El lunes tuvo lugar el tradicional almuerzo por el Día de la Construcción en el Club de Golf de Montevideo, con la participación del presidente de la República, Yamandú Orsi, y de varios miembros del Poder Ejecutivo y dirigentes de la oposición. El evento contó con las oratorias del presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU), Alejandro Ruibal, y del ministro de Economía y Finanzas (MEF), Gabriel Oddone.

La construcción “es un sector dinamizador que mueve al resto de la economía, que paga buenos salarios —y eso no es poca cosa— y que siempre ha sido para Uruguay el sostén o la llamita prendida en momentos complicados”, expresó Orsi en rueda de prensa.

En tanto, Oddone afirmó que “la construcción es clave” y “juega un papel de articulación muy relevante en la economía uruguaya”, por la “calidad de empleo que provee, por el tipo de salarios que paga, por la inserción territorial que tiene en el país, por el papel que juega en la provisión de infraestructura y de vivienda”.

Por su parte, Ruibal hizo un repaso por la historia del sector, para luego destacar sus principales números y abordar algunos desafíos en materia de inversión. El presidente de la CCU indicó que el peso de la construcción en el Producto Interno Bruto actualmente es del 10% (5% de forma directa, 3,5% indirecta y un 1,8% correspondiente al gasto inducido).

“¿Qué está sosteniendo la construcción?”, preguntó. Hoy en día, contestó Ruibal, las obras de arquitectura y “la inercia de algunos proyectos que vienen de atrás”, por ejemplo, proyectos de infraestructura vial. El desafío “de todos los que estamos hoy acá, públicos y privados”, es mejorar el ratio de la inversión sobre el PBI, “porque necesitamos que haya crecimiento”, sostuvo el presidente de la CCU, para quien Uruguay tiene una “base sólida” para eso.

“Sería simplista” decirle al Estado que invierta más, continuó Ruibal. “El Estado tiene que invertir, porque el Estado responde al 25-30% —aproximadamente— de la inversión. Pero hay todo un resto que es privado”, acotó.

En tal sentido, Oddone remarcó que el objetivo del gobierno es “acelerar la tasa de crecimiento”, lo cual implica “crear condiciones para que el sector privado pueda invertir”. Esas condiciones, mencionó, son la “estabilidad y predecibilidad macroeconómica, menores costos de financiamiento y, a su vez, estímulos renovados a la inversión”.

“Si nosotros no aceleramos el crecimiento, no podemos mantener nuestro nivel de convivencia, que es la clave que nos hace distintos en el mundo y que hace que las personas y los inversores vean atractivo a este pequeño país en el mundo”, afirmó el titular del MEF, quien consideró que “Uruguay está en condiciones de tomar un conjunto de decisiones que son importantes en los próximos años, en el corto plazo, para realmente pasar a jugar en otra liga”.

El gobierno está “considerando firmemente” la creación de una agencia de infraestructura

Para acelerar el crecimiento económico, Oddone planteó varios puntos: fortalecer los instrumentos institucionales existentes y los incentivos a la inversión para grandes proyectos, extender el estímulo tributario a la atracción de talento extranjero a más campos profesionales (por ejemplo, los de la ciencia y la salud) y “consolidar proyectos de inversión extranjera directa”. Estos últimos, agregó, están esencialmente vinculados a la energía y los data centers.

En esa línea, Ruibal mencionó que hay una agenda público-privada con el gobierno “para ampliar la inversión en data centers”. Dijo que entre la CCU, la Cámara de Comercio de Uruguay y Estados Unidos y la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información, y junto al gobierno, “estamos tratando de atraer nuevos inversores para que vean lo mismo que vio Google”. Al respecto, Oddone dijo que en los próximos días una misión uruguaya visitará Washington “precisamente para hablar con contrapartes de data centers para tocar estos temas”.

Ruibal consideró que el trabajo en esa área se puede imitar en otros rubros. “Hay que poder identificar sectores de la economía donde podemos trabajar juntos”, afirmó, y apuntó que “no hay que esperar a que el Estado nos venga a decir cuál es el área: deberíamos poder ir y ponerla arriba [de] la mesa. Si rebotamos, rebotamos”.

El presidente de la CCU dividió en varios bloques “las cosas que entendemos que se pueden hacer o se pueden atacar”. El primero de ellos estuvo vinculado a la elección de los proyectos, en torno a lo cual planteó la necesidad de tener “un banco de proyectos”. “El empresario no sólo espera que salga el negocio que se publique. El empresario de verdad está permanentemente orejeando la baraja para adelante”, sostuvo. Este banco de proyectos, dijo, permitiría a los empresarios tener “una hoja de ruta de los grandes proyectos” e invertir anticipadamente para capacitar trabajadores o incorporar tecnología.

Con ese objetivo es que la CCU y Ruibal han planteado desde hace algunos años la creación de una agencia de infraestructura. Sobre este planteo, Oddone afirmó que el gobierno está “considerando firmemente” la creación de la agencia, que permitiría contar con un banco de proyectos y “una indicación [de] hacia dónde vamos en materia de proyectos de inversión de obra pública”. Si bien la iniciativa no se incluyó en el presupuesto quinquenal, el ministro aseguró que el gobierno está “firmemente comprometido” con el planteo.

Oddone indicó que las prioridades en materia de obra pública para este período ascienden a los 3.268 millones de dólares —unos 800 millones de dólares por año—, bajo diversos mecanismos de financiamiento (presupuesto nacional, empresas públicas e inversión público-privada). En ese total, casi 2.100 millones de dólares estarán destinados al rubro de transporte y logística, 380 millones a desarrollo territorial y movilidad urbana, 540 millones a proyectos de agua, riego y saneamiento, 155 millones a infraestructura de salud —como el Hospital de la Costa— y 100 millones en materia de seguridad.

“Uruguay tiene que tener contratos de obra pública donde los riesgos de los costos financieros estén mejor distribuidos”

En otro pasaje de su exposición, Ruibal también se refirió a la elección de instrumentos de financiamiento. “Tenemos que modernizar los contratos”, sostuvo el presidente de la CCU, para quien “en Uruguay no estamos quedando con los contratos de obra”. Oddone también dijo estar “absolutamente de acuerdo” con esa visión, y sostuvo que se deben “adoptar visiones nuevas en materia de contratos”.

“Uruguay quiere, como en muchísimos ejemplos, pasar a una nueva generación de contratos, de acuerdos institucionales, de regulaciones, porque efectivamente estamos jugando en otra liga”, indicó. El ministro apuntó a implementar modalidades de contratos “más modernas, más proclives a la incorporación de tecnología, que gestionen la productividad, que es un tema crucial para el sector empresarial y para el sector trabajador”. Y que al mismo tiempo “salgan de la comodidad de que todo el riesgo financiero esté sobre el costado del sector público, de la obra pública”.

“Uruguay tiene que tener contratos de obra pública donde los riesgos de los costos financieros estén mejor distribuidos, hay que gestionar mejor eso”, indicó Oddone. En ese sentido, sostuvo que no solamente se deben revisar los contratos en términos de su formulación, “en cuanto a las garantías de corto y largo plazo para poder ser vendibles a financiadores, sino también para que todo el riesgo financiero de un cambio de precios relativos no estén sobre la espalda del sector público”.

Ruibal señaló que “lo más sano” es que el riesgo esté “siempre en la espalda del que lo puede mejor evaluar”, porque “es el que le puede poner el número al riesgo”. Oddone consideró que “no hay nadie mejor que el sector privado para gestionar el riesgo financiero”.

Con respecto al crecimiento de la construcción en los últimos cinco años, Oddone señaló que este “estuvo muy por encima del crecimiento de la economía del país”. En ese marco, señaló que “la política económica tiene que velar porque haya una cierta armonía en el crecimiento entre los distintos sectores”. Entre otras cosas, explicó el ministro, “porque un extraordinario crecimiento de un solo sector puede generar alteraciones en precios relativos o puede alentar en algunos mercados, como el mercado financiero, episodios que no deseamos”.

“Parte de lo que nosotros queremos hacer con esta visión global es hacer que la construcción siga jugando un papel muy relevante, pero al mismo tiempo ser cuidadosos de cómo son los efectos del crecimiento de la construcción en el conjunto de la economía, no solamente del empleo, no solamente en los salarios, sino también en la estabilidad”, apuntó Oddone.