Con representantes de América Latina, África, Asia y Europa, la capital uruguaya fue sede de la Iniciativa Uruguay Sur, un espacio destinado a repensar la política industrial verde y las finanzas internacionales desde la perspectiva del Sur global. El encuentro, realizado el miércoles 8 y jueves 9 de octubre, fue impulsado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), el Transnational Institute (TNI) y el Sistema de Naciones Unidas en Uruguay.

Durante dos días, autoridades, investigadores, sindicatos, cámaras empresariales y organizaciones sociales debatieron sobre cómo construir un plan de industria que promueva una transición ecológica justa, sostenible y adaptada a las realidades del Sur, al tiempo que se delinearon estrategias comunes para transformar la arquitectura financiera internacional y promover la cooperación Sur-Sur.

Expertos sudamericanos destacaron, en diálogo con la diaria, la iniciativa del gobierno uruguayo y del MIEM para fomentar una discusión desde el Sur global que permita romper con la subordinación y proponer nuevos modelos económicos.

Repensar la política industrial

El investigador uruguayo Daniel Chávez, doctor en Estudios del Desarrollo por la Universidad Erasmus de Róterdam y coordinador del Laboratorio de Política Industrial Verde y Global del TNI, destacó que el encuentro marca el inicio de un proceso regional para repensar la política industrial y la arquitectura financiera desde la mirada del Sur global.

“En este seminario se combinaron dos intenciones. Por un lado, la decisión de la ministra [de Industria, Fernanda] Cardona de aprovechar los insumos de este evento para diseñar el Plan Industrial de Uruguay. Y por otro, nuestra aspiración de conformar un grupo de trabajo permanente que reúna a investigadores, organizaciones sociales y gobiernos progresistas del Sur”, explicó Chávez.

El objetivo es “pensar con autonomía políticas públicas que no estén diseñadas para satisfacer los intereses tradicionales, ya sean domésticos o foráneos, sino que sean políticas públicas pensadas para responder a las necesidades reales de la población de los países del Sur”, agregó.

Por su parte, el doctor en Economía brasileño Pedro Rossi calificó la iniciativa de Uruguay como “única e imprescindible”. “El debate global sobre clima y finanzas está guiado por narrativas del Norte global permeadas de intereses y que no contemplan adecuadamente las especificidades de los países del Sur. Hay muchas voces críticas, pero están fragmentadas, todavía son marginales y no hay una coordinación desde el Sur para una narrativa alternativa con impacto efectivo”, reflexionó el profesor asociado del Instituto de Economía de la Universidad de Campinas y vicepresidente y economista jefe en el Fondo Mundial para la Nueva Economía (Global Fund for the New Economy en inglés).

El experto consideró que la iniciativa llena un “espacio vacío” porque responde a la demanda “de los gobiernos, de la sociedad civil y al momento histórico que vivimos”.

“La ministra Fernanda Cardona demuestra visión estratégica y sensibilidad histórica, entendiendo la oportunidad actual y reconociendo que los problemas de desarrollo de Uruguay están entrelazados con cuestiones internacionales fundamentales. Uruguay puede ofrecer al mundo alternativas a un orden internacional en crisis, y creo que el mensaje será mejor recibido que si viniera de actores que ya ejercen hegemonía global o regional”, indicó.

Transición verde

Mientras tanto, la economista argentina Verónica Robert, quien es profesora de Economía en la Universidad Nacional de San Martín y se desempeñó como subsecretaria de Estrategia para el Desarrollo en su país entre 2022 y 2023, destacó la importancia de la iniciativa, ya que visibiliza una agenda que no suele ser vista en los medios de comunicación. Asimismo, remarcó que el evento congregó a diversos especialistas que vienen analizando la coyuntura internacional.

En tanto, el doctor en Economía por la Universidad Federal de Río de Janeiro y profesor grado 4 en el Instituto de Economía de la Universidad de la República Carlos Bianchi sostuvo que le “sorprendió plenamente” la propuesta impulsada por el gobierno uruguayo, sobre todo porque el MIEM está “retomando la planificación en políticas industriales orientadas al cambio estructural con énfasis en la transición verde”.

“Es una cuestión ineludible, y hace poco se publicaron datos muy críticos sobre la situación de nuestra industria manufacturera. Creo que es un sector esencial para el desarrollo nacional, y que se retomen estas actividades es superpositivo. Ojalá se puedan sostener y se concreten acciones que se sostengan más allá de los cambios del gobierno, porque, como dice la ministra, son planes que por lo menos necesitan un par de décadas, pasan rápido y si se interrumpen, no se logran los objetivos”, consideró.

“El Sur viene a proponer”

La ministra de Industria, Energía y Minería, Fernanda Cardona, destacó en la mesa inaugural del encuentro el rol de Uruguay como anfitrión de una iniciativa que busca proyectar una voz genuina del Sur.

“Colocar esta piedra fundamental es un primer hito a nivel internacional. La iniciativa nos convoca en un momento especial no sólo para Uruguay, sino para la región y el mundo, y es un privilegio hacer un encuentro en esta ciudad. Estamos en la capital más al sur de América y esto también es simbólico. Es un paso decisivo para hacer un futuro industrial compartido”, expresó.

La jerarca llamó a “pensar y a trabajar hacia una política industrial verde” que responda a nuestra realidad, que tenga una voz genuina.

“Montevideo se convierte en un espacio de diálogo entre el Sur y también con el Norte. Es un encuentro entre los que consideramos que es posible un desarrollo más sostenible, más justo y más soberano”, afirmó.

La ministra consideró que el Sur global tiene historias y experiencias “comunes” y remarcó que no es sólo un lugar geográfico, sino que es “un concepto económico, político y social contra la dependencia y la desigualdad”.

Asimismo, sostuvo que la transformación tecnológica coloca al Sur global ante decisiones que definirán las próximas décadas. “Nos enfrentamos al riesgo de que la transición ecológica global repita los mismos desequilibrios que quiere corregir. El Sur no viene a esperar recetas de otros lados, viene a proponer. Si no tenemos estrategias, estamos condenados a adaptarnos a los planes de otros”, remarcó.

Cardona subrayó que Uruguay llega a esta instancia con “credenciales sólidas”, tras haber transformado su matriz eléctrica y alcanzado más del 95% de generación renovable entre 2008 y 2017. “Demostramos que se puede crecer contemplando el ambiente y defendiendo la democracia”, enfatizó.

Políticas pensadas desde el Sur

Daniel Chávez, en tanto, interpretó, en diálogo con este medio, que la actual “explosión” de estudios sobre política industrial verde está dominada por visiones del Norte global.

“Desde el Sur también compartimos la urgencia ecológica, pero no podemos separar esa agenda de los debates sobre desarrollo. No se trata sólo de descarbonizar, sino de construir estructuras productivas soberanas que generen bienestar y reduzcan la dependencia”, sostuvo.

Los países del Sur deben preocuparse no sólo por la descarbonización, sino también por cómo crear empleos de calidad, cómo dar respuesta a la necesidad de la gente, ya sea en lo concerniente a la provisión de energía, transporte, producción de bienes y servicios básicos y salud, agregó.

Desafíos

En tanto, el economista Carlos Bianchi observó que América Latina y el Sur global se enfrentan a “muchísimos desafíos”, sobre todo porque se desconoce cuál será la industria que se viene, el rol que jugará ni el tipo de procesos que llevará adelante. “Tenemos que lidiar con lo que no se conoce frente a un momento de quiebre, donde las formas de organización multilateral están en jaque”.

El académico uruguayo sostuvo que Brasil y México eventualmente pueden ser líderes en la región y podrían tener una “ventana de oportunidad”; frente a ese contexto, Uruguay podría participar de una manera “inteligente”.

Sin embargo, son “más los desafíos que las oportunidades” y el mayor reto es que el Sur global genere “alianzas estratégicas”, añadió. Consideró que la inserción del Sur global no debe ser a partir de la exportación de materias primas, sino desde productos con valor agregado. No obstante, advirtió que el desafío es “muy difícil” porque ningún país puede terminar en el corto plazo con las exportaciones de recursos naturales que siguen generando dependencia del Norte global.

Desde la experiencia de Uruguay, “está claro” que el desempeño productivo condiciona las políticas sociales, dijo el economista, remarcando que existe una “tensión decisoria” en la que la sociedad deberá decidir cómo administrar entre un “escaso crecimiento” y postergar beneficios en el corto plazo para encaminar una senda sostenible.

“El problema es que es fácil decirlo [eliminar la exportación de materias primas], pero hay actores, y todos con legítimos intereses. Creo que construir ese consenso para poder posicionarse de una manera diferente es un debe no sólo de Uruguay, sino de toda América Latina”, concluyó.

El problema de la región

Por su parte, Robert sostuvo que es clave pensar en una agenda desde el Sur global, ya que su transición es “completamente distinta y no se puede impulsar sin analizar la transformación productiva”.

“Siempre se habló del problema de la industrialización de América Latina y se buscaron estrategias. En este momento, además de cumplir con los objetivos de la industrialización, hay que tener presentes los fines climáticos, ambientales. Y ese es un problema específico desde el Sur global. El Norte ya tiene desarrollo económico y estructuras”, remarcó.

Desde los 70, América Latina se ha “desindustrializado muy fuertemente” y los gobiernos deben pensar en la recuperación de la actividad manufacturera. “Para eso la región tiene que montar un modelo donde quede claro qué es lo que América Latina va a producir y por qué es importante que lo haga. En ese sentido, es fundamental que América Latina decida qué es lo que va a producir en función de la cantidad y calidad de empleo que va a crear. No es posible buscar un tipo de industrialización, de desarrollo productivo, con exclusión. América Latina es la región más desigual del mundo y es un desafío impostergable resolver los problemas de desigualdad”.

Alejandro Sánchez: “La inteligencia artificial debe converger con la sostenibilidad”

El secretario de la Presidencia, Alejandro Sánchez, resaltó durante la mesa inaugural la importancia de pensar en el desarrollo industrial desde el Sur global en un contexto internacional marcado por tensiones geopolíticas, proteccionismo y transformaciones tecnológicas aceleradas.

“Estamos en un mundo incierto, de crisis, no está claro hacia dónde vamos a ir [...] Estamos viviendo un proceso muy grande de proteccionismo, guerras comerciales, y se necesita que nos integremos en regiones. El escenario internacional es propicio para pensar cómo desde el Sur se pueden pensar nuevas estrategias de desarrollo”.

Sánchez sostuvo que frente a la inteligencia artificial (IA), que promete niveles de productividad “altísimos” a una velocidad “muy rápida”, los gobernantes tienden a “paralizarse”. “Debemos lograr que la IA tenga una convergencia con la sostenibilidad, porque si no cuidamos el medioambiente, podemos tener mucho dinero y capacidad tecnológica, pero tendríamos sociedades muy desiguales y afectadas enormemente”, agregó.

El jerarca advirtió que el cambio climático podría costar entre uno y cinco puntos del PIB, y llamó a incorporar la sostenibilidad como eje de competitividad. “No nos podemos dar el lujo de tener estas pérdidas”.

“La discusión de cómo se industrializa un país no es posible sin integración a cadenas globales de valor, que pueden ser regionales, pero que también deben ser amplias. Difícilmente se pueda pensar en la industrialización en América Latina sin integración y alianzas en otras partes del mundo, de ahí la importancia del Sur global”.

Sánchez consideró que el proceso de industrialización debe darle más valor a lo que los países ya producen. “No podemos tender a pensar el proceso alejado de la producción de alimentos cuando es el sector clave de este sector. El problema es si vendemos commodities y genética. Tenemos que incorporar la tecnología y robotización, donde América Latina viene atrás. Ese es el desafío que tenemos como región. No va a haber industrialización si no se incorpora la innovación”.

Consideró que el país y la región están en un proceso en el que se debe “reconvertir la industria, los trabajadores y los estados”. “Si las agencias estatales no cambian, será difícil que podamos avanzar. No hay industria, por potente que sea, que pueda hacer frente a los desafíos [...] La experiencia histórica muestra que esto no viene por sí solo ni por esfuerzos aislados, sino que hay que tener voluntad política para articular a los trabajadores, empresarios, academia y el Estado para poder empujar con valentía el desafío de esta nueva ola de cambio tecnológico para que efectivamente el Sur global pueda cambiar en algo su lugar en el mundo”.