en el Senado” porque “el propio fiscal, cuando archiva la causa, dice que no hay responsabilidad penal, ya que los intercambios por Whatsapp entre Maciel y Ache se dieron antes de que empezara a tramitarse el pasaporte”. Además, Bustillo dijo que “hablaron de las comunicaciones” pero el tema “pasó de largo” y “no las pidieron” durante una interpelación que se extendió por más de diez horas, con Mario Bergara como legislador a cargo de las consultas.